Carta abierta a los castellanos y a los leoneses

El candidato del PSOE a la Presidencia de la Junta, Luis Tudanca, en una foto de archivo. / R. Valtero / ICAL

Por Luis Tudanca

El pasado 26 de mayo los castellanos y leoneses votamos cambio. Después de 32 años, la clara victoria del PSOE abría una puerta a la esperanza. En democracia, la palabra siempre la tiene la ciudadanía y, voto a voto, cuando parecía imposible, conseguimos que se abriera paso la utopía y que tuviéramos la oportunidad de construir juntos una tierra de la que nadie tuviera que marcharse nunca más por falta de oportunidades, de la que nadie tuviera que volver a avergonzarse por la falta de decencia de sus gobernantes.

Pero para culminarlo hacía falta política. Si, política. Ni siquiera todas las cosas que estamos viendo estos días con vergüenza conseguirán que deje de creer que la política es la mejor herramienta de transformación, pero debe de ser de esa clase de política en la que los principios se anteponen a los intereses, en la que no se mercadea sino que se construye, en la que priman, por encima de todo, la ética, la responsabilidad, el servicio público y el interés general de una tierra con un proyecto autónomo, con una voz propia.

Por eso dije que asumíamos el mandato democrático de los vecinos y vecinas de nuestra tierra para gobernar, pero que no lo haríamos a cualquier precio. El fin nunca justifica los medios. Lamentablemente, parece que hay a quienes les vale todo y están dispuestos a pagar o a cobrar cualquier precio con tal de mantenerse o adquirir el poder. Hay quien es capaz de pactar con aquellos que quieren acabar con la igualdad y que son capaces de desdecirse de todo cuanto afirmaban.

Sin embargo, sigo convencido de que estamos ante un momento histórico. Y quienes defrauden las expectativas de los castellanos y leoneses quedarán retratados en el espejo de la historia. Hoy, apelo a la palabra dada. Una de las cosas más importantes que tenemos es nuestra palabra. Darla y cumplirla mantiene intacta nuestra integridad, nuestra dignidad y nuestra credibilidad. Por eso, la palabra es esencial en política. Es nuestro vínculo más inmediato, y la empeñamos con aquellos que, a través del voto, depositan su confianza en nosotros para representarlos.

A quienes tengan la tentación de pensar que la victoria borra la culpa, quiero decirles que la ida fácilmente. Decía Miguel Hernández que vale más una