Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadaver: James Dean

James Dean

Santi Fernández

La frase, erróneamente atribuida al actor norteamericano nos da pie a inaugurar una sección que durante las próximas semanas nos acercará un poco a las jóvenes estrellas de cualquier campo del arte cuya muerte prematura causó una revolución posterior en la forma de entender dicha faceta artística.

James Dean murió la noche del 30 de septiembre de 1955, con 24 años en la carretera que llevaba de su casa a Salinas, a la altura de la localidad de Cholame. el ocho de febrero de este 2011 el actor habría cumplido 80 años.

Estaba rodando la que sería su tercera película, Gigante, de Eliz Kazan, en la que interpretaba a Jett Rink, anteriormente sólo dos películas levantaron el mito del actor, Al Este del Eden, Cal Trask, también de Elia Kazan y Rebelde sin Causa, Jim Stark, de Nicholas Ray, quedará para siempre la anécdota de que en sus tres papeles principales el apellido del actor acaba en k.

Aunque la leyenda ha hecho mucho por ofrecernos una imagen rebelde del joven actor, más basada en los papeles de sus películas que en su vida real, el caso es que Dean, de las tres premisas que enmarcan este artículo sólo cumple dos, no vivió deprisa, pero si murió joven y, por supuesto, dejó un bonito cadaver. El actor era un trabajador compulsivo en sus papeles, que preparaba a conciencia, sólo hay que recordar la primera escena de Rebelde sin Causa para entender lo que podía pasar por su mente al rodarla.

La muerte del joven Dean tiene mucho de mito y realmente fue mítica, había comprado el Porsche Spyder 550, al que llamó 'The Little Bastard' quince días antes, y se había pasado el día arreglándolo para una competición, legal, en Salinas, California, de hecho una de las últimas fotos que se tomaron del actor fue al lado del vehículo, poniendo gasolina unos días antes. El actor conducía a una velocidad normal, aunque de nuevo la leyenda quiera que condujera a toda velocidad, cuando en un cruce otro vehículo se cruzó en su camino, y la tragedia hecha memoria para siempre. James Dean le había dejado a su Elisabeth Taylor su gato unos días antes para que lo cuidase.

Para el recuerdo uno de las mayores promesas del cine norteamericano, nominado en dos ocasiones(de tres) al Oscar a mejor actor y ganador de un Globo de Oro por su actuación en Gigante.

¿Cómo hubiera sido la historia del cine si el muchacho de mirada perdida no se hubiera cruzado con un Ford? Uno siempre ha pensado que la trayectoria de Dean hubiera corrido muy paralela a la de Marlon Brando, con permiso de Dean, con permiso de Brando.

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