El dúo Pimpinela se 'pelea' por el Reino de León para promocionar la segunda temporada de la serie El Cid de Amazon

El dúo Pimpinela, de ascendencia leonesa, luchando por el Reino de León. // Amazon Prime

Jesús María López de Uribe

“¿Quien es? Soy yo. ¿Que vienes a buscar? León... Ya es tarde... ¡Pardiez! Porque padre dejó estas tierras para mí. Por eso vete, olvida mi escudo, mi espada, mi lanza y ríndete a Urraca”...

El popular grupo Pimpinela se convierte en uno de los protagonistas de la promoción de la segunda temporada de El Cid de Amazon Prime. Una serie que en sus primeros cinco capítulos recibió durísimas críticas por su falta de rigor histórico, sobre todo con el Reino de León, y que en esta segunda ha mejorado algo, pero sigue siendo polémica en este aspecto. Pero lo que está claro es que estos dos hermanos, Lucía y Joaquín Galán, se han llevado en las redes sociales toda la fama y los aplausos.

“El rigor histórico de El Cid regular, pero esto es una puta maravilla”, destacaba hace unos días @lidyarm22. Y es que la pelea de los Galán en modo León contra Castilla –o más bien representando el fiasco del primogénito Sancho por haber sido nombrado rey de Castilla, un reino que despreciaba por ser de reciente creación y por tanto muchísimo menos importante que el principal, León al que le correspondió a su hermano siguiente, Alfonso VI– es una genial versión de su mayor éxito a principios de los ochenta: 'Olvídame y pega la vuelta' (en el enlace el vídeo original).

Además, los Galán, auque nacidos en Argentina están muy unidos a España y tienen ascendencia asturleonesa porque son hijos de un asturiano y una leonesa.

“La batalla entre hermanos ha comenzado”, reza la campaña promocional de Amazon y con esta genial versión se han ganado a muchos tuiteros ya que escenifica de forma cercana y divertida el argumento de la segunda temporada de la serie, que plasma la lucha entre hermanos, la de los hijos del rey Fernando I de León por el reparto de sus reinos tras su muerte.

“Vete, olvida que existo, que fuiste mi hermano y vuelve a Castilla... Guerrea con otros, que tú para eso tienes experiencia...”, termina el simpatiquísimo vídeo, que se puede ver en su versión completa aquí debajo.

Aciertos y errores históricos de la segunda temporada

La primera temporada de El Cid fue ampliamente criticada por sus graves errores históricos, no sólo que la espada familiar elegida de atrezzo fuera una copia de la Joyosa de Carlomagno (tres siglos anterior), sino que incluso antes de estrenarse cometía un garrafal fallo en su promoción confundiendo el pendón de León con la bandera de Zaragoza; o lo que es peor con la de los Lannister de Juego de Tronos o la casa Gryffindor de la saga de Harry Potter.

Además una vez estrenada, vagaba en una indefinición histórica que minusvaloraba lo leonés, al inventarse que Fernando I fuera rey de Castilla y ocultar groseramente la primacía del Reino de León en la Hispania Medieval del siglo XI, entre otros muchos errores que se pueden leer pinchando en el enlace anterior.

Correcto: El Cid, “de alta alcurnia leonesa”

Sin embargo, en esta segunda temporada se intenta arreglar alguno de esos errores, destacando una escena en que el obispo de León le indica al joven Rodrigo Díaz que es “de alta alcurnia leonesa”, aceptando lo que la mayoría de los historiadores creen y defiende la medievalista leonesa Margarita Torres al ser de la familia de los Láinez (o Fláinez) y que ILEÓN defendió con estos argumentos en este artículo. Como si los guionistas lo hubieran leído y hubieran asumido, mediante este guiño descarado, que no hay que presentar al Campeador como un castellano más si se crió en León junto al primogénito del rey.

Otra de las circunstancias por las que hay que absolver a la segunda temporada, por corregir los errores con el Reino de León, es que en estos cinco capítulos el reino leonés sí que se puede ver como el más importante, sin duda alguna, sobre una Galicia de nobles levantiscos y sobre una Castilla que se presenta como lo que era cuando llega Sancho a Burgos: un reino menor, pobre, sin importancia ni abolengo en ese momento. Es el año 1065 y es cuando se eleva a reino, pero, como Galicia, dependiente política y moralmente de León, el que ostenta el imperium hispánico gótico.

De hecho, toda la temporada se basa en cómo Sancho se va volviendo cada vez más violento, hasta perder la cabeza, por ser como sea rey leonés y señor de Galicia; olvidando incluso que lo fue de Castilla según lo consigue en la batalla de Golpejera. Ésta un poco rodada en plan 'ejército rodeado en las puertas de Mordor', pero que sí es correcta históricamente en que, tras haber perdido la batalla los castellanos, estos atacaron de noche a traición el campamento leonés, apresando a Alfonso VI. La escena de su llegada a la urbe legionense anterior a su autocoronación en San Isidoro (que ocurrió así, aunque no hubo nobles leoneses presentes) lo deja bien claro. “¡Soy el Rey de León!”, grita; olvidándose por completo de los otros dos reinos.

Errores y el “momento Zamora”

Pero la cuestión es que es una serie, y como tal tiene licencias históricas. Algunas aceptables y otras no tanto, como que la Reina Sancha se enemiste con sus hijos Alfonso y Urraca –que sufren la infame leyenda de su atracción sexual prohibida en una escena– y se fuera a vivir al recién creado Reino de Castilla con Sancho. Esto nunca ocurrió, ya que la verdadera reina de León por sangre era ella. O el confuso final que el guión le da en su muerte, como si culpara a Urraca de la muerte de su padre –lo envenena en la primera temporada, algo que es completamente falso– y de su madre. “Urraca la mala, que bien os vengo para cargar con todas las culpas”, llega a decir el personaje de la hermana de Alfonso, Sancho y García; no sin acierto..

