Américo Vázquez: “Yo seguiré siendo, primero berciano y argentino después”

Américo Vázquez Vuelta

Manuel Cuenya

En lo profundo del tiempo/ Te abandone en la distancia/ Pero una mezcla de sueños/ Y relatos me habitaban./ Un día besé tu fuente/ Y los cristales del agua/ Ocuparon mis entrañas/ Agitando sentimientos/ Como si fueran fantasmas/ Y en medio de este concierto/ Arropado por la magia,/ Aquí, en este lugar/ Con nieve de luna blanca/ Salió de mi el primer grito/ Que repico en las campanas./¡ Si, fue aquí donde nací!/ ¡Bendita Santa Leocadia!

El médico, narrador y poeta Américo Vázquez Vuelta es uno de tantos bercianos que en su día se embarcaron rumbo a América, en busca de un futuro, una mejor vida, cuando en la provincia de León, en España al completo, las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas eran, cuando menos, adversas para tantas personas. Y estas circunstancias fueron las que llevaron a Américo a la Argentina, país que lo acogió con los brazos abiertos, “grandiosa tierra que me abrió las puertas para que encontrara el camino del conocimiento, en el arte de curar y las ganas de escribir, por mi esposa, María del Carmen, mis hijos y mis nietos”, revive. “La savia seguirá nutriendo el árbol que dará nuevos frutos argentinos, pero yo seguiré siendo, primero berciano y argentino después”, habla con nostalgia de su tierra de origen este entrañable ser humano nacido en Santa Leocadia, en el Bierzo Alto, que recuerda momentos irrepetibles, “todos bellos y nostálgicos” de su infancia y adolescencia en Toreno, Noceda del Bierzo y Ponferrada.

De Santa Leocadia no recuerda nada porque apenas tenía un año cuando su familia se fue a vivir a Fabero, “mejor dicho entre Fabero y Lillo, cerca de la mina El Pozo. A Santa Leocadia la conocí casi 80 años después, un día que Paco Vuelta me llevó para que viera la casa donde nací, bebiera agua de la eterna fuente, conociera la iglesia con sus campanas y donde fuimos recibidos por la amable gente del lugar”.

En Toreno, donde sus raíces maternas se pierden en la lejanía de los tiempos con la llegada de los musulmanes a las riberas de Sil, allá por el año 720, pasó la mayor parte de su adolescencia y juventud, y en esta localidad reinició la escuela primaria con un maestro muy humano y muy sabio, Don Manolo, quien despertó su interés por la lectura, que tanto influiría en su vida.

A fines del 41, el año del hambre, cuenta Américo que la necesidad le llevó a Noceda del Bierzo, a la casa de Don Felipe (Felipote), para el cuidado de las vacas y de un brioso caballo, “que solo Dios sabe cómo no me volteó y descalabró”. En todo caso, guarda muy gratos recuerdos de Noceda, sobre todo el excelente trato que le diera la familia de Don Felipe, “algo de escuela, monaguillo ocasional, la gente sencilla y pueblerina, el tiempo de la siega, las eras, leer los cuentos de Calleja mientras cuidaba las vacas”. Después de aquella aventura, que sin duda evoca al Lazarillo de Tormes, Américo volvió a la escuela hasta que el cuerpo le dio fuerzas para cargar y descargar el carbón de los vagones, “no en el interior de la mina sino afuera en el llamado Muelle –precisa–. No mucho después la mina del Este me vería entrar por su boca negra para llegar cerca del tajo y trabajar de 'guaje', que era la primera tarea que nos daban a los que no sabíamos nada”.

Lo que me embarga es el abrazo y la ternura del cariño de mi madre, eso adquiere una enorme dimensión que aun hoy me hace feliz al recordarlo.

De Ponferrada, Américo rememora su estancia primero en La Puebla y luego en la parte alta, a unos pasos de la Plaza de la Encina y del castillo templario. Y cómo los templarios despertaron su curiosidad por el misterioso castillo, dando rienda suelta a su imaginación y su fantasía. Allí comenzó la escuela primaria. “Entro de lleno en el mundo de los sentimientos y ahí, el corazón manda y, con la ayuda de la memoria, transito, cargado de alegrías y añoranzas, por aquel mundo mágico”. Asimismo, le asaltan recuerdos de cuando comenzó la guerra, metido en la bodega subterránea, escuchando los tiroteos de los dos bandos entre Fabero y Lillo, “lo que me embarga es el abrazo y la ternura del cariño de mi madre, eso adquiere una enorme dimensión que aun hoy me hace feliz al recordarlo. Lo demás, no lo incorporo. No tienen cabida en mi corazón ni el resentimiento ni el odio”.

