Manuela Vidal: “Escribo para ser”

Manuela Vida. Foto: Alezeia F. Vidal.

Manuel Cuenya

“...Dice mi abuela que el calor es ese pañuelo extendido. El que se dibuja azulado por encima del verdor de las plantas, sin llegar a caer, y que sortea los paños de humo que manan de los motores de riego de los labradores y que se va perdiendo por todo aquel cielo a su altura. Huele a menta joven y a gasolina rancia, a hierbabuena, a té, al lúpulo que se trepa mágico por los tendales de madera, a sombra y a rumor de agua...” ('Cuando la hierba se tupe a los lados')

Narradora, poeta, ilustradora, Manuela Vidal fue finalista y ganadora respectivamente en los años de 2007 y 2008 del Concurso de Relatos convocado por 'Diario de León' con 'El trapero' y 'Cuando la hierba se tupe a los lados', dos de sus cuentos preferidos, que le han reportado momentos muy agradables, porque disfrutó mucho escribiéndolos a pesar de que lo hiciera en una etapa complicada de su vida.

El relato ganador, 'Cuando la hierba se tupe a los lados', está escrito con ternura y sensibilidad, con la mirada de una niña que descubriera o re-descubriera el mundo, su mundo, que en cierto modo hace recordar al maestro mexicano Juan Rulfo.

'El trapero' nos cuenta, según su autora, una historia basada en la realidad, una de esas historias estremecedoras que escuchara ella, siendo una niña, en un filandón. Y tan impactada quedó, que decidió plasmarla por escrito. Se trata de un relato impregnado de muerte, que en este caso recuerda a 'Crónica de una muerte anunciada' de García Márquez, cuyos protagonistas nos hablan incluso desde la muerte como en los mejores cuentos del autor de 'Pedro Páramo'.

Cuenta su autora que darles voz, conformarlos como textos, no le resultó difícil, habida cuenta de que ambas historias llevaban en ella muchos años, sin embargo tardó algún tiempo en escribirlas. En realidad, escribe de un modo creativo desde que era una niña, si bien no era consciente de la importancia de la escritura, “escribir para ser”, una necesidad que se ha ido imponiendo a lo largo del tiempo y que le ha impulsado a asistir a talleres de escritura creativa, de gran ayuda, en los cuales ha aprendido a compartir los textos, a mejorar con las críticas.... Además, cree que la lectura es uno de los pilares de la escritura. “Son áreas que se nutren y que están fuertemente ligadas. La lectura te permite conocer y el conocimiento refuerza al escritor y, por lo tanto, lo escrito”, precisa esta licenciada en Filología Alemana, cuyos estudios le han procurado conocer mejor el lenguaje, incluso el idioma propio. “Una herramienta más para poder exprimir toda la esencia a la palabra. Cuanto más conoces de ella mejor puedes manejarla y adaptarla a tus propias reglas, a la musicalidad que te requiera, y eso me encanta, me gusta jugar con ella y ver cómo con una misma palabra, según la utilices, puedes sugerir tanto. Me parece algo tan bello, tan sencillo, tan poco valorado, tan humilde y fascinante...”, dice esta creadora, que descubriera a Cortázar muy jovencita, gracias a su hermana mayor que bromeaba diciéndole que en el instituto le habían mandado leer a un tipo que escribía tan “complicado” como ella. “No sé si tenía razón mi hermana pero lo cierto es que me fue muy fácil leerlo y adorarlo. Realmente, creo que es él el culpable de que escriba”, manifiesta Manuela, que también se siente deudora de grandes escritores como Rulfo (léanse sus relatos), Borges o Ítalo Calvino, sus “pilares y referentes”, añade ella, que, como poeta y devota de la poesía, no puede prescindir de los poetas leoneses Juan Carlos Mestre y Antonio Colinas.

“...Nunca lo habían hecho cuando él venía y la tomaba. Cuando, sobre su cuerpo apretado de miedo, le entraba y le quebraba las entrañas burlando la noche y el sueño. Nunca se revolvieron y nos alertaron de lo que ocurría en la alcoba de al lado, tras la cortina con colores roídos a modo de flores. Madre le aguantaba en silencio las violentas embestidas...” ('El trapero')

Hemos ido transmitiendo oralmente el ADN de un universo cargado de leyendas, de música, de acertijos, de versos, de cultura, en definitiva

