Gonzalo López Alba: “La buena literatura no sabe de orígenes sociales ni procedencias geográficas”

Gonzalo López Alba

Manuel Cuenya

“Hoy me he llevado una sorpresa al abrir el buzón de mi correo electrónico. Me ha escrito una chica rusa. Se llama Antonina. Dice que nos conocimos en Badoo, aunque yo no lo recuerdo; puede que sí, puede que no, porque envié muchos mensajes, pero si tiene mi email ha de ser porque antes contacté con ella (¿o no?)...”

(Gonzalo López Alba, fragmento del Diario de Mariano, 10 de octubre de 2003, correspondiente a 'My dear love')

Premio Luis Carandell por su labor como cronista político y parlamentario, Gonzalo López Alba ha trabajado en diversos medios, como 'ABC' o bien 'Público', además de colaborar ahora con 'El confidencial' e 'Interviú'.

Si bien ha publicado tres libros, Gonzalo no se considera escritor, porque, según él, hay autores que han publicado decenas de libros y nunca llegaron a ser escritores. “A otros, como Juan Rulfo, le bastó con escribir uno ('Pedro Páramo') para serlo”, puntualiza este periodista berciano, que lleva 35 años de actividad profesional, cuya carrera profesional ha desempeñado y desempeña en la capital de España, adonde se fue a estudiar con tan sólo 16 años. Por tanto, estamos ante uno de tantos bercianos ilustres e ilustrados que viven y desarrollan su trabajo fuera de su tierra, lo cual es una pena para nuestra comarca.

Ojalá esta tendencia cambiara con el paso de los años, y nuestros talentos, nuestro capital humano se quedará en nuestra zona. En todo caso, Gonzalo es consciente de sus raíces porque en el Bierzo sigue viviendo la mitad de su familia, entre ellos el narrador Ruy Vega, al que también tuve la ocasión de entrevistar para este medio.

No sólo eso, sino que fue el propio Ruy Vega quien me habló de su tío Gonzalo López Alba. “Cuando vengo al Bierzo siento que vuelvo a casa y, también, pena al ver cómo tenemos tanta riqueza y potencial desaprovechados”, rememora Gonzalo, sabedor de que el Bierzo cuenta con esos recursos humanos a los que antes hacíamos referencia.

Nacido en la “pequeña Compostela”, donde confluyen los ríos Burbia y el Valcárcel, Gonzalo pasó sus primeros años de vida en una barriada de Vega de Valcarce. Y cuando le preguntan de dónde es, responde en tono humorístico (rememorando al gran Max Aub) que es de Cacabelos, porque “uno es de donde hizo el Bachillerato”.

Se siente berciano por los cuatro costados, “incluso con unas gotas de sangre gallega, para que no falte de nada. La nuestra es una tierra fronteriza y, como tal, de mestizaje, y eso forma parte de mis señas de identidad”. En este sentido, está convencido de que, tanto en el periodismo como en la literatura, y también en su personalidad, es fruto del mestizaje, confesando su gusto por los clásicos españoles, pero también por el realismo mágico de los autores iberoamericanos y obras de escritores de todos los continentes: europeos, japoneses, árabes, africanos, estadounidenses, rusos... “La buena literatura no sabe de orígenes sociales ni procedencias geográficas”, apostilla este berciano/leonés, el cual cree, “medio en broma medio en serio”, que la provincia de León es una tierra que sólo produce inútiles porque quizá no haya otro territorio con menos extensión geográfica –apunta– que tenga una nómina más abundante y notable de escritores. “Por cada nombre que pudiera decir, me olvidaría de tres, así que prefiero no decir ninguno. Si me pones en el brete, confieso que entre nuestros clásicos siento predilección por Luis Mateo Díaz, y entre los más jóvenes, por Ruy Vega, que es sobrino mío”.

