La torre de la Catedral de Astorga que truncó el terremoto de Lisboa de 1755 y que se terminó en 1965

Detalle de la fachada de la catedral de astorga sin la torre norte.

Jesús María López de Uribe

Sólo los más viejos de la ciudad bimilenaria de Astorga –o los maduritos de sesenta años–, recordarán la verdadera estampa que mostraba su Catedral antes de 1965: sin el remate de una de las dos torres. La mayoría de los leoneses y de los españoles no pueden recordarla así, puesto que hay pocas fotos que se hayan hecho famosas de esta catedral renacentista sin las dos finalizadas.

La Catedral de Astorga comenzó a construirse en 1471, con lo que su estilo sería entre el gótico tardío y el renacentista. Comparte una de sus características más notorias con la de León: en ambas se ven los arbotantes al no estar unido el hastial principal a las dos torres. Algo único en el mundo, puesto que la mejor solución es hacer un muro de lado a lado conectando las dos y es la que utilizaron todas las catedrales góticas menos las de aquí. Una particularidad muy leonesa, podría decirse.

Pero es bien distinta a la Pulchra Leonina, ya que sus portadas están abocinadas (un arco hacia dentro) llenas de tallas, y flanqueadas por estas dos grandes construcciones gemelas. Pero no lo fueron hasta que en 1965 gracias al impulso de Menéndez Pidal se consiguió reparar la torre vieja, la del norte, que empezó a elevarse en 1678, pero que el terrible terremoto de Lisboa de 1755 –que hizo mucho mal a las construcciones peninsulares de la época incluso a seiscientos kilómetros de distancia– dañó tanto que durante 210 años estuvo sin rematar.

Si el visitante actual se fija, se ve una franja de piedra más clara justo debajo del tejado. Esa es la parte nueva, reparada en tiempos donde el dinero fluía más; como demuestra que veinte años antes se terminara (en 1945) la segunda torre del viejo santuario de La Virgen del Camino... para que la piqueta lo tirara en 1957 para construir el nuevo con la portada de los apóstoles de Subirats como explicamos en este reportaje. Es decir, dos templos importantísimos de la provincia de León no tenían terminada una de sus dos torres y sólo coincidieron con ellas finalizadas menos de dos años.

La Catedral de Astorga tiene marcada en su fachada el día que empezó su construcción, el 16 de agosto de 1471. Según este documento de la web Excursiones Virtuales Culturales los trabajos de construcción“se prolongaron en el tiempo, y ya en el siglo XVI, cuando el estilo que dominaba era el Renacimiento, pudo intervenir otro gran artista, Rodrigo Gil de Hontañón. A esta época pertenece la portada sur. La iglesia tiene planta basilical, es decir, alargada, con tres ábsides poligonales coronando las tres naves, y capillas entre los contrafuertes. Sus naves se cubren con magníficas bóvedas de crucería, que al interior apoyan sobre enormes pilares estriados, y al exterior se sustentan gracias a los arbotantes y contrafuertes”.

Sobre la torre nueva, es la web La Taberna de Gaia la que explica que “se construyó entre 1692 y 1704, y alberga un reloj, la carraca de la Vigilia Pascual y un conjunto de campanas con nombre propio: Aguijón, Plegaria, Sardinera, Prima, Feriales, Pascualejas y la gran campana María”.

La seo también sufrió daños durante los dos asedios de la Guerra de la Independencia -primero el del Ejército de Napoleón en 1808 y luego el de las tropas españolas y aliadas para expulsarlos en 1810- y precisamente las consecuencias de aquella guerra arruinaron tanto a España que no fue capaz de conseguir dinero para adecentar su rico patrimonio histórico hasta ya pasada la mitad del siglo XX.

Precisamente por eso casi nadie recuerda que una de las torres no estaba terminada, porque la mayoría de las fotos se hicieron después de la reconstrucción, para mayor gloria de la Diócesis y ya en color para atraer el turismo. Con lo que la imagen que se tiene de ella es de rancio abolengo con remate herreriano; pero sólo hace 56 años que luce así.

En todo caso fue una buena intervención para ver terminada la otra joya catedralicia de la provincia de León. Cuya visita interior sorprende, y mucho, con especial atención al coro y el retablo mayor. Y unas fachadas con unas figuras que enamoran... y la sempiterna figura de Pedro Mato repleta de leyendas.

Y el palacio episcopal de Gaudí al lado; y un cocido maragato esperando para la comida que se ha de reposar en la plaza del Ayuntamiento con los maragatos dando la hora en el precioso Consistorio. Astorga es mucha Astorga y siempre merece la pena tener una excusa para visitarla.

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