León mira a Oriente por el fútbol

Aspecto del Reino de León durante la disputa de un partido de la Cultural.

Juan López / ICAL

El rápido y pequeño futbolista africano Stephen Babalola acude a clases de español casi todos los días. Progresa adecuadamente; es un alumno aventajado y denota interés. De hecho, ha mejorado mucho, si bien la mayor parte de la comunicación con sus compañeros es en inglés, sobre todo con los cataríes Sultan Al Brake, Tameem Almuhaza y Assim Madibo. No son alumnos cualquiera, son jugadores de la Cultural y Deportiva Leonesa; son la clave de un proyecto que se inició hace meses con la adquisición del club por parte de la Academia Aspire Catar. “Tocó la lotería en la ciudad, porque caminábamos hacia la liquidación”, afirma con experiencia de gestor Felipe Llamazares, director general.

Él, como pocos, conoce a los jóvenes jugadores. Como el resto, se dedican a conocer la ciudad, cenar de tapas por El Húmedo y aprovechar sus días libres para salir de León y de la provincia. Dos de ellos viven en un piso; los otros dos, comparten otro, pero siempre se unen para sus actividades de ocio, que se centran en cenar juntos y ver películas, algunas también en castellano para mejorar el idioma. Incluso han sido preguntados por los aficionados cómo les afecta el ramadán por su condición de musulmanes. Contestaron que lo tienen tan interiorizado que no les afecta ni a la hora de entrenar o jugar, ni en su vida diaria.

Por fortuna para ellos, los cuatro jugadores han conocido una situación amable del fútbol leonés. Hace un año, la ciudad presagiaba un futuro negro para un club con 90 años de historia y que, como si de un milagro se tratara, viró hacia el verde esperanza gracias a un balón de oxígeno que llegaba de Oriente. La Academia Aspire Catar buscaba en España la posibilidad de invertir en un proyecto deportivo como el que representa el club del esmoquin; eso sí, desde la base, desde la fortaleza de construir una cantera, alejado de los millones de jeques árabes o magnates rusos. “Ellos quieren cimentar esas bases y empujar al club hacia el profesionalismo, con solidez. A partir de ahí, el resto depende del equipo y la afición”, asiente Llamazares.

Tras sortear una liquidación, un descenso administrativo y numerosos problemas económicos, el club ve la luz al final del túnel. La elección de León no fue casual, sino que está apoyada por el plan director suscrito hace tres años, más vinculado a una empresa que al deporte, y eso llamó la atención.

Antiguo árbitro de baloncesto de ACB durante 25 años, Llamazares acude casi todos los días a ver el entrenamiento de los jugadores. La persistente lluvia de un día invernar en el Área Deportiva de Puente Castro, donde entrena el equipo, no es excusa para que el responsable no quite ojo de la plantilla, que realiza ejercicios con balón a las órdenes del joven técnico Juan Ferrando, justo en la semana previa en la que visitan al líder del Grupo I de 2ºB, el Racing de Ferrol.

Unos jugadores llaman la atención más que otros para el director general. “¿Qué tal han entrenado hoy?”, pregunta al asturiano Xabel García, preparador físico de la primera plantilla. “Muy bien, aunque a alguno todavía le falta ritmo”, responde. Con el dedo índice apunta hacia tres jugadores de nacionalidad catarí y otro costamarfileño, integrantes de Aspire y cuya participación esta temporada forma parte del acuerdo alcanzado con la academia. Les reclama, siempre en inglés, y ellos aceptan amablemente la invitación ante la cámara, con una sonrisa constante que retrata una inmensa felicidad. “Tenemos cuatro chicos en el primer equipo y dos en el segundo. Todos por encima de los 18 años que se forman y juegan aquí”, presume.

Todos ellos cuentan con capacidades para jugar en la Segunda División B española y “con gran disposición para aprender, pues desde muy jóvenes han sido formados para esto”. “Ellos son los principales valores que tenemos gracias a este acuerdo: las personas”, ensalza Llamazares, quien recuerda que algunos de ellos han jugado el campeonato asiático sub-23 con su país en el mes de enero.

Superado el escepticismo...

Pero no esconde el exárbitro que la llegada de la Academia supuso, como repite al menos en un par de ocasiones, “la lotería para León”. “La ciudad era escéptica al principio, pero se ha dado cuenta de que esto es en serio”, remarca. No quedaba otra. Era éste o el camino de la desaparición. Así, se comprometieron a hacerse cargo de la deuda adquirida, cifrada en 1,7 millones de euros, de los que ya han abonado 200.000 euros. Desde que el club se convirtiera en sociedad anónima deportiva en 2001, muchos empresarios, casi todos de la construcción, han pasado por las oficinas dejando pésimas gestiones que han acabado en esta situación.

“Hace un año buscábamos como locos inversores porque esto se acababa. Llamamos a muchas puertas y se nos cerraban”, relata Llamazares, sentado en uno de los bancos de un vestuario del estadio principal de Puente Castro, metáfora del conjuro de un gran proyecto, como si se tratara de un partido apunto de comenzar y entre esas cuatro paredes se firma el pacto del compañerismo entre jugadores.

Su pasado baloncestístico le llevó a José Lasa, abogado y exjugador en los años 90 de Real Madrid y Baloncesto León, entre otros clubes, que junto a Antonio Martín, hermano del malogrado Fernando, son los delegados de Aspire Catar en España. Buscaban invertir aquí para complementar la formación de jugadores. De este modo, se cerró la operación con la adquisición del 99,7 por ciento del accionariado. El resto lo completa otro tipo de capital privado, pero son los cataríes quienes ahora marcan las directrices. “Ahora los jugadores están al corriente de pagos y podemos decir que en el plazo de un año seremos un club totalmente saneado y con metas ambiciosas”, desliza.

El reto es “invertir dinero en asentar la base”, desde equipos inferiores a infraestructuras técnicos o campos de fútbol. Ya se ha puesto en marcha un gimnasio monitorizado con las ventajas más modernas para controlar a los deportistas. Y por supuesto, incrementar la afluencia al estado Reino de León, que de momento este año ha duplicado el número de socios, al pasar de 1.500 a 3.000, con una asistencia media de 2.500. “Es una cifra aceptable para la categoría. El empuje definitivo lo dictarán los resultados”, sonríe Llamazares.

Aspire Qatar, que cuenta entre sus patronos con los futbolistas españoles Raúl González o Xavi Hernández, busca reconfortar el proyecto, como ya sucede con el Eupen belga desde hace tres años, otro equipo en situación económica delicada que salvó la academia. “El principal activo son las personas que conforman la organización. Son prudentes y sensatos, algo que no se estila en el fútbol”, critica el director general, quien augura que con estos mimbres la Cultural “estará arriba en poco tiempo”.

Una de las características de cautela por parte del accionariado catarí es la edad a la que los jugadores de la Academia llegan a Europa. No lo harán aquellos que no hayan cumplido la mayoría de edad, pero de sus infraestructuras en el país asiático sí se podrán beneficiar los jóvenes leoneses. De esta forma, a través del acuerdo, se evita tropezar en la misma piedra que FC Barcelona, sancionado durante un año sin poder fichar por cuestión de mercado de menores. También Real Madrid o Atlético de Madrid están pendientes de recibir el mismo castigo.

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