Sin el aprendizaje cotidiano de escribir que te proporciona el periodismo y sin lo que he podido ver y conocer, nohabría podido escribir como escribo ni escribir de lo que escribo

En su caso el periodismo y la escritura creativa van de la mano, como suele ser habitual, de modo que “sin el aprendizaje cotidiano de escribir que te proporciona el periodismo y sin lo que, gracias al desempeño de este oficio, he podido ver y conocer, no habría podido escribir como escribo ni escribir de lo que escribo”, señala el autor de 'Los años felices', que escribe a partir de sus experiencias como cronista político, cuyo protagonista es un periodista como Gonzalo, de su generación, aunque no sea, en su opinión, una novela autobiográfica, puesto que no ha pretendido contar su vida. “Pero sí es una visión generacional (la de los que pertenecemos al llamado 'baby boom') de un periodo fundamental en la historia de España. De mi vida personal sólo utilicé vivencias compartidas por esa generación, aunque, como dijo Claudio Magris, que de esto sabe mucho más que yo, la narración es un juego de espejos y siempre que te asomas a un espejo hay una parte de ti que también queda reflejada, generalmente la que es menos evidente”.

Se trata de una novela editada por Planeta aunque, como nos recuerda su creador, también es un relato histórico con elementos “que bosquejan un apunte de ensayo sobre las causas que nos llevaron a la Gran Recesión. Si tuviera que sintetizarlo, diría que es una invitación a revivir de forma amena las décadas más trascendentales y cambiantes de nuestra historia reciente, vistas con el prisma de quienes llegamos a la mayoría de edad en democracia, pero incorporando también a personajes de todas las generaciones vivas, desde los que vivieron la guerra civil hasta los niños de nuestros días. Todos ellos se pueden sentir reflejados en algún pasaje de mi libro”.

Realidad virtual, el lado perverso de las redes sociales

Recientemente, acaba de publicar 'My dear love' (Edición independiente), una novela singular, una historia de amor y engaño que nos adentra en el mundo de la soledad, el aislamiento, y nos muestra el lado perverso de las redes sociales... Su creador nos alerta acerca del peligro de estas redes sociales, que nos acaban atrapando. Y terminamos siendo prisioneros de una realidad/irrealidad que nos convierte en autómatas, ególatras. “Una realidad que mejora la realidad auténtica, con la consiguiente frustración cuando nos enfrentamos a ésta”.

Esta novela nos invita a reflexionar acerca de una de las grandes paradojas del siglo XXI. Ahora que vivimos en la era por excelencia de las comunicaciones, “resulta que vivimos más solos que nunca, enganchados a las redes sociales, y aislados en mundos virtuales. La soledad se ha convertido en el llamado primer mundo en la gran enfermedad de comienzos del milenio”.

Escrita en formato de correos electrónicos y fragmentos de un diario personal, aparte de las narraciones de los capítulos titulados 'El viaje' y 'Las pesquisas de Lena', donde se nos desvela la trama, 'My dear love' es, a su juicio, un experimento de construcción narrativa, en el que rescata la vieja tradición de la literatura epistolar adaptándola a los usos y lenguajes

actuales, a la vez que nos invita, como lectores y lectoras, a participar activamente en el relato con la reserva de espacios en blanco. “En cuanto al contenido, aborda un tema que ya forma parte consustancial de nuestras vidas. La revolución de las tecnologías de la comunicación y las redes sociales ha cambiado nuestras formas de trabajar, pero también nuestros hábitos, nuestras conductas y hasta nuestros pensamientos. No seré yo quien imite ante este hecho a los negacionistas del cambio climático, pero todas las monedas tienen dos caras y, en este sentido, es una llamada de atención sobre el lado oscuro de las redes sociales, que también existe. Tendemos a pensar que los más jóvenes están más expuestos a caer en ese lado, pero los nativos digitales conocen mejor sus ventajas e inconvenientes que los analógicos como yo, y por eso mis personajes son personas adultas. Todos estamos expuestos a caer en ese lado oscuro”, nos explica Gonzalo a propósito de su novela protagonizada por Antonina y Mario.

