Víctor Ferrero, un leonés imprescindible

Víctor Manuel Ferrero León. // ProMonumenta

Javier Vega

En estos tiempos líquidos, tiempos de tuit y de pandemia, de escasa reflexión y rapidez en la vida, se nos ha ido un imprescindible.

Hombre sabio en toda su extensión, Víctor Manuel Ferrero León era un erudito que gustaba compartir su saber con quién le rodeaba. Un auténtico líder, una persona imprescindible que supo crear una criatura que le trascendiera, Promonumenta.

De sólida formación, era un auténtico pozo de sabiduría, un leonés ilustrado y entusiasta que no podía acabar una conversación por lo mucho que tenía que aportar, por el optimismo que destilaba, por la pasión en la que veía un futuro ligado a la conservación del pasado.

Con el imprescindible apoyo de su familia y movilizando a sus numerosos amigos, llegaba embarcar en sus ideas a cientos de personas, atraídas por sus didácticas explicaciones, su bonhomía y su impecable trayectoria. Era una persona en quién confiar.

Amaba León profundamente, a sus gentes y a sus monumentos, y soñaba con el día en que el turismo cultural conociera lo mucho que esta tierra tiene que enseñar. Tenía la capacidad de mostrar lo oculto, de despertar la admiración por la más triste de las piedras, que el luchó con todas sus fuerzas por salvar.

Era una persona que construía constantemente, siempre pensando nuevos proyectos con los que aportar al bien común. Una persona imprescindible en la sociedad leonesa, en la llamada sociedad civil, con una conciencia de deber moral de aportar a la sociedad los proyectos necesarios para la mejora de la misma, de manera incansable.

León va a echar mucho de menos a una persona imprescindible, ojalá podamos honrarlo con la continuidad de su obra.

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