Una Urraca que, sí, era una mujer fuerte políticamente –como su abuela Elvira, su madre Sancha y su sobrina con mismo nombre que fue la primera reina privativa cristiana de Europa Occidental; y en general las mujeres del reino, que en 1017 consiguieron derechos en el Fuero de León por primera vez en la historia legislativa–, pero que es difícil que vistiera armadura como ocurre en el sitio de Zamora.

¿García, 'Braveheart'?

Sobre García I de Galicia, el hermano pequeño, la serie lo coloca como el más débil, y aprovecha para adjudicarle una tendencia de género que podría haber acabado con su reinado en Galicia (en esa primera época de 1067 a 1071); aunque refleja sus serios problemas con los levantiscos nobles gallegos, oculta que históricamente era gangoso. Por eso es nulamente creíble, y extraño en el guión, que de repente se convierta en el Braveheart gallego en la –espectacular, eso sí– batalla televisiva contra su hermano Sancho. Aunque aquí hay otro error. Fueron Alfonso y Sancho aliados los que le quitaron la corona gallega a García, no es que sólo dejara pasar las tropas castellanas el rey leonés por sus tierras. García no fue muerto, y se exilió a Sevilla; en eso acierta la serie. Aunque salió de Burgos (y no León) y es extremadamente raro que lo hiciera solo y sin escolta o acompañantes.

Respecto a las parias de Zaragoza, hay un momento en que los castellanos dicen que les corresponden porque el padre de Sancho, Fernando, fue “rey de Castilla”. Como se ha demostrado antes, esto es incierto. Nunca se intituló así, sólo conde de Castilla. En este artículo de la sección 'Tiramillas' en Marca Christian Fernández refleja este y otros fallos (pero ojo, que contiene espoilers). Si se quiere saber más de los de la primera temporada, aparte de leer el artículo de ILEÓN que los menciona, en el canal de Youtube de Fernández (CH13) se pueden ver en vídeo.

¿El sitio de Zamora o el desembarco de Normandía?

Aunque las batallas campales tienen una factura bastante buena para lo que es el cine español, incluso mejor que la primera temporada a la hora del montaje, tienen fallos evidentes. Ya no es cuestión de hablar de la panoplia de los guerreros (que no cuadra para nada con la del siglo XI, pero eso es cuestión de súperexpertos en la materia) y de tener que alucinar viendo a la inventada reina de Castilla combatir (a modo de guiño como si fuera una Boudica medieval) en las batallas. La credibilidad baja con el ejército castellano rodeado en Golpejera (un poco como Aragorn y los elfos rodeados en las puertas de Mordor en la tercera película del Señor de los Anillos, hubiera sido mejor copiar la batalla de Hattin en las Cruzadas aunque se produjera más de un siglo después) y se cae con todo su peso en el sitio de Zamora.

Especial mención de facepalm absoluto a la disputa entre hermanos en León en el banquete en que Sancho se levanta y dice que si tiene que guerrear con todos lo hará. Absolutamente increíble, imposible y fuera de lugar esa escena, salvo que se quiera introducir la locura por dominar León que va teniendo el personaje hasta el final de la segunda temporada; en que realmente, y tal y como ocurrió, se le fue completamente la cabeza por conseguir reunificar el reino de su padre bajo su persona.

Es ahí donde el rigor histórico se pierde por completo por el espectáculo. Que lo da, porque los efectos especiales son bastante buenos para una producción española, pero a base de que más bien parezca la playa de Omaha en 'Salvar al Soldado Ryan' en un remedo bastante fuera de lugar del desembarco de Normandía en el que incluso el rey se expone con el ariete en la puerta, el Cid sube escaleras en primera línea y es pateado por la misma Urraca vestida con cota de malla y luchando, hay explosiones (sí, literalmente) y, de seguro, los historiadores que sí defendieron la serie en la primera temporada no habrán podido más que avergonzarse infinitamente y llevarse las manos a la cabeza.

Eso sí, la serie termina en el asedio de Zamora (supónese que a finales de 1071 o principios de 1072), sin los hechos de Vellido Dolfos (personaje que sale al lado de Urraca) y con una escena que a cualquier leonés le ensalzará el corazón y el alma. En un momento de duda de Urraca, ésta piensa en rendir la plaza, sale el pueblo y lo impide con la frase “Zamora no se rinde”. Un momento muy emocionante para un nacido en la Región Leonesa en una serie en la que los castellanos intentan conquistarla que, si bien es destacable y memorable, no basta para que los conocedores de su historia reclamen aún más rigor a los guionistas y productores en la tercera temporada.

Es cierto que han hecho algún avance en estos capítulos del 6 al 10, reconociendo que el reino de León es el que molaba de verdad entonces y la pieza más cotizada y que Rodrigo Díaz era un noblaco asturleonés y no provenía del pueblo llano como quiere hacer creer la leyenda inventada del Cantar de Mío Cid. Pero pueden mejorar. Otra vez colocan erróneamente la habitación con un mural con un escudo cuartelado de Castilla y de León en gules y oro (rojo y morado, cuando León es blanco y púrpura) que no viene a cuento porque están separados y no se creó hasta dos siglos después, en 1230).

Y no es baladí, porque en la temporada que viene tienen que sortear las minas más explosivas de toda la historia que están contando. ¿Vellido Dolfos será considerado como héroe o como traidor? ¿Y qué harán con la Jura de Santa Gadea, que jamás existió?

Anda que no tienen trabajo que resolver. Podrían buscársele más problemas históricos, pero dejémoslo en que “necesitan mejorar”.

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