'Paseo canino en cuarentena'

Photo by Helena Lopes from Pexels

Olga García Moledo

― ¡Que sí, chica, que sí...!, la verdad es que ya hace casi diez días que no te saco.

― Me tienes dando vueltas por el patio, en casa... y confraternizando con mis hermanas, pesadas ellas, ¡pero eso no es igual que dar una vuelta, a lo que tú llamas manzana!

― Vale, tienes razón. ¡Más tarde salimos!

― ¡Más tarde no, ahora!

― ¡Uyyy, deja de exigir, eh, también los demás estamos en casa y no protestamos!

― Vale, te lo pido bien: ¡porfa!

― Venga, ¡vamos! Correa y rapidito, que no se debe estar en la calle. ¡Todos en casa!

― Bueno, pero me paseas a mí.

― Si, por eso sólo vuelta a la manzana.

Está cayendo la noche, salimos, y con paso rápido vamos acercándonos a la zona de césped y árboles. Ella se para, y después de hacer «lo suyo» se queda encantada. Mientras recojo, aprovecha para intentar coger una piedra.

― ¿Pero qué haces?, ¿no quedamos en que solo era un momento?

― En eso yo no quedé, en tal caso lo dijiste tú.

― Vamos a ver si lo entiendes: tenemos que quedarnos en casa porque andan por ahí unos bichejos que nos hacen ponernos enfermos y así no nos los pasamos unos a otros.

― Pero eso solo incluye a los humanos.

― Sí, pero que yo sepa tú no sales a la calle si no te sacamos nosotros.

― ¡Venga, anda, solo una piedrecita!

― Pues no, cuando ya podamos salir te lanzo todas las pelotas que quieras. Mientras, ejercicio en el patio y con tus hermanas al corre que te pillo.

― Grrrrr... ¡qué necesito ejercicio!

― ¡Anda, y los demás!

Giro la cabeza y en la zona arbolada hay algo que me llama la atención. Se ven unas lucecitas como si fuera una guirnalda de esas modernas de leds, creo que se llaman.

― Oye, ¿pero esto qué es?

― Pues no sé...

― Quédate aquí que voy a verlo.

― Bufff...guau, guau.

― Calla, que voy a ver.

Me acerco a un árbol y veo lucecitas pequeñas que parece que se mueven. «¡Anda, si son como luces de navidad!». Grupitos minúsculos como de bolitas redondas muy chiquititas y cuya superficie está cubierta como de unas... trompetillas. Si no fuera porque no puede ser, pensaría que son luciérnagas, pero, ¡qué va! Esto son bolitas con unas cosas saliendo para afuera que parecen setas en forma de trompeta, pero todo brilla, las bolitas y las trompetas. Y las hay de muchos colores... algunos que ni siquiera sabría definir. ¿Estarán en el pantone ese?

Son bonitas pero como no sé lo que son... mejor me voy, no vaya a ser...

― Uyyy me asusta un poco estas luces.

― ¿Por qué te vas? – dijo una voz atronadora.

Me he quedado... de me asusta un poco, he pasado a... ¡me asusta un mucho!

― ¿Qué te pasa, te has asustado? ―dice una voz que suena como un trueno.

― Pues la verdad... ¿y tú quién eres? ¿Quiénes sois?

― Ja, ja, ja... ¿De verdad no sabes quiénes somos?, ¿en estos días no sabes quiénes somos?

― Pues no. ¡Espera, sois los virus con corona!

― Ja, ja, ja...pues sí.

― ¿Y qué hacéis aquí?, ¿qué estáis haciendo?

― ¿Y a ti qué te parece? ―gritó.

― Pues me parece fatal ¿Y a ti te parece bien ir por ahí enfermando y matando a humanos?

― Pues sí, tenemos mucho poder y cuanto más miedo nos tengáis mejor nos lo pasamos. Veros aterrorizados, muchos sin trabajar, sin contacto físico... ja, ja ¡cómo de bien nos lo pasamos!

Oyéndole decir esas barbaridades, mi miedo se estaba transformando en enfado. Estaba enfadándome mucho. Él seguía presumiendo de lo que nos estaban haciendo, con esa voz horrible.

― Guau, guau... llévame de aquí.

Cuando ya me cansé de oírle, me invadió una gran calma y le dije.

― Estáis encantados con habernos aterrorizado, con habernos apartado de nuestros trabajos, de nuestros amigos, de nuestra vida diaria, con enfermarnos y hasta matarnos...

― Pues si...ja, ja, ja.

― Ya, pues os habéis equivocado tremendamente.

― ¿Eh...? ¿Y por qué?

― Porque al hacer todo eso, nosotros nos hemos recluido en nuestras casas, con nuestra familia más cercana, o solos, hacemos cosas que antes no teníamos tiempo para hacer, aprendemos cosas nuevas, pasamos más tiempo con nuestros hijos, con nuestras mascotas...

― Guau, guau... doy fe de ello

― Podremos aprovechar parte de ese tiempo en pensar, en conocernos más, en ver como cambiar aspectos negativos de nuestra vida, en potenciar nuestros puntos fuertes... es decir, nos hemos quedado dentro de nuestra casa y consecuentemente dentro de nosotros, y de ahí saldremos tremendamente reforzados. Sabremos amar y amarnos, mucho más y mejor.

― Y... el amor, siempre, siempre, vence al miedo.

«¡Anda!, ya no hay luces. Se han ido».

* 'Paseo canino en cuarentena' es un relato publicado dentro de la iniciativa lanzada por la asociación cultural El Pentágrafo e ILEÓN.COM para recoger escritos con temática relacionada con la actual crisis ocasionada por el coronavirus Covid-19.

Olga García Moledo es artista textil, esmaltadora al fuego y organizadora de exposiciones. Su relación con la escritura la explica de la siguiente forma: “Crear y escribir, dos mundos para mí interconectados que intento plasmar en mis obras y creaciones. Imaginación y originalidad son los hilos conductores”.

Aquí puedes enviar tus cuentos de cuarentena

Etiquetas
stats