Promonumenta ayuda a recuperar la iglesia de San Adrián de Valdueza

Despejando el interior de la iglesia (Foto David Gustavo)

En el año 1974, el último vecino abandonó San Adrián de Valduea, un pequeño pueblo situado en una ladera del valle surcado por el arroyo San Adrián, en la falda norte del Pico de la Aquiana y al pie de los enormes peñascos conocidos como “Los Doce Apóstoles”. Otro lugar idílico para la vida contemplativa, lo mismo que Peñalba de Santiago o Montes de Valdueza, pero donde la subsistencia es francamente difícil. San Adrián formaba parte de la llamada Quintería, así conocido porque sus habitantes tenían que pagar la quinta parte de sus cosechas al monasterio de San Pedro de Montes.

Treinta años después, cuando el pueblo, que también sufrió un incendio en este período, se había convertido en una ruina, se inició el regreso y antiguos habitantes que añoraban su lugar de nacencia comenzaron a restaurar sus viviendas. Ahora ya son unas veinte casas las que están habitadas de nuevo –y hay más en obras-, aunque solo sea en verano y en fines de semana. Algunas, incluso, de forma permanente o casi permanente.

La restauración se está haciendo bien y, en cierto modo, manteniendo las características de la zona. Las calles también se han hecho transitables, la escuela se ha convertido en un extraordinario edificio para actividades vecinales, el antiguo horno comunitario vuelve a funcionar, la orilla del río tiene su zona para recreo y meriendas familiares, las fuentes dan buenas aguas... En fin, una envidia y un ejemplo para tantos pueblos de esta tierra que atraviesan similares circunstancias.

Solo faltaba la iglesia, un poco separada del pueblo, bajando hacia el río. Un edificio robusto, con muros de piedra pizarra lo mismo que su gran espadaña, con aires del siglo XVIII reconstruido sobre otro anterior, tal vez del XVI. Pero también sufrió el incendio, se derrumbó la cubierta y los agentes atmosféricos están haciendo mella. La vegetación, poderosa como en todos los valles del Oza, también hace sus estragos, hasta el punto que, totalmente revestido de hiedra por dentro y por fuera, el templo parecía un enorme dragón verde.

El presidente de la Asociación de Vecinos solicitó ayuda y, por mediación del Ayuntamiento, PROMONUMENTA entró en contacto. El sábado, 14 de abril, se programó una hacendera. Se sumaron vecinos de San Adrián y también de Valdfrancos, uno de los pueblos del Oza que hace unos días fue proclamado Socio de Honor de Promonumenta, precisamente por actuaciones de este tipo, tanto en su pueblo como en los limítrofes.

La iglesia quedó liberada de su carga verde y de las raíces que la alimentaban, salvo pequeñas zonas de especial dificultad que requerirán una nueva intervención. Los muros, bien conservados, de nuevo lucen su espléndida piedra. El Ayuntamiento de Ponderrada, al cual pertenece San Adrián, concretamente la concejalía de Patrimonio del Medio Rural, que dirige Iván Alonso, pretende establecer un convenio con el obispado de Astorga, propietario del edificio, y colaborar en su adecuación.

Etiquetas
stats