Marlen Fuerte: “Bailar es mi vida, es lo que quiero hacer, lo que me hace feliz”

Marlen Fuerte

Marta Cuervo

El sueño de una niña, la dedicación de unos padres entregados y la constancia de la bailarina en la que ha llegado a convertirse Marlen Fuerte, hacen de esta cubana de 28 años el ejemplo perfecto de la lucha y superación por alcanzar una meta. Un deseo que proyecta quién hoy en día es una de las figuras más reconocidas dentro del ballet a nivel mundial.

“Tuve un sueño y se lo conté a mi madre, la mentirijilla de una niña de 5 años, algo que yo me había imaginado en mi cabeza. Le dije que en mi escuela me habían puesto un tutú y que iban a hacer una coreografía conmigo. Ella se quedó extrañada y le preguntó a la profesora, que se lo negó. Yo quería ser bailarina, tengo mucha referencia gracias al país donde nací, por el Ballet de Cuba, y veía a las bailarinas y me encantaba”, recuerda Marlen, quién consiguió no sólo que su madre le cosiera un tutú, sino que la llevase a una escuela de danza clásica.

Pero aún así, la cosa no cuajó para la primera bailarina del Ballet de Víctor Ullate, desde hace ya más de seis años. “Me dijeron que no tenía las condiciones apropiadas para ser bailarina. Mi madre se vino abajo, pero yo seguí insistiendo, sólo quería bailar. Estaba todo el día bailando, hacía mis propias coreografías, y gracias a mi afán y al apoyo de mis padres conseguí profesoras que apostaron por mí, mejorando mis condiciones. Tenía las rodillas metidas, escoliosis, y tuve que hacer muchos esfuerzos, pero lo conseguí”, apunta positiva Fuerte, que empezó seriamente su carrera de bailarina a los 9 años.

Una vida dedicada al ballet

Bailar es mi vida, es lo que quiero hacer, lo que me hace feliz

Marlen Fuerte se formó en la Escuela Nacional de Arte de Cuba, donde estudió 7 años. Luego pasó al Ballet Nacional de Cuba, a la compañía bajo la dirección de Alicia Alonso. “Ya con ella, el trabajo era muy duro; somos muchísimos bailarines y todos queremos llegar a algo, más de 200 bailarines luchando por un solo papel. A veces tienes que sacrificar parte de tu vida, no dormir o levantarte con dolores, después de ensayar todo el día anterior. Pero aún así seguí hasta el final, sin también gracias a la ayuda de mis profesores. Siempre he sido muy constante, mi madre me decía siempre: '¿No vas a parara nunca?' Porque llegaba a mi casa y seguía haciendo ejercicios. Pero todo merece la pena. Bailar es mi vida, es lo que quiero hacer, lo que me hace feliz”, explica contundente.

Marlen lleva en la Compañía de Víctor Ullate seis años y medio, muy orgullosa de formar parte de ella. “La compañía tiene un nivel personal muy valioso: no sólo te nutren como bailarina, sino también como persona, y eso es muy importante en un bailarín, tener tu propia personalidad. Siempre se aprenden cosas nuevas, pero es imprescindible que en un baile esa personalidad tuya florezca”, declara la bailarina invitada por su elevado nivel a actuar en el Ballet Hamilton, el Ballet Internacional de Shanghai o el Festival de Danza en San Petersburgo, Rusia.

Ahora, convertida en referente mundial, Marlen vuelve la vista hacia atrás y siente nostalgia. “Ha sido muy duro, es una carrera de mucha constancia y sacrificio, pero si lo que realmente quieres es bailar, hay que seguir y no dejarlo por nada. También siento mucha satisfacción de haber llegado hasta aquí y de que mis padres puedan verme sobre un escenario, es muy emocionante”, añade.

El arte de una de las mejores bailarinas del mundo en la academia de danza Coppelia León

Tras su actuación el pasado jueves con la obra Tierra Madre y Pastoral de L.V. Beethoven, en el Auditorio de la ciudad, Marlen siente cada vez más el cariño de la gente de León. “Es la segunda vez que estoy aquí y me siento muy acogida. Se nota que al público de León le gusta mucho el arte y la cultura. Es un placer bailar aquí”, confiesa la bailarina, que reconoce que lo que más le gusta de esta tierra son sus gentes. “Es muy bonito sentir que tu arte le llega a tu público”.

La Escuela de Danza Clásica y Moderna Coppelia León también contó con el arte de Marlen Fuerte este sábado -25 de noviembre- convirtiéndose en la privilegiada aula en la que la bailarina de ballet impartió todo el poder de su arte en la danza ante los alumnos de esta academia leonesa regentada por Sandra Prieto.

Muy contenta con los resultados, en su masterclass, Marlen quiso transmitir que la danza es una carrera difícil, pero que se disfruta mucho. Como impresión, también gracias a su experiencia en verano con otra clase magistral en la academia Piluca, la primera bailarina de Víctor Ullate se llevó la impresión de unos niños y niñas con muy buen potencial. “Creo que hay muy buena materia prima”, apuntó insistiendo en la reflexión de que, a pesar de no tener unas condiciones perfectas, el trabajo de cada día es lo que forma a los bailarines.

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