Plantando semillas de futuro

ICAL Patricia Franco, una de las cooperantes berciana que participa con la ONG 'Haces Falta', en la localidad de Guadalupe en El Salvador

David Álvarez / Ical

“Transformar la sociedad a través de la renovación de la forma de impartir la enseñanza”. Así de ambicioso es el objetivo de la Red Internacional de Educación (RIE), una ONG que trabaja en todo el mundo y con la que la berciana Patricia Franco participa en un proyecto de renovación pedagógica en la municipalidad de Guadalupe (El Salvador). Tres años después de su primer viaje, Patricia retornó a principios de este año al país latinoamericano para comprobar los avances llevados a cabo desde entonces y para reencontrarse con viejos amigos y compañeros. “El objetivo es construir una escuela más lúdica, más divertida y más activa, generadora de pensamiento y razón, porque el fin de la educación debe ser formar seres humanos”, resume.

Graduada en Educación Social y Pedagogía, Patricia tuvo sus primeras experiencias en voluntariado internacional en el años 2014, de la mano de la ONG Cooperación Bierzo Sur, que lleva a cabo su labor en el pequeño país africano de Santo Tomé y Príncipe. En aquella ocasión, su trabajo consistió en sensibilizar a los voluntarios de la Cruz Roja en el cuidado de los mayores y en la puesta en marcha de un programa intergeneracional en una pequeña comunidad local.

Lo valioso de la experiencia le hizo repetir al verano siguiente y un año más tarde sus ganas de seguir colaborando la llevaron a buscar un proyecto en el que embarcarse, lo que la impulsó a conocer el trabajo de RIE. Tras pedir una excedencia en el centro de día de menores de O Barco de Valdeorras (Ourense) en el que trabaja, en enero de 2016, Patricia viajó por primera vez a El Salvador para poner en marcha un proyecto a cuatro años vista en Guadalupe, un municipio situado en las faldas del volcán San Vicente que en el año 2001 sufrió un devastador terremoto cuyas consecuencias aún están presentes en las escuelas de la zona.

Su estancia en el país salvadoreño se extendió por todo un año, en el que Patricia y su compañera de RIE llevaron a cabo un diagnostico para “conocer la realidad de las escuelas y las necesidades de profesores, padres y alumnos” de la zona. “Nuestra primera labor al llegar al sitio fue reunirnos con los directores de los centros educativos y explicar que no íbamos a dar lápices y pinturas, ni a sustituir a los profesores”, recuerda la berciana,

Con una filosofía basado en el principio de 'escuela abierta', que trata de “abrir la escuela a la comunidad” y considera que “toda acción puede ser educativa”, una de las primeras acciones que se puso en marcha fue un proyecto de cine comunitario, en colaboración con la Casa de Encuentro Juvenil, el ente público local dedicado a atender los asuntos relacionados con la juventud. Las voluntarias de RIE también impartieron talleres de formación en manejo básico de ordenadores para los maestros de los distintos centros y organizaron un encuentro entre profesores “para tomar conciencia de sus diferencias”.

Al respecto, Patricia explica que las escuelas de los cantones -entidades locales similares a las pedanías- suelen disponer de menos recursos que las situadas en núcleos más poblados y, en ocasiones, carecen de acceso a internet o de profesores adecuadamente formados en las materias que imparten. “Las principales quejas de los profesores tienen que ver con la falta de recursos y la falta de tiempo” explica la cooperante, que asegura que los docentes del país también reclaman la puesta en marcha de metodologías activas y de nuevas herramientas educativas, de “otra forma de dar clase”.

En ese sentido, uno de los proyectos de RIE también consistió en valerse del reciclaje y la reutilización para renovar espacios en las escuelas y crear materiales didácticos para materias como matemáticas o ciencias, de manera que los centros que no disponen de recursos para adquirir material nuevo puedan ofrecer una alternativa a sus alumnos.

Proyectos en los que la imaginación y la creatividad juegan un papel clave, como el aprendizaje de las tablas de multiplicar con frijoles o el establecimiento de un sistema de trabajo por rincones de aprendizaje, de acuerdo con el método Montessori, en las cinco parvularias -nombre con el que se conoce a las escuelas infantiles- del municipio.

Además, las voluntarias de RIE también trabajaron en el diseño de un programa de educación afectiva y sexual, basado en técnicas y metodologías de aprendizaje cooperativo, para combatir problemáticas como el alto número de embarazos adolescentes y la propagación de enfermedades de transmisión sexual. En coordinación con la unidad de salud local, las cooperantes formaron al personal médico para mejorar las charlas que éstos venían haciendo en los centros educativos de la zona. De la misma manera, el proyecto buscó la colaboración de la asociación de mujeres por el desarrollo de Guadalupe (Amdegua) para la puesta en marcha de talleres de autoestima y ejercicios de capacitación.

Siguientes viajes

A la hora de valorar las diferencias entre los sistemas educativos de España y de El Salvador, Patricia recalca que, en el país latinoamericano, “la educación sigue siendo un lujo, mucha gente tiene que dejar los estudios porque tiene que trabajar”. “No es por lo que cuesta sino por lo que supone”, explica la berciana. En un país muy religioso en el que la institución de la familia ocupa un lugar fundamental, la visión de la educación es más tradicionalista, algo que puede observarse en el trato con los docentes o en la presencia generalizada de uniformes, lo que no impide que “cuando tienen calor cogen la silla y salen fuera”, resume Patricia. “Allí vivía en una casa con 16 personas, con hijos que ya se habían casado y que seguían viviendo con sus padres. Les llamaba la atención que yo viviera sola en España”, explica.

Pese a que el trabajo desarrollado a lo largo de todo un año le hizo plantearse llegar a quedarse en El Salvador, Patricia volvió al Bierzo pero no se separó del proyecto que había ayudado a echar a andar. Así, un año más tarde, aprovechó sus vacaciones para viajar de nuevo y reencontrarse con su familia de acogida y con viejas compañeras con las que había coincidido en su anterior estancia. En ese segundo viaje, la berciana pudo comprobar los progresos del proyecto cuatrienal y participar en algunas de las actividades.

Y como no hay dos sin tres, en febrero de este año Patricia volvió a viajar a Guadalupe para asistir al inicio del curso escolar, que en El Salvador se organiza de acuerdo al año natural. Con el proyecto de renovación educativa en su último año, la buena noticia es que ya hay tres chicos salvadoreños que le darán continuidad, ya que uno de los objetivos de la municipalidad al poner en marcha la iniciativa era que ésta fuera asumida por gente local. En este caso, los tres alumnos proceden de la Facultad Multidisciplinaria Paracentral y son profesores de Educación Básica que ya colaboraron con RIE en sus respectivos proyectos de horas sociales, “una especie de trabajo para la comunidad relacionado con el ámbito de estudio de cada alumno”. “Son una semilla que empieza a germinar”, valora.

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