Argentina, país fantástico

Apenas cumplidos los dieciocho, Américo se embarcó, con su familia, rumbo a Buenos Aires, y fueron a parar al centro de la capital porteña, donde pudo cursar el bachillerato, y posteriormente ingresar en la Facultad de Medicina, completando su carrera en 1963. “Todo ello sin pagar un centavo y con un nivel académico de lo mejor de América Latina. Esto es lo que me dio Argentina, un país fantástico y generoso con todos los seres del mundo que quieran venir a afincarse en esta bendita tierra”, que le ha permitido, además, ejercer su profesión de médico con grandes satisfacciones. Gracias a su profesión –matiza– también ha podido viajar con su familia por varias partes del mundo. Viajar por distintos lugares supone para él una ilustración, que permite ver en directo los hábitos, costumbres y procederes que, por lo otro lado, resultan difíciles de imaginar, “desde lo más trivial a las obras monumentales”. En su caso, viajar es también una fuente de inspiración a la hora de escribir. “A la vez que nos enriquece en conocimiento, nos embarga el alma”.

Confiesa que al principio le costó adaptarse a la idiosincrasia del porteño. “Sufrí algunas escaramuzas que superé con facilidad. El porteño es inteligente, activo, dinámico y rápido en agilidad mental, capta con facilidad los problemas, pero tiene una manifiesta apatía para resolverlos”. En cualquier caso, Américo es consciente de que las culturas son bastante parecidas, y que Buenos Aires es la ciudad más europea de América, al haber recibido a gran parte de los que huyeron de Europa durante la primera y segunda guerra mundial. “Esta ciudad me facilitó la apertura de la mente, que me ayudó a comprender y respetar a todo ser humano de cualquier origen, raza o religión”.

Juanma G. Colinas es un periodista de raza muy creativo, con una enorme capacidad de trabajo, perseverante... estoy convencido que tendrá un gran futuro en el medio de las comunicaciones.

Américo es, desde jovencito, un lector empedernido, que disfrutó y sigue disfrutando con multitud de autores, ya sean griegos o romanos, clásicos o modernos de cualquier origen, aunque siempre le han llegado más aquellos que logran meterse dentro de los personajes, captar y expresar sus sentimientos, su temperamento, su carácter –como el Dostoievski de 'Crimen y Castigo'–, que cala en el aspecto psicológico y drama profundo que embarga al protagonista, llevándolo a aquellas acciones compulsivas e irracionales, después de cometido el crimen. Y su vocación por la escritura creativa, que también surge en su mocedad, se desencadena cuando el periodista toreniense, Juanma González Colinas, le pide vía Internet una breve reseña de su larga historia para dar comienzo a 'Bercianos por el Mundo'. Gracias a Juanma, “Plumilla Berciano”, se difundieron gran parte de sus poemas, y a partir de ese momento Américo decidió publicar sus primeros relatos. “Juanma y Paco Vuelta fueron los catalizadores que me empujaron a ganarle tiempo al tiempo y dedicarme a escribir”, agrega este veterano poeta y narrador, que dedica palabras elogiosas a Juanma G. Colinas, “un periodista de raza muy creativo, con una enorme capacidad de trabajo, perseverante... estoy convencido que tendrá un gran futuro en el medio de las comunicaciones”. Y acerca de Paco Vuelta dice que es un infatigable luchador, dispuesto a difundir la cultura leonesa. “Me unen a él lazos familiares y de profunda amistad. Es un conocedor de la vida y sabe vivirla y disfrutarla cada día, bien sea en soledad contemplando la naturaleza o en compañía de sus seres queridos”.

Buenos Aires me facilitó la apertura de la mente que me ayudó a comprender y respetar a todo ser humano de cualquier origen, raza o religión.

