El pintor lacianiego Miguel Ángel Pérez Uría, un artista inquieto y en continuo progreso evolutivo

Miguel Ángel Pérez Uría, con una de sus obras. / Luis Álvarez

Luis Álvarez

El joven pintor lacianiego de Caboalles de Abajo Miguel Ángel Pérez Uría finalizó en fechas recientes una de las experiencias más ilusionantes de su corta trayectoria pública como artista, comenzada hace apenas cuatro años. Cerró su muestra unipersonal 'Series' en el Centro Cultural Sanchinarro de Madrid. La experiencia da un nuevo impulso y difusión a una proyección artística llena de buenas expectativas.

La exposición 'Series' de Madrid constaba de 30 obras del autor, colgadas en las paredes del recinto cultural municipal madrileño desde el día 22 de febrero pasado hasta el 28 de marzo y ha supuesto un salto cuantitativo y cualitativo para Miguel Ángel, que se ha visto sorprendido por la buena acogida que ha tenido su trabajo.

“He recibido gran cantidad de mensajes de elogio y de interés en la compra de algunas de las obras expuestas”, tanto a través de mensajería (617311653), como de sus páginas en redes sociales, Instagram (miguelangelperezuria), Facebook (Miguel Angel.arte) o su propia página personal (www.miguelangelperezuria.com) y su correo electrónico (miguelanperu@hotmail.com), donde se da a conocer y muestra su continuo trabajo.

La oportunidad de exponer en el Centro Cultural Sanchinarro, durante un mes sus obras, surgió del concurso convocado por el propio centro el pasado año, “IV Salón de Primavera de Sanchinarro”, en el que el jurado eligió como ganadora su obra 'Estación'. Y el premio consistía precisamente en darle la oportunidad de una exposición individual en el propio centro, que gestiona la empresa Tritoma Gestión Cultural, promotora y patrocinadora del concurso.

Una de las cosas que le han sorprendido a Pérez Uría de esta experiencia es la buena acogida que tienen los temas mineros fuera de Laciana, que “parecen gozar de un atractivo especial, lo que para nosotros son imágenes habituales, fuera de esta tierra llaman mucho la atención”. Algo que ya había comprobado con anterioridad, cuando organizó una exposición en el restaurante 'Muna' de Ponferrada, recientemente reconocido con una estrella Michelín, con cuyos propietarios mantiene muy buena relación.

Continua evolución

El pintor se muestra inquieto en sus trabajos y en sus formas, busca de continuo nuevas experiencias y formatos. Modificando las técnicas de trabajo, los materiales o utensilios utilizados, alternando tamaños o formatos.

El pincel, además de ser el utensilio con el que el color y la imagen adquieren forma, es para él además un cincel que modula los relieves de la imagen a la que pretende darle forma, sobre la tabla o el lienzo, para que además de una percepción visual podamos disfrutar de una sensorial, pasado los dedos sobre ella para ver los relieves que se pueden percibir.

Cuando me dijo “toca, está hecho para eso para tocar, pasa los dedos sobre el cuadro para percibir el relieve”; y yo le comenté, si es como si fuese una pintura para ciegos. Por eso una de las series de la exposición la ha denominado “lija y terciopelo”, en ese juego de sentidos de vista y tacto. El resto de series son: “realidad abstracta”, “utopías”, “flores y luz”, “retratos” y “transferencias”.

Otra de las nuevas técnicas con la que se muestra muy cómodo y con ganas de seguir experimentando es lo que llaman “transferencias”. Una técnica que le dio a conocer el pintor berciano Luis Gómez Domingo “me explicó básicamente como se hacía y comencé a experimentar y la verdad es que me siento cómodo con ella, te obliga imaginar y pintar más con la mente y la imaginación que con las manos”.

En eso precisamente lo encontramos el día que lo visitamos en su taller estudio de Villablino, trabajando sobre una versión de 'La rendición de Breda' (cuadro de las lanzas) de Velázquez. Pegando periódicos, imágenes, luego aplicando colas y lacas o retocando con oleo o acrílico otras zonas. Técnica a todas luces compleja en su ejecución, pero atractiva para Miguel Ángel. El porqué de ese cuadro: “Siempre me ha fascinado y encantado este cuadro de Velazquez”.

De la muestra en el 'Muna' de Ponferrada, surgió una nueva relación, con Javier Álvarez, “que me compró dos cuadros de los que había expuestos y me pidió trabajos para una serie de vinos y etiquetas de su bodega Almázcara Majara, con temas mineros”. Esto fue un impulso a su propio proceso de creación y lo que le animó a alquilar el local de Villablino, que utiliza como estudio, “aquí tengo luz, agua y calefacción, mejores condiciones que tenía en mi anterior local” y, además, a darse de alta como autónomo “porque hay que declarar los ingresos por ventas”. Y aquí trabaja cada día más de seis horas, para satisfacer a las demandas requeridas y a su propia inquietud personal, por mejorar un poco cada día.

En Villablino se puede contemplar a diario su mural en blanco y negro en la pared exterior de la Casa de la Cultura, con motivos locales pintado en la primavera de 2018. Y que ahora el Ayuntamiento ha querido devolverle el gesto desinteresado del artista, ofreciéndole el pago del transporte de sus obras hasta Madrid a través de una empresa de mensajería local.

Etiquetas
stats