Sólo un 7% de los leoneses residentes en el extranjero solicitan votar el 28A

Urna electoral elecciones senado

Jesús María López de Uribe

El voto rogado —o el voto robado, según se mire— complica enormemente ejercer el derecho a voto de los españoles residentes en el extranjero. Para conseguirlo es necesario que la persona que lo tenga que pedir tenga que acercarse a un consulado o una embajada para entrar en el Censo de Electores Ausentes (CERA) pagándose ella misma el traslado; cosa que en un país pequeño como Bélgica no es excesivo problema, pero en los Estados Unidos de América, Rusia, Brasil o Australia ya es un problema más que considerable.

Así que no es de extrañar que la mayoría de los españoles residentes fuera de las fronteras de España ni se planteen ejercer el derecho a voto, porque no sólo es una complicación sino que posiblemente sea un dineral o es que estén tan lejos que no les merece la pena; o que ya estén tan integrados en sus países de acogida que no creen que sea coherente votar por lo que pase aquí. El caso es que de los 2.099.336 que andan allende los mares sólo el 8,4% ((176.547 personas) han solicitado el voto para las Elecciones Legislativas del 28 de abril, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Porcentaje que en la provincia de León es, si cabe, más bajo aún. De los 46.693 leoneses 'extranjeros' sólo lo han solicitado 3.294, un 7,05%. Hay que tener en cuenta que son uno de cada diez votantes de la circunscripción provincial de León, —el total 433.572 personas con derecho a sufragio para las Legislativas al Congreso y al Senado en este 2019— lo cual ya marca de partida una abstención perfectamente exacta de un 10%.

Aunque en la Región de León todavía baja más el porcentaje de los que lo han solicitado: sólo se han apuntado un 6,73%, 6.558 de 97.357. Sobre todo en Zamora donde sólo lo han hecho un 5,12% de los 20.263 que podrían haberlo solicitado; poco más de mil: 1.038. En Salamanca tampoco es que haya mucha diferencia, de los 30.401 que tenían derecho se han molestado en ejercerlo 2.226 votantes: el 7,32%.

El 10,38% en las provincias castellanas de la autonomía

Los datos tampoco es que sean muy maravillosos para las provincias castellanas que quedan en la autonomía. Extranjeros en el Censo de Residentes Ausentes (el CERA) castellanos hay contabilizados 56.644. Pero sólo 5.877 han pedido que les manden los documentos para votar por correo. Esto supone el 10,38% de todos ellos.

Por provincias, en Burgos de 17.669 lo han hecho 1.588 (el 9,01%); en Valladolid de 13.590 posibles, 2.052 (el mayor porcentaje de todas las provincias de la autonomía, el 15,09%); en Ávila lo han solicitado 702 de 7.965 (8,81%); en Palencia 694 de 7.291 (9,52%); en Soria 433 de 6.852 (6,32%, la que menos porcentaje) y en Segovia 408 de 3.277 (el 12,45%).

El ocho por ciento en Castilla y León

Los datos, juntando las dos regiones de la autonomía apuntan que de los 154.001 residentes en el extranjero, en las Elecciones Generales podrán intentar votar el 28A 12.435 personas, que vienen a ser poco menos de una de cada diez: el 8,07%. En la Región Leonesa, con muchas más personas residentes en el extranjero, la proporción es casi un punto menor que en las provincias castellanas de la autonomía, pero tienen derecho a voto 681 más; y eso que son tres provincias frente a seis.

En realidad, a partir de ahora los que han solicitado elegir diputados y senadores tampoco es que tengan asegurado poder hacerlo. Los retrasos en correos, las complicaciones de última hora y el endemoniado sistema —que parece que esté específicamente diseñado para evitar que puedan ejercer su sufragio, convirtiendo literalmente en una odisea poder votar— dejarán a una buena parte por el camino.

En las últimas Generales de 2016 en la provincia de León votaron 2.537 residentes en el extranjero, en la Región Leonesa 5.712; en las provincias castellanas 4.452; y en toda la autonomía 10.164. Lo cual indica a groso modo que —al ser similares los datos de 2019, aunque ligeramente inferiores, a las peticiones de voto rogado hace tres años—, uno de cada cinco se puede quedar sin votar por cualquier fallo: que no llegue la carta al destinatario a tiempo para enviarla o que se pierda por el camino la papeleta elegida.

Ya no sólo es que un escasísimo porcentaje de extranjeros se apunte para ejercer el sufragio, sino que hay un inaceptable veinte por ciento de posibilidades de dejarles, además, sin poder cumplir con su deseo. Normal que se apunten tan pocos.

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