Llegando por Torenillo,/ Bien recuerdo, una mañana,/ Detengo el coche a la entrada/ Mientras por la vieja vía/ Circulaba un tren de carga./ E hincado de rodillas/ Vierto las primeras lágrimas/ No he conocido emociones/ Pasión, ansiedad o calma,/ Sueños, penas o alegrías/ Que conmuevan tanto el alma/ Como acariciar la tierra/ Que de niño yo pisaba/ Y que quedo dentro de mí/ Para que yo la añorara.

Apasionado de algunas obras de Cela, como 'La colmena', que se editó precisamente en Buenos Aires en 1951, o bien 'La familia de Pascual Duarte', Américo siente asimismo devoción por 'El sentimiento trágico de la Vida', de Unamuno, “tema que cala muy hondo, teniendo en cuenta el drama que a todos nos acosa: ¿Después de la muerte qué?”, 'Corazón de Piedra Verde', de Salvador de Madariaga; Borges, “el escritor argentino, de mayor trascendencia”, en el que “predominan los interrogantes sobre la trama profunda de la existencia”, o Marcos Aguinis, “otro escritor argentino, en este caso de palpitante actualidad”.

En su ópera prima, 'Argentina soñada, España querida, Bierzo añorado', Américo nos da una estupenda visión de ese país, que le ha permitido conseguir sus objetivos, aunque reconoce también la extrañas situaciones que vive la Argentina, bien sean políticas, sociales o económicas. “La corrupción, más impunidad, es caldo de cultivo para la desintegración”, señala con cierto pesimismo.

En su segundo libro, 'Ciertas Mujeres y el Médico', nos habla de la relación que existe, en su caso, entre la medicina y la literatura, plasmando relatos reales, aunque algunos pudieran parecer de ficción, que tienen origen dentro de las cuatro paredes del consultorio. Varios están vinculados a la vida de protagonista en su juventud, y algunos se refieren a experiencias de otro colega. “En principio la idea era hacer un elogio a la mujer universal desde los comienzos de la historia –apostilla–, pero quedé enredado en el camino con los relatos cotidianos, algunos cercanos a la ciencia ficción, otros pegados a la vida diaria, pero casi siempre envueltos en enredos y aparentes secretos”, puntualiza este narrador, que disfrutó mucho escribiendo estos relatos, que le han dado grandes satisfacciones, pues además de presentarlos en Toreno (lo recuerdo como un acto entrañable), al igual que su primera obra, también los presentó en Argentina, en Ciudad de La Plata, en el Centro Castellano-Leonés, con el apoyo de La Universidad Nacional de la Plata, y en Santa Fe, con el aval de la Facultad de Ciencias Económicas.

En la actualidad, está concluyendo una novela, cuyos personajes son reales y están vinculados con uno de los capítulos de 'Ciertas Mujeres y el Médico'. “Me pareció interesante profundizar en sus vidas con sus avatares y consecuencias. El título es 'Natasha'”, remata.

Entrevista breve a Américo Vázquez Vuelta

“Prefiero un gobernante honrado sin muchas luces, que a un ladrón aunque sea un genio”.

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Corazón de Piedra Verde', de Salvador de Madariaga.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Me cuesta limitarme a un personaje, bien sea histórico, real o de ficción. Con todo respeto, descarto el aspecto religioso, por no considerarlo literario o dar origen a versiones literarias. Tendré más en cuenta a aquellas personas de carne y hueso, que pusieron en riesgo su vida, o la perdieron, buscando conseguir sus objetivos. Mencionaré en primer término a un hombre excepcional como fue Mahatma Gandhi, que tanto hizo por la India, hasta lograr su independencia del Imperio Británico en 1.947, usando siempre el principio de la “no violencia” y esa fue su fortaleza, por ello merece el respeto y la admiración en el mundo entero. Yendo a otras personalidades, no tan espirituales, me vienen a la mente: Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que partió hacia las Américas en 1.527, recorrería con su gente parte de México y lo que hoy es Texas en los Estados Unidos y casi ocho años después regresa a la Ciudad de México, donde es recibido por el Virrey, Antonio de Mendoza, y Hernán Cortés, con todos los honores. Regresa a España, pero la impronta de aventurero español lo lleva de nuevo, en este caso, a América del Sur. Inicia la travesía de Las Amazonas en noviembre de 1.541. Llega a Asunción del Paraguay después de cuatro meses de odisea y haber descubierto las Cataratas del Iguazú.

