Gerardo Martínez Castro: “No concibo una casa sin libros, sería como un hogar sin retrete o sin ducha”

Imagen de Gerardo Martínez Castro

Manuel Cuenya

Gerardo Martínez Castro (conocido familiarmente como Pol) es autor de la novela 'Pozos', cuyo título es un homenaje a la comarca de La Cabrera, pues esta es la genuina protagonista de este libro editado por Lobo Sapiens que lidera el escritor José Antonio Martínez Reñones, el cual califica esta zona leonesa como “el gran parque temático de la minería aurífera en España”.

Tiene toda la razón mi editor –explica Martínez Castro–. “Desde Manzaneda hasta Puente de Domingo Flórez, desde la cima del Teleno hasta las profundidades de la mina de La Casarina, en Llamas de Cabrera, toda la comarca huele a pasado aurífero y sus vestigios así lo delatan. Todo un enorme potencial subdesarrollado e infraexplotado, como ironía final”, aclara este novelista, que reconoce ser un leonés de provincia y, como tal, mira hacia León desde ese prisma, “como la capital del viejo reino y la actual gran urbe a nivel provincial”.

En este sentido, León lo es todo para Gerardo porque, además de ser el lugar donde nació, donde quiere estar y donde se encuentra más cómodo, marcó su ópera prima de forma palpable. Y también espera que siga siendo así en sus próximas obras.

'Pozos' (en referencia a Pozos de la Cabrera) es una novela voluminosa, de más de 600 páginas, estructurada en cuatro capítulos, a saber, Diferentes maneras de llegar, Complicaciones, Días de pesadilla y Conclusión, en la que se dan la mano La Cabrera y la minería aurífera, que ha sorprendido gratamente a la mayoría de sus lectores, también en la comarca protagonista, asegura su creador, “y eso es siempre difícil, en especial, debutando”.

Por tanto, siente agradecimiento hacia su editor Reñones porque, en su opinión, apuesta y arriesga por lo leonés y por los leoneses, “algo que algunas veces no está en consonancia”, matiza Gerardo, convencido de que no le extrañaría que en el futuro continuaran compartiendo sendas y peripecias.

Desde Manzaneda hasta Puente de Domingo Flórez, desde la cima del Teleno hasta las profundidades de la mina de La Casarina, en Llamas de Cabrera, toda la comarca huele a pasado aurífero y sus vestigios así lo delatan. Todo un enorme potencial subdesarrollado e infraexplotado, como ironía final

La Cabrera como especio literario

La Cabrera de Ramón Carnicer se nos antoja inolvidable. Y tal vez sea, 'Donde Las Hurdes se llaman Cabrera', uno de los más grandes libros de viajes que se hayan publicado en lengua española. Aunque esto sea mucho decir. O bien La Cabrera de Pinilla en 'Antonio B. El Rojo (El Ruso)'. Por cierto, en la novela de Martínez Castro también aparece un personaje conocido como el Ruso. Incluso podemos rememorar La Cabrera que figura en 'Flores de hinojo' de Martínez Oria: https://www.ileon.com/cultura/039509/andres-martinez-oria-el-viaje-es-uno-de-los-asuntos-mas-fecundos-para-la-creacion

'Pozos' es una novela de suspense, de intriga, ambientada en el mes de octubre de 1990 en La Cabrera, aunque también aparecen escenarios como Las Médulas, en el Bierzo, Astorga o La Bañeza, que para Gerardo fue su hogar durante casi tres décadas, donde se formó, a su juicio, en muchos sentidos, un lugar de referencia, una localidad de suma importancia para él. Tanto es así que su alias de Pol es herencia de su pasado bañezano.

“En mi barrio me pusieron Pollo como mote, pero el tamaño de la población y la abundante juventud, por aquel entonces, hicieron que otros chavales fueran apodados de igual manera. Ello unido a que ya no era un rapaz, precisamente, derivó en el acortamiento del mismo. Gustó, caló y hasta hoy”, apunta este apasionado de la lectura, que aprendió a disfrutar de la lectura desde muy joven. La lectura es, según él, una fuente inagotable de disfrute y de conocimiento, de aventuras y de lecciones vitales.

“No concibo una casa sin libros, sería como un hogar sin retrete o sin ducha. Me estreno con cuarenta años en la narrativa, pero fue un oscuro y latente deseo desde que tenía quince o dieciséis. Más vale tarde que nunca, supongo...”, apostilla este narrador al que le gustaría escribir al menos otras cuatro novelas más. Y que sus posibles lectores las disfrutaran.

Aunque confiesa que apenas lee poesía, “para vergüenza propia y a pesar de los múltiples intentos de mi madre”, sí ha disfrutado leyendo a Julio Llamazares y Andrés Trapiello, entre otros.

“Además, disfruto de los libros de carácter histórico y del esfuerzo que un buen puñado de falantes, y de organizaciones como Faceira, están haciendo por valorizar el llionés, también dentro del ámbito literario”, agrega este novelista que dice ser “el hijo bastardo de un sinfín de escritores y escritoras que me hicieron y me hacen disfrutar a rabiar”, aunque no logra discernir la influencia concreta de ninguno.

El Coronavirus es una gran hijoputada para la que no estábamos preparados a ningún nivel. Y seguimos sin estarlo. Nos afecta desde tantos ámbitos distintos y con tal gravedad que puede llegar a colapsar economías domésticas, empresariales y, no me extrañaría, estatales

En la actualidad, tiene en mente dos proyectos literarios, pero sólo uno está en marcha, porque su desarrollo depende de ciertas condiciones “que, temporal y económicamente, no se están dando” a resultas de esta situación de Coronavirus, que es -recordando al actor y director de cine Clint Eastwood en el papel del sargento Tom Highway-, una 'hijoputada'. “Una gran hijoputada para la que no estábamos preparados a ningún nivel. Y seguimos sin estarlo. Nos afecta desde tantos ámbitos distintos y con tal gravedad que puede llegar a colapsar economías domésticas, empresariales y, no me extrañaría, estatales”, sostiene Gerardo (Pol) a quien le resulta imposible ponerse en la piel de los que han perdido a un familiar, a un amigo... en la de los sanitarios, o en la de los militares, o en la de los policías, o en la del personal de las residencias, y en la de tantos otros. “Demasiada gente lo está pasando mal o lo pasará aún peor que en el lustro anterior y que en el anterior. Eso generará comportamientos y situaciones que no soy capaz de predecir”, detalla Gerardo, en cuya segunda novela también habrá oro –nos anticipa–, y tampoco estará ambientada en este siglo.

“No me está gustando en demasía el actual, las cosas como son”.

Entrevista breve a Gerardo Martínez Castro

“Somos una sociedad mediocre, de manera que tenemos lo que merecemos. O quizás no...”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Si un libro me ha llenado mucho, lo releo muchas, muchas veces. Jamás dejaré de leer 'Olvidado Rey Gudú', de Ana María Matute. Me parece un libro bestial, tremendo.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

No hay nadie imprescindible; pero, para mí, el mundo sería más triste sin Stephen King.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

No puedo con 'Crimen y castigo', de Dostoievsky. Llevo tres intentos y me veo incapaz de acabarlo en esta vida. Y le he concedido tantos porque es el autor de 'El Jugador', una absoluta exquisitez.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Procuro no incordiar. Incluso en las escasas ocasiones en la que sería aceptable hacerlo.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La bondad. Y no abunda.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

¿La española? Es de un nivel mediocre. Muy mediocre. Pero también creo que somos una sociedad mediocre, de manera que tenemos lo que merecemos. O quizás no...

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Actualmente, disfruto un montón con todo aquello relacionado con el oro, desde planear rutas y visitar minas antiguas a batear de forma esporádica en los muchos ríos auríferos leoneses. También dándole a conocer estas maravillas a todo aquel que muestre interés por ello. He hecho las veces de guía en alguna ocasión y es una auténtica gozada.

¿Por qué escribes?

Por pasión y necesidad. Necesidad vital. Inicialmente, fue un impulso egoísta e inevitable por expresarme. Después, por sufrir y disfrutar al hacerlo y por la esperanza de entretener al lector, de hacerle experimentar algo igual, pero diferente. Quizás, por la oportunidad de descubrirle alguna historia perdida, algún lugar olvidado...

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, porque no me lo planteo como una herramienta para ese fin, pero sí las utilizo para aprender algunos trucos y para corregir mis fallos ortográficos, también para la necesaria promoción.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Me apoyo en cualquier instrumento que considere aceptable de cara a lograr introducir a los lectores en los escenarios y en las diversas situaciones. Desde libros y revistas variadas, a documentación fotográfica, apuntes y entrevistas con personas de toda índole, desde el vecino anónimo de un pueblo hasta el cargo más elevado de la institución que esté encargada de la materia en estudio. La fase preparatoria la trabajo y la disfruto mucho.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

He participado en tres blogs, dos de ellos en solitario. El último, www.irrealidadperenne.blogspot.com, pero no lo utilizo desde hará unos tres años. Curiosamente, fue en el que debuté, www.sieteplanetasdesorbitados.blogspot.com, escribiendo bajo el pseudónimo de Planeta Pol, en el que más me divertí y también en el que más aprendí. Actualmente, ojeo diferentes blogs como herramienta, pero no soy seguidor asiduo de ninguno. Esencialmente, por falta de tiempo.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Creo firmemente que nuestra existencia está rodeada de una nube invisible de estupidez, de maldad y de sinsentidos: es preciso que no aportemos más a tamaño desatino.

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