La narración es un juego de espejos y siempre que te asomas a un espejo hay una parte de ti que también queda reflejada

Aparte de estas dos obras, ha publicado 'El relevo' (Taurus, 2002), que es un relato político, “una crónica viva del proceso que vivió el PSOE desde la renuncia de Felipe González a seguir liderando el partido en 1997 hasta la elección de José Luis Rodríguez Zapatero en 2000”.

En la actualidad, le gustaría encontrar una buena editorial que quisiera publicar otra novela suya, que terminó, según él, en el verano del año pasado, un libro “que de algún modo constituye la primera parte de 'Los años felices' y, en buena medida, está ambientada en El Bierzo”.

Por otra parte, tiene previsto “acometer la reconstrucción de lo ocurrido en

el PSOE desde la renuncia de Zapatero hasta la segunda elección de Pedro

Sánchez como secretario general“.

Entrevista breve a Gonzalo López Alba

“Escribir es una necesidad o un vicio... un método para articular mi pensamiento”.

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

El diccionario de la RAE, que para mí es un libro de cabecera; y la Biblia, que es la mejor novela que nunca se haya escrito.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

En la literatura, ninguno; en la vida, mi madre.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

La lista es interminable...

Un rasgo que defina tu personalidad.

La perseverancia.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La bondad, ser buena persona.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Vivimos tiempos de confusión y de incertidumbre (también de mediocridad), y esto afecta a todo. La política no es ajena a la sociedad, es una parte de la misma. Creo que el mejor resumen de la situación lo hizo Mario Benedetti cuando dijo: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

La diversión es un concepto asociado al placer y este se puede obtener de formas muy variadas. Me lo paso bien leyendo, escribiendo, en el cine, con mis amigos, mis sobrinos... Esos son momentos de placer, que es en lo que consiste la felicidad. Pero esos momentos te los puede proporcionar lo mismo ver jugar a un niño que contemplar una puesta de sol, el olor de una flor silvestre o la sonrisa de un desconocido. Lo mejor de la vida es tener la oportunidad de vivirla y crecer como persona.

¿Por qué escribes?

Supongo que porque no sé hacer otra cosa que juntar letras. La primera vez que pude ver mi nombre en letra impresa tenía trece años y, sin ser plenamente consciente de lo que estaba haciendo, escribí un reportaje: fui de jornalero a la vendimia y después conté lo que había visto. Resultó que me pagaron por aquello, así que pensé que podría ganarme la vida escribiendo y el periodismo es una de las pocas formas en que se puede conseguir eso. Mis dos hermanos mayores escribían y mi padre se inventaba unos cuentos fantásticos, así que seguramente también recibí esa influencia familiar. Para mí escribir es una necesidad o un vicio, no lo sé con exactitud, pero también la forma en la que mejor me expreso y, además, un método para articular mi pensamiento.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No. Creo que sirven para estar al tanto de lo que sucede a tu alrededor y para la autopromoción, con un alto nivel de narcisismo. Salvo que seas Augusto Monterroso es imposible hacer literatura en 120 caracteres.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Soy fruto del mestizaje y de mi propio auto-cultivo. Te contaré algo curioso que me sucedió cuando buscaba editora para 'Los años felices'. Una de las editoriales que rechazó el manuscrito me dijo que mi forma de escribir le recordaba a Rafael Chirbes, ¡y yo aún no había leído nada suyo! Y con la novela, que terminé en el verano pasado, alguna de las editoriales que han rechazado el manuscrito me comentaron que el estilo les recuerda a clásicos españoles que leí en la adolescencia y la juventud.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

La verdad es que no, aunque no niego su utilidad.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Todos cabemos en él. Sé tú mismo, haciendo el bien siempre que puedas y no deseando nunca el mal ajeno.

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