Dejo de lado a Cristóbal Colón y a Hernán Cortés por ser demasiado conocidos. Mencionaré a Vasco Núñez de Balboa. El 25 de septiembre avista por primera vez lo que él denominó Mar del Sur (Océano Pacífico). Para navegar por él construyó tres naves, que fueron consumidas por la carcoma. Las volvió hacer y una lluvia torrencial las arrastró hacia el Mar del Sur destruyéndolas. No se dio por vencido y pudo construir dos bergantines, con los que pudo navegar y descubrir lugares nunca vistos. En sus aventuras lo esperaba un trágico final. Sin duda, estos personajes no son literarios, pero sí han dado sobrados motivos para que corriera mucha tinta en la que se encerraban sus aventuras. Es para destacar que este intrépido aventurero había nacido en Jerez de los Caballeros, pero sus padres eran de Villafranca del Bierzo.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

El término me parece demasiado fuerte, pero he leído varias obras de uno muy conocido, Paulo Coelho, que no lograron despertarme interés, ni siquiera cuando transita el Camino de Santiago.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La perseverancia y la honradez.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Honradez y sencillez.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política actual está gravemente enferma, contaminada por la corrupción, de la que pocos países pueden salvarse, si es que se salva alguno. En el caso concreto de esta bendita Argentina, que tanta riqueza le ha dado Dios, el político corrupto está amparado por la impunidad que lo protege del ladronicio.

En mis primeros relatos narraba un caso: Quien fuera el vicegobernador de la provincia de Entre Ríos, oriundo de Santa Elena, ciudad en la que vivo, fue juzgado y condenado por haber robado el equivalente a cinco millones de dólares. Dije “condenado”, por decirlo de alguna manera, pero ni fue preso ni devolvió el dinero robado y, sin que pasara mucho tiempo, fue elegido intendente de Santa Elena, con el 56 % de los votos. Esto de los votos es muy significativo, porque los votantes tampoco condenaron al ladrón, sino que lo premiaron. Aquí entra de lleno el comportamiento de la sociedad frente a los políticos corruptos. Los aceptan como si fueran personas normales y honestas y así se sigue tejiendo la madeja de la decadencia moral del mundo. Conclusión: La sociedad también padece lo suyo por aceptar el proceder de los políticos non santos.

Ciertas mujeres y el médico

Debemos reconocer que hay miles y miles de políticos honestos en los que se puede depositar la confianza y el voto.

Personalmente prefiero un gobernante honrado sin muchas luces, que a un ladrón aunque sea un genio.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Las cosas que me divierten pasan por compartir momentos gratos con la familia y amigos, algunos espectáculos, viajar de vacaciones ocasionalmente, viendo que la gente es feliz. También disfruto con mi deporte preferido, el golf, que hace más de medio siglo que practico y aun lo sigo jugando. Por lo demás, miro la vida con mucho optimismo y “credulidad”. Esto me da mucha confianza e incluso esperanza en que la política mejore.

¿Por qué escribes?

Escribo porque me mueven los sentimientos y a veces la razón para dejar plasmadas mis divagaciones, con la esperanza de que puedan despertar algún interés.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Me cuesta, por mi inexperiencia, para meterme en esas páginas, navegar por ellas y sacarles el provecho que sé que tienen.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Estimo que en mi caso todo me surge por haber sido un apasionado lector. Disfruté muchísimo con la lectura, que a su vez me hacía crecer en conocimiento y seguro que cada autor iba dejando en mí su impronta, que seguramente aflorará en mis narraciones, aunque me considere un autodidacta.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Actualmente no sigo ningún blog, tal vez sea, como decía antes, por mi inexperiencia para manejar Internet. Hace años hubo una excepción que fue muy valiosa para mí. Ya lo mencioné: Juanma González Colinas. Si no hubiese existido aquella conexión, a la que se sumó Paco Vuelta, mis relatos no habrían visto la luz.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

El mundo también está enfermo. Uno de esto días escuché a un aborigen argentino decir: 'La Pachamama' tiene fiebre (la madre tierra tiene fiebre). Los científicos dirían: la capa de ozono, el calentamiento global, la contaminación, etc. Pero ya saben que soy un optimista y un crédulo. La esperanza es lo último que se pierde y creo que el hombre puede despertar, encarrilar el mundo y hacer que 'la Pachamama' no tenga fiebre. Dios sabe que es una ardua tarea.

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