Jaime Silva: “La mejor manera de amar a alguien o a algo es echarlo de menos”

Jaime Silva.

Manuel Cuenya

El Bierzo, Ponferrada, la provincia de León en su totalidad, no deja de sorprenderme. Son tantos y tan buenos los autores nacidos en esta tierra que uno se queda literalmente 'flipado' (permitidme este término coloquial). Recientemente, he descubierto la existencia de Jaime Silva, ponferradino todoterreno y aventurero, que acaba de publicar un singular libro titulado 'Cómo me hice idiota', lo cual es toda una intención de declaraciones, como suele decirse. 'Cómo me hice idiota' me lleva de un modo inevitable a otro título sugerente, impactante como es 'Democracia para idiotas', de Pedro Ramos Josa.

Aparte de autor, Jaime Silva es periodista vocacional. Y ha ejercido como redactor, reportero, guionista y director de programas como WildFrank, y aun otros como Callejeros Mediaset o Discovery, lo que le ha permitido recorrer buena parte del mundo, algo en mi opinión magnífico. Viajar por el mundo es realmente un buen modo, un modo excelente, de confrontarse con la realidad, con las realidades vitales.

“Con WildFrank estuve varios años rodando la fauna y ecosistemas del mundo, del Amazonas a Nepal o de Indonesia a Namibia y ha sido toda una experiencia. Trabajar junto a Frank, también leonés, es un privilegio, es un hombre fuera de lo común que hace cosas fuera de lo común y está llevando a cabo una labor titánica en la lucha por el medio ambiente y la conservación de las especies”.

Cuenta Jaime que siempre quiso ganarse la vida escribiendo “pero, claro, hacerlo con novelas y poemas resultaba una idea descabellada, por no decir imposible”, aclara a la vez que explica que asistió, con cierta desgana pero con muchas aspiraciones, a la carrera de Periodismo, algo que, por lo demás, le permitió desenvolverse con soltura por el Madrid de finales de los ochenta y principios de los noventa. “Todo muy frenético y divertido durante aquella época”, añade.

Recuerda pintar una pancarta que decía 'Pertierra bajo tierra' o rozar el codo del mítico rockero Johnny Thunders en el Agapo. Y después tuvo la suerte de vivir gracias a escribir historias con imágenes en movimiento y así hasta la fecha actual, “primero redactando noticias y reportajes, después escribiendo en imágenes sobre el asunto que la televisión pagase: una favela en Brasil, la pacificación de Sarajevo, un concurso en Australia o las Bodas de Sálvame. Debe existir alguna extraña conexión de radiación cósmica entre todo esto”, afirma este apasionado de Artaud, Blake, Baudelaire, Burroughs, Vian, Nerval, Rimbaud, Ginsberg, Perec, Pasolini o los rusos del siglo XIX... Escritores todos ellos que desfilan por las páginas de su libro 'Cómo me hice idiota', atrevido título que, por un lado, hace referencia al término idiota en su sentido etimológico como lo personal, “de lo que esconde uno dentro de sí y que, por lo tanto, es hermético”. Pero, por otro lado, asegura Silva que el significado de 'idiota' en su libro surge de algo más banal, “que es percibir en un momento dado de la vida que el desorden de lecturas y músicas te han conducido a la apoplejía intelectual, que cada vez entiendes menos las cosas, la realidad, y que no hay respuestas para el amor y la muerte”.

Con WildFrank estuve varios años rodando la fauna y ecosistemas del mundo, del Amazonas a Nepal o de Indonesia a Namibia y ha sido toda una experiencia. Trabajar junto a Frank, también leonés, es un privilegio, es un hombre fuera de lo común que hace cosas fuera de lo común y está llevando a cabo una labor titánica en la lucha por el medio ambiente y la conservación de las especies.

Sea como fuere, 'Cómo me hice idiota' -editado por Libros Indie, prologado por el periodista Gonzo y con una sinopsis en la contraportada del también berciano Toño Tejerina, “el diablo sobre ruedas”-, no deja indiferente a sus lectores, sobre todo a quienes de algún modo hemos vivido esa época efervescente de los años ochenta y noventa.

Agradece a Gonzo el esfuerzo de escribir el prólogo justo en el momento en el que comenzaba un nuevo proyecto en la televisión (Salvados). “Escribió el prólogo de 'Cómo me hice idiota' en los vagones de los trenes que le llevaban a la siguiente grabación y eso me parece realmente maravilloso... Y Toño Tejerina es una de las mentes más brillantes de mi generación y no le ha destruido la locura precisamente. Toño ha sido el estímulo, el primer lector, el crítico, el amigo que ha destripado en la sinopsis lo mejor del libro, en el buen sentido de destripamiento”.

En este sentido, se confiesa lector del propio Toño Tejerina, o el también ponferradino Pepe Kubrick (a quien hemos entrevistado en esta misma sección: Pepe Kubrick: “Escribo la poesía que a mí personalmente me gusta leer. La que me sacude. La que me provoca” - ILEÓN.COM), además de Leopoldo María Panero Leopoldo, que, si bien no nació en León, era originario de Astorga, “y al que mi bolsillo tuvo la mala suerte de conocer en Madrid”.

Cómo hacerse benditos idiotas leyendo y escuchando música

Asimismo, en su libro 'Cómo me hice idiota' Silva menciona 'Friso Menor', de Ramón Carnicer. Se pregunta este creador qué pinta Carnicer entre escritores locos, borrachos, drogadictos, perdidos y defenestrados. “Pues el humor, la serenidad y la claridad en la escritura y en la idea y de, alguna manera, eso de no tomarse demasiado en serio las cosas”. Grande Carnicer, sin duda. Y un ejemplo de honestidad, de coherencia, de escritor realmente extraordinario. No hay más que leer su emocionante y reflexivo 'Donde Las Hurdes se llaman Cabrera', que a la vez está repleto de ternura y buen sentido del humor, de humor inteligente.

Cree Silva que su libro 'Cómo me hice idiota' es un recetario de autores y músicas que puede venir muy bien para combatir el aburrimiento durante un par de horas. “Los lectores viejos pero inmaduros se verán en él reflejados, verán el camino que han dejado atrás y los lectores jóvenes puede que descubran literaturas y canciones que hablan de ellos, aunque sean canciones de hace treinta años y textos de hace cien años”, comenta este “el lector tópico congestionado”, como él mismo se define con humor, que siente también atracción por el nuevo periodismo de Tom Wolfe así como por la forma de contar o su forma de vivir, “que viene a ser lo mismo en su caso”, del “honorable” Hunter S. Thompson, creador del llamado periodismo gonzo.

Después de su ópera prima, lleva un tiempo garabateando una serie de textos que puede que estén muy próximos a una especie de prosa poética, “pero sin demasiada pasión en la labor, todavía. Y quizás tenga que ponerme a segmentar y reescribir 'Cómo me hice idiota' porque hay cierto interés en poner el libro en imágenes y sonidos”, argumenta este ponferradino trotamundos, que nos recuerda que, cuando era un adolescente, Ponferrada le parecía, como al protagonista de 'Cómo me hice idiota', “un lugar inhóspito, una ciudad oscura y de niebla, aislada ahí abajo en un valle, entre las montañas que no le dejaban respirar...”,

Era un lugar del que había que huir de alguna manera, a través de la literatura o de la música o comprando un billete del ALSA –matiza Silva–. Tal vez por eso se fue pronto de Ponferrada. Pero también quiso regresar pronto a su tierra natal.

Tuve la suerte de vivir gracias a escribir historias con imágenes en movimiento y así hasta la fecha actual, primero redactando noticias y reportajes, después escribiendo en imágenes sobre el asunto que la televisión pagase: una favela en Brasil, la pacificación de Sarajevo, un concurso en Australia o las Bodas de Sálvame. Debe existir alguna extraña conexión de radiación cósmica entre todo esto

“La mejor manera de amar a alguien o a algo es echarlo de menos. Descubrí lo que suponía Ponferrada para mí cuando la dejé atrás... y suponía mucho. Ahora se ha convertido en el refugio de las bombas, en el lugar en el que disfruto de mi familia y me relajo y descanso. Supongo que aquella Ponferrada, bella y sombría a la vez, y la de ahora más luminosa y confortable para mí, han moldeado mi carácter, mi forma de escribir o de enfrentarme al mundo. Y hay algo que siempre me ha cautivado, que me sigue sorprendiendo, y es la celebración de la vida que ejercitan los bercianos, que ejercitamos los bercianos, día sí y día también”, señala con cierta morriña este berciano universal, al que he tenido el gusto de descubrir. Y con quien espero estar en contacto a partir de ahora.

Entrevista breve a Jaime Silva

“Lo que más me divierte en la vida es perder el tiempo”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'El cero y el infinito' de Arthur Koestler.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

En este instante, Werther y Kasperle.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

No se me ocurre nadie, si se ha molestado en escribir una palabra tras otra...

Un rasgo que defina tu personalidad.

Sencillo, atolondrado, no sé...

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Sentido del humor.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Lo mismo, sentido del humor.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Perder el tiempo.

¿Por qué escribes?

Por qué no escribo (aquí respondo en plan 'vilamatasiano')

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, apenas escribo en redes sociales.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Ver 'Cómo me hice idiota'.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Comencé un blog hace tiempo pero desistí hace tiempo. No sigo ninguno.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

'Préstame tres dólares para chili con carne'.

Etiquetas
stats