Un universo de leyendas

En este sentido, cree que en la provincia de León ha habido y hay muchos y buenos narradores y poetas, lo que no deja de resultar muy curioso, sobre todo para quienes no son de aquí, según ella, convencida de que tiene mucho que ver en ello el gusto por contar y contarse, los filandones al calor de la palabra y la lumbre, “esas veladas llenas de vida y noche, donde sin ser muy conscientes de ello, probablemente, se ha ido forjando nuestro carácter, hemos ido transmitiendo oralmente el ADN de un universo cargado de leyendas, de música, de acertijos, de versos, de cultura, en definitiva, donde tanto la forma de relatar como lo relatado estaba muy pensado, era una palabra, de esta manera, muy trabajada con la que se jugaba y a la que se ponía al servicio del que decía sabiendo lo que se quería decir y sacándole todo el jugo al significado y al significante con el único fin de que llegara tal y como se pretendía al destinatario del mensaje. Es algo que hemos interiorizado desde parámetros de emociones de agrado y placer, que dependiendo de la sensibilidad de cada uno así se muestran”. Así se expresa esta oriunda de Quintana del Marco, su “útero”, siempre presente -a través de su gente, su luz, su olor, sus sendas... unas veces de manera más sutil, otras de forma mucho más evidente-, en sus textos, sus poemas; Quintana del Marco como el lugar que la conforma y la nutre, que la abriga y le permite ser. Aunque se siente muy unida a su tierra natal, también sigue muy vinculada emocionalmente a Valladolid, donde cursara la carrera de Filología, y Madrid, donde ha trabajado. En cada una de estas ciudades confiesa haber vivido etapas muy distintas. “Sus identidades, tan dispares, me han enriquecido personalmente; el contraste de caracteres, de un Valladolid que en los ochenta, cuando yo estudiaba, tenía un marcado carácter conservador de una minoría fuerte y poco tolerante, que se iba abriendo, iba aceptando lo nuevo, no sin un importante esfuerzo, a un Madrid de todos y para todos, que proponía y aceptaba, un Madrid que bullía, supuso, sin duda, para mí una de las experiencias más fascinantes”, recuerda Manuela, que en otra época colaborara con Onda Cero con una sección “Qué lees, qué escribes”, un espacio lleno de poesía, “divertido y entrañable”. Asimismo, en el año de 2013 puso voz a la poesía en el patio de armas del castillo de Palacios de la Valduerna (XXVIII edición de 'Poesía para Vencejos'), junto a personalidades de la talla del inolvidable Conrado Blanco, lo que le resulta estremecedor al recordarlo, “como estremece ver y sentir el calor de la gente en Oliegos, la fuerza del agua cediendo a la fuerza de la palabra”.

Me gusta comprobar lo serio que es tratar con humor todo tipo de temas, hasta los que no hacen ninguna gracia

En lo que respecta a su faceta como ilustradora, llegó a ser finalista del premio Joven y Brillante de Ilustración con la obra 'Salvemos las catedrales', “una sorpresa maravillosa”, que le permitiera conocer a los más grandes del mundo del humor gráfico y “comprobar lo serio que es tratar con humor todo tipo de temas, hasta los que no hacen ninguna gracia”. Algunas de sus viñetas de humor gráfico se recogen en el libro 'Mi querida España'. El humor gráfico es, en su opinión, otra forma de decir muy diferente a la creación literaria, porque, en el primer caso, poco o ningún espacio queda para la sugerencia. “Son parcelas del arte muy separadas”, señala ella, al menos en su caso, cuyas viñetas eran mayoritariamente sobre temas políticos, actualidad que supera con creces toda ficción, aunque no tendrían relación con sus textos.

En la actualidad, la autora de 'Piruja, la bruja' -un libro que se gestó como un juego, como una manera de transmitir el gusto por viajar (a ella que le encanta viajar), conocer y descubrir-, tiene la fortuna de seguir 'filando' poemas, relatos, emociones... en varios filandones y encuentros literarios. Recientemente ha participado en 'Poesía a Granel', en su segunda edición, celebrada en La Bañeza, una velada poética monográfica, que en esta ocasión estuvo dedicada a 'El sepulcro de Tarquinia' del maestro Antonio Colinas.

Y, por supuesto, tiene prevista la publicación de un libro con sus últimos poemas.

Entrevista breve a Manuela Vidal

“La gente ha despertado la conciencia de lo social que llevaba años dormida”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Complicado decir uno... 'El Quijote'.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Julio Cortázar.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Complicado decir uno... Lucía Etxebarria.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Luchadora.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La franqueza.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Parece haberse abierto un nuevo período, una nueva transición pero no siento que cambie lo profundo, los valores reaccionarios arraigados en la sociedad. La gente, y no tanta cómo sería de esperar a tenor de lo que está ocurriendo, ha despertado la conciencia de lo social que llevaba años dormida, dejándose mecer en engañosos arrumacos, y eso me parece muy importante.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Viajar y hablar distendidamente con los amigos.

¿Por qué escribes?

Para vivir.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

En mi caso no creo que me sirvan para ejercitar mi estilo literario aunque confieso que no es algo a lo que dedique mucho tiempo.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Los clásicos siempre son referente.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No escribo en ningún blog aunque sí me parece una buena herramienta para darse a conocer y para descubrir a escritores con propuestas muy interesantes.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Lo siento, ojalá lo entendiera.

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