Un paseo por el Palacio de los Guzmanes, la imponente sede de la Diputación de León

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La Diputación de León propone este sábado una visita virtual a su sede, el Palacio de los Guzmanes, mediante un paseo por su historia y pasillo de la mano de la guía de la institución, con el que tratar de compensar la suspensión de las visitas a causa del Covid-19.

“Mucho hierro para un obispo”, cuentan los papeles que dijo el rey Felipe II cuando se le informó de los quintales de forja que se estaban empleando en la construcción de la Casa de los Guzmanes. Tras la Guerra de las Comunidades, una de las familias nobles más influyentes de León, la de Los Guzmanes, quería recuperar el prestigio perdido en el campo de batalla y decidió levantar un palacio en un solar ubicado entre la plaza de San Marcelo, la calle del Cid y la actual Calle Ancha, entonces calle del Cristo de la Victoria.

Así, Don Juan Carlos Quiñones y Guzmán, obispo de Calahorra, encarga al arquitecto renacentista Rodrigo Gil de Hontañón esta obra civil que se convertiría en la principal residencia de la ciudad dando cobijo a huéspedes tan ilustres como Felipe III y Margarita de Austria durante una visita a León en el año 1602 o al rey Alfonso XIII siglos después.

Del siglo XVI

El edificio se levantó en el siglo XVI, se cree que entre 1559 y 1570 aproximadamente, pero quedó inconcluso y vivió diversos avatares en forma de incendios, derrumbamientos y demoliciones que, si bien no arrebataron al Palacio su majestuosidad y soberbia, sí lo cubrieron de decadencia.

En 1881 la Diputación Provincial de León compra el edificio por 105.000 pesetas a los propietarios de aquel entonces, los condes de Peñaranda de Bracamonte y, tras sucesivas intervenciones, afronta a finales del pasado siglo un proyecto de ampliación del que resultará el actual monumento,

La visita comienza admirando la fachada de la hoy sede de la Diputación provincial de León. El edificio, de tres alturas con numerosos ventanales y balcones de rejería, se muestra severo y elegante.

La portada principal, apartada del centro de la fachada y desplazada hacia la parte derecha del lienzo, está adornada de dos columnas jónicas sobre las que descansan dos estatuas de guerreros o heraldos de armas que custodian el Palacio. A sus pies se puede leer, en dos tarjetones de piedra, un pensamiento de Cicerón, 'Ornanda est dignitas domo: non domo dignitas tota qaerenda' (La grandeza ha de ser honrada por la casa, pero no toda grandeza se ha de buscar en ella).

A un lado y a otro se alzan dos torreones que ya existieron, pero que fueron víctimas de la 'decapitación' del Palacio siglos atrás. Actualmente, inspirados en los desaparecidos y fruto de la obra de ampliación, flanquean la fachada principal y proporcionan unas magníficas vistas de la ciudad de León.

De torreón a torreón, el lienzo principal exhibe una primera altura de ventanas enrejadas sobre la que sobresalen las balconadas de la segunda y que remata, en lo alto, una galería de ventanas corridas y de medio punto divididas por pequeñas pilastras corintias y una cornisa salpicada simétricamente de gárgolas que vacían el agua pluvial que recogen los tejados.

La guía adentra al turista en el Palacio por la puerta principal y se detiene en el mismo zaguán para dar cuenta de los relieves procedentes del antiguo convento de las Agustinas Recoletas que existió en la calle del Cid.

Serpientes y armiños por doquier

Metidos ya en el patio será inevitable dirigir la mirada hacia las gárgolas que coronan el recinto y que vomitan aguas cruzadas los días de lluvia. Antes se deben contemplar las dos alturas inferiores, ambas en forma de galería, la más baja formada por columnas jónicas con capiteles de perfil, y la de la planta principal, de columnas corintias engarzadas con espectaculares vidrieras que juegan con la luz como se podrá comprobar al subir al primer piso. Del mismo modo, conviene detenerse en el pozo ubicado en el centro del patio en el que está representada la heráldica de Los Guzmanes, una caldera con serpientes y armiños, símbolos presentes en muchos rincones del Palacio.

Una escalera volada de grandes proporciones llevará hasta el primer piso bajo un artesonado digno de admirar y custodiados por bustos de personajes históricos de León, entre ellos Guzmán el Bueno, y reproducciones de armaduras del siglo XVI inspiradas en la Real Armería de Madrid. En la 'planta noble' se ubican las dependencias de Presidencia y los diputados provinciales.

La vista se escapará directa hacia las vidrieras, obra de David López Merille (1940), con escenas de tradiciones de León, escudos de los partidos judiciales o castillos de la provincia. Mientras, de las paredes de la galería penden los retratos de los presidentes de la institución provincial del siglo XX.

La visita culmina en el Salón de Plenos, con un artesonado y una chimenea originales del Palacio de Los Guzmanes y destacados cuadros de Demetrio Monteserín (1929) como la 'Concesión del Fuero de León', que plasma la importancia del rey Alfonso V y su fuero, origen del parlamentarismo, y la 'Abdicación de Fernando I y Doña Sancha', impulsores de la expansión cristiana en la Reconquista y de la fundación de la Basílica de San Isidoro. Y las sargas de Francisco Amérigo (1884), que representan los pilares del buen gobierno.

Aunque no siempre se cuenta, fue aquí, en el Salón de Plenos, donde se celebraron la mayoría de los juicios militares sumarísimos que condenaron a muerte en muchos casos y a enormes penas de cárcel o trabajos forzados, en otros, a numerosos represaliados de la Guerra Civil por el bando perdedor, el republicano, irónicamente acusados de traición al golpe de Estado o delitos similares.

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