Vicente Rodríguez Manchado: “León, desde muy atrás, ha sido un foco que ha irradiado amor por la palabra”

Vicente Rodríguez Manchado, en un recital.

Manuel Cuenya

Si bien mucha gente, incluidos algunos poetas y narradores, reniega de las redes sociales, que sin duda son un arma de doble filo, entablé contacto con el poeta Vicente Rodríguez Manchado hace años a través del Facebook. Y, a partir de ese momento, aunque nos hayamos visto en contadas ocasiones, hemos establecido una buena relación de camaradería.

Recuerdo cómo en una de mis visitas a Salamanca, ciudad en la que vive, ejerció como un excelente cicerone y me re-descubrió la capital charra, al menos una parte de la ciudad, adentrándome en lugares como la terraza de El Quijote, un sitio en calma, en el que es posible conversar sin ruidos. O bien en el casino (maravilloso espacio) o bien en el jardín y el museo dedicado al gran artista, ya fallecido, Venancio Blanco.

Agradezco por supuesto su hospitalidad, su cercanía, su verbo, tan lleno de sabiduría, de poesía, porque él es un poeta con mayúsculas. Creo que Manchado sería poeta incluso aunque no hubiera publicado ni un solo libro. Y él no sólo ha publicado varios libros, entre otros 'Bajo otra luz, la última' o 'Sólo por habitarte', sino que ha sido premiado en diversas ocasiones.

Recuerda con entusiasmo el Premio Nacional de poesía Conrado Blanco que le concedieran en el 2014 en el Certamen Poesía para Vencejos (organizado por Felipe Pérez Pollán: https://www.ileon.com/cultura/la_fragua_literaria_leonesa/108729/felipe-perez-pollan-poesia-para-vencejos-representa-todo-para-mi), por su poema 'Nadie te espera en la ciudad'.

“Un trabajo interesante que rememora la figura de Claudio Rodríguez en un ambiente propicio cerca del Duero –en palabras del poeta Adolfo Ares–. El poeta transmite su pasión y se hace fluir junto a ese río, que ha sido el de tantos poetas. Hay soledad y hay noches de emociones contenidas... porque el ser humano aparece en cualquiera de los versos, en un camino nuevo de un autor que sabe hacer discurrir el río a través de la poesía”.

Cuenta Vicente que los premios literarios son un estímulo, que a uno lo dan a conocer y, además, te permiten conocer a otras personas que también aman la poesía.

Su poemario 'Sólo por habitarte' fue galardonado con el Primer Premio en el XIX Certamen de Poesía Pepa Cantarero (Baños de la Encina, Jaén, Octubre de 2015). “Un aldabonazo... un verdadero acicate en los años venideros... Representa el trazado de lo que yo llamo 'el bajo continuo del oficio de poeta' (con un guiño a Cesare Pavese y su 'Oficio de vivir')”, precisa Vicente, que obtuvo en 2016 el Primer Premio en el XXXII Certamen Juan Bernier de Poesía del Ateneo de Córdoba con su poemario 'Bajo otra luz, la última', lo que ha significado, a su juicio, el asentamiento interior, la convicción de seguir la ruta emprendida, sin inquietarse por el paisaje. “Y en esa línea sigo, con algún que otro 'apagón' por motivos de salud, habida cuenta de que en el año 2000, ”siempre en otoño/invierno“, fue ingresado en el Hospital Clínico. Y lo que en principio fue diagnosticado como un tipo de leucemia, finalmente quedó en una anemia hemolítica autoinmune: ”mi organismo destruía plaquetas, y, para cuando ingresé, en el recuento ¡salieron seis mil, cuando el mínimo del rango son ciento cincuenta mil plaquetas! Fue una convalecencia de casi siete meses: allí, en la habitación del hospital, nunca dejé de leer y escribir. Y, ya en casa, tampoco. En ese aspecto, puedo decir que fue algo terapéutico. Y cuando en 2006, ingresado de nuevo en el Hospital, me fue diagnosticado un Lupus Eritematoso Sistémico, que, en mi caso, me afecta a la sangre, se repitió mi respuesta. La poesía, la lectura, en general, fue una tabla de salvación, pero, sobre todo, lo fue la escritura. Así, en esta segunda convalecencia, me encontré con una producción muy amplia que necesitaba una criba. Y ahí aparece ya el concepto de 'lavoro', tan 'pavesiano' y querido para mí. Comienzo entonces a ordenar los materiales, a participar en concursos...“, expone este creador, que tiene gran parecido físico con Unamuno. Y para quien la poesía es revelación. Revelación y emoción como el poema que le dedica a su madre afectada de Alzheimer, que ha fallecido recientemente, según me comunica el poeta salmantino-leonés Chema García.

Y así la vida va y así la vida viene,/céfiro, marea, suspiro de nadie./La ceguera de un Dios es infinita,/no conoce horizontes./Dejarte así irreconocible para ti/ ante tus ojos y los ojos de los tuyos./Tú eres llanto en los ojos incendiados,/el que huye del frío y lo aborrece,/teme al frío./Así quienes se alejan de tormentas, ciclones, tempestades,/en ellos brota un miedo/compartido con lobos, mariposas, tigres o gacelas./En ti la herida sin embargo/es puro aturdimiento inmóvil./No conoces alarma,/ignoras quién te habita,/el tesoro de saz que has regalado en un suspiro./Aquellos círculos de savia que te forman/pudieran ser basalto./Tú no ves,/no puedes verte./No sabes,/ya no estás en ti./Y cuando hablas/no te oyes,/ni oyes a quien desesperado/ni murmura./Aunque su voz,/aunque sus lágrimas.../Solamente tus manos afrutadas callan,/ríen, piensan acarician, ven, hablan o recuerdan,/recuerdan en toda la extensión de sus arrugas minerales./Y borran la infinita ceguera,/así de un Dios incomprensible.

(Vicente Rodríguez Manchado, 'Canción de cuna para una madre')

El Ágora de poesía fue un ¡flechazo! Una pequeña gran revelación: ¡el silencio en la escucha, el respeto a todos y cada uno de los que leían sus poemas, fue el detonante! Siempre había soñado algo así, y lo veía concretado allí, en ese punto, hora y lugar

Salamanca y León, emparentadas por el afecto

Aunque nacido en Salamanca, siente gran afecto por León, recordando su paso por nuestra tierra, su tierra, en época de juventud, cuando hizo el servicio militar (qué tiempos aquellos), en concreto en El Ferral del Bernesga. Posteriormente, ha tenido la ocasión de estar en el Ágora de poesía, que para él fue un “¡flechazo! Una pequeña gran revelación: ¡el silencio en la escucha, el respeto a todos y cada uno de los que leían sus poemas, fue el detonante! Siempre había soñado algo así, y lo veía concretado allí, en ese punto, hora y lugar”.

El autor de 'Un dios de soles y fragmentos' (Amarante, 2016) siente cariño tanto por Salamanca como por León, ciudades muy hermosas, según él.

“La primera está entrañada en mí, la habito, vivo en ella y la vivo. León, al cabo del tiempo, a más de la ciudad en sí, como espacio público impresionante y casi sobrecogedor, la vivo también, aunque no pueda pasearla a diario: es gracias a la poesía que puedo sentir la ciudad a través de los poetas leoneses, con los que he trabado amistad y afectos”.

Es tal su devoción por la ciudad de León que, por momentos, le gustaría vivir en la misma, porque la capital leonesa dispone, en su opinión, de más espacios verdes que Salamanca. Y a Vicente le gusta el verdor, los espacios donde sentarse a escribir, como es el caso del jardín poblado de esculturas de Venancio Blanco, un lugar muy bello desde el que se tienen buenas vistas a la catedral.

“León, desde muy atrás, ha sido un foco que ha irradiado amor por la palabra. Ahí están los filandones, exponentes de una tradición oral ininterrumpida, aunque haya habido alguna pausa”, afirma Vicente, que reivindica a narradores de la talla del Padre Isla, Josefina Aldecoa o Luis Mateo Díez... O bien a Crémer, Eugenio de Nora, “los cuatro Antonios”: González de Lama, Gamoneda, Pereira y Colinas; Juan Carlos Mestre, Pilar Blanco, Andrés Trapiello... “La nómina es realmente inabarcable. ¡Es maravillosamente fecunda la ciudad, la tierra leonesa! Desde fuera de León, el ojo, el oído, perciben el acarreo del tiempo, de la memoria, del amor a la palabra. Y eso se advierte clarísimamente todavía”, sostiene este devoto de Walt Whitman, que tuvo el privilegio de conocer al escritor Torrente Ballester, ya que este llegó a impartir clases en el Instituto Torres Villarroel, donde Vicente estudiara el Bachiller. Era, según él, un profesor atípico, asistemático (como no podía ser de otro modo) pero excelente. Lo que más le gustaba de su clase era cuando contaba anécdotas acerca de Valle-Inclán. Las anécdotas eran la esencia de sus clases.

Con el paso de los años, llegó a tener incluso cierto trato con el autor de 'Los gozos y las sombras' y 'La saga/fuga de JB', que es puro realismo mágico, con ese territorio mítico de Castroforte del Baralla donde desaparece la reliquia del Cuerpo Santo.

Su vocación por las letras, por la literatura, se remonta a cuando tenía cuatro años, con su tía abuela Francisca, “Kika en la familia y en el pueblo”, que era maestra y estanquera. “Más tarde la que fuera mi maestra en Pontaut y Les, en el Valle de Arán, Magdalena Soriano Barés. Y, ya en la etapa de Bachiller, todos los profesores de Lengua y Literatura nos inculcaron la inclinación por el saber, por conocer la literatura española y, sobre todo, nos llenaron de deberes: ejercicios de redacción, composiciones poéticas, todas las semanas. Ah, y el teatro, tres obras -autos sacramentales, versiones 'blancas' de la mano de Pedro Muñoz Seca-. Y nunca fue percibido como gravoso por los chavales que éramos entonces. Nunca nos quejamos... Todo nace por alguien, por algo, por algún motivo o entorno”, apunta Vicente, que comenzó a escribir de un modo creativo en la antigua Studio Olivetti 44. Y participa en las tertulias de la ciudad, 'Papeles del Martes' -aún vigente-... “Participo en concursos, a los que envío los libros o los poemas como a hijos para que conozcan el mundo... Y he tenido suerte, la verdad. A todo ello, añádele el ingrediente de la amistad con otros poetas, de aquí y de allá, por redes o en persona...”.

¡Es maravillosamente fecunda la ciudad, la tierra leonesa! Desde fuera de León, el ojo, el oído, perciben el acarreo del tiempo, de la memoria, del amor a la palabra. Y eso se advierte clarísimamente todavía

En estos momentos, está trabajando en dos proyectos, en dos poemarios.

“El primero, ya estructurado, está en fase de revisión personal y me gustaría que pudiera ser bien acogido por alguna Editorial de Poesía acreditada. El segundo, del que no puedo ni debo decir grandes cosas, está ligado a la posibilidad de lograr una residencia literaria en algún país europeo; este año, por la situación mundial derivada de la Covid-19, lo veo más bien imposible. Espero que pueda tener esa oportunidad, y sería en la primavera de 2021: la residencia literaria, durante cuatro semanas, aparte de todos los evidentes beneficios culturales derivados del cambio de entorno y contactos, supondrían disponer de las condiciones ideales para acometer un proyecto que resultó varado a consecuencia de una concatenación infausta de problemas de salud, y que arranca en el último tramo de 2018”, explica Vicente, cuyo proyecto se basa en la visión de la Poesía como la expresión más decantada del espíritu humano en su conexión con las fuerzas de la Naturaleza más primigenia, “como obra en la que se reconoce la comunidad a la que sirve el hombre-poeta, en todas las culturas, en todas las civilizaciones...”, concluye el poeta.

Entrevista breve a Vicente Rodríguez Manchado

“Lo que más me divierte en la vida es la poesía”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

El 'Canto a mí mismo' de Walt Whitman, todo Cesare Pavese o Valente, o José Agustín Goytisolo...

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

En la literatura, pues ya casi queda respondido. En mi vida, mis padres y mis hermanos, toda la memoria de clanes que perduró hasta mi madre en toda su familia. En lo personal y en lo formativo, todos mis maestros, mis profesores de Lengua y Literatura, de Historia del Arte, de Griego y Latín, de Francés...

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

¿Se puede decir? Coelho.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Resiliencia. Entusiasmo. Vitalismo.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La lealtad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

¡Es un clima irrespirable! Participé activamente en la transición democrática, con los instrumentos a mi alcance. Y, como yo, todos los que lo vivimos entonces, asistimos a ese período de incertidumbre con una idea común: libertad de prensa, libertad de expresión y opinión..., pero todos teníamos puestas las luces largas.

A día de hoy, con esta crisis sanitaria, esperamos a que todos podamos salir con bien de ella. Pero, si mientras tanto, si después, si nadie, ninguno de nuestros servidores públicos alza la vista y, generoso, tiende la mano al otro -sin renunciar a las ideas propias- para beneficio del bien común de la 'res publica' romana. ¡Me exilio a Portugal: hermosa tierra, hermosas gentes, trabajadores, amantes de sus prohombres y de sus menestrales, amantes de la música y de la buena conversación! Queda dicho.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

¡La Poesía! En serio: disfruto contemplando la ciudad, participando en lo que me gusta y está a mi alcance. El trato con las personas, en definitiva.

¿Por qué escribes?

Porque sí: es la espita del enorme tonel en el que se depositan y decantan todas las vivencias, toda la memoria.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Pueden ayudar. Pero sólo si no desenfocas tu mirada del mundo, de la realidad que te toca vivir. Y, en ese aspecto, hay que permanecer muy vigilante, porque el componente narcisista que el uso de las redes sociales contiene, a la postre, puede resultar perjudicial, contraproducente, desincentivador...

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Todas y ninguna, Manuel. No obstante, añadiría algunos, en los que su exigencia personal y ética corre a la par de su grandeza como poetas: Sylvia Plath, Anne Sexton, Emily Dickinson, T.S. Eliot, Auden, Wallace Stevens, Cummings, Paul Valéry, Heine, Hölderlin, Rilke, Cesare Pavese, Anna Ajmátova y Marina Tsvietáieva, Wislawa Szymborska... Albert Camus, Italo Calvino, Stefan Zweig, Vasili Grossman o, actualmente, Adam Zagajewski...

Entre los españoles, aceptando pacíficamente toda la herencia que arranca desde Al-Ándalus, por ceñirnos a los más conocidos: Antonio Machado, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Pedro Salinas, Claudio Guillén, Vicente Aleixandre, Cernuda, José Hierro, José Ángel Valente, José Agustín Goytisolo...Y, hoy día, hay muchos y muy buenos poetas. No quisiera faltar a nadie, pero la lista sería infinita. De León, habría para llenar hojas y hojas con sus nombres... En fin, como el agua que fluye, por tirar del hilo de mi amada Marguerite Yourcenar.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No, no sigo ninguno. Puedo decir que sí me he adentrado en algunos, pero a modo de quien se asoma a un pozo, o al modo de un lector ávido...

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

No hagas daño a nadie. Vive y deja vivir. Carpe diem. Ama, y sé feliz (San Agustín)...

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