La térmica de La Robla funciona estos días porque España está en máximos de punta de consumo, sobre 40.000 megavatios

Peio García / Ical. Central térmica de La Robla.

Miriam Badiola / Ical

El director general de Energía y Minas de la Junta de Castilla y León, Ricardo González Mantero, aseguró hoy en León que el funcionamiento de la central térmica de La Robla en esta jornada se debe a que estos días España está en máximos de punta de consumo, del entorno de 40.000 megavatios, por lo que advirtió que de producirse su cierre “entraría una central más cara y alimentada con gas importado que supondrá un incremento de precio sin ninguna duda”.

Para González Mantero, “las cosas se podrían haber hecho de otra manera”, ya que se han cerrado cuatro minas que “eran absolutamente rentables” y que vendían un carbón “de altísima calidad” por debajo del precio del carbón internacional, a lo que se sumó la solicitud de cierre no solamente de Anllares y de Velilla, sino también de Compostilla y La Robla,

Un cierre en La Robla que supuso “un grave disgusto” al no estar previsto, pero para el que “desde el Gobierno se han puesto todas las condiciones para que Naturgy haya tenido que tomar esa decisión”, pidiendo entre otras cosas “que los pagos por capacidad terminen en 2025 y además manteniendo el impuesto especial al carbón mientras que se le ha retirado al gas natural utilizado en generación”, todo ello “con la evidente intención de que se cerrase todo aquello que tenga que ver con el carbón”.

No obstante, lo que más lamentó el director de Energía es que “no se haya buscado una alternativa para no tirarse al precipicio y no tener una verdadera transición que ya estaba hecha en la parte de minería de carbón”, tras el cierre de las minas no competitivas y manteniendo abiertas cuatro que “evidentemente requerían que se mantuvieran al menos tres de los ocho grupos térmicos en cuatro centrales de Castilla y León, dos de ellos en Compostilla y uno en La Robla”.

En este caso, según consideró Mantero, la devolución de las ayudas se habría podido llevar a cabo calculando de aquí a 2030 una producción de esas minas, más lo que hubieran consumido las centrales térmicas, para que se pudieran devolver una parte hasta devolver la integridad de las ayudas.

Sin embargo, “no se ha querido ir por esa vía” y se ha optado por un cierre “abrupto y sin alternativas” que tendrá unas consecuencias socio económicas “importantes”, ya no solo en la parte minera, sino también “de forma grave” en los trabajadores de las centrales térmicas, que entre directos e indirectos, “superan mil empleos” en León, a los que se suma la central de Velilla, calculó Ricardo González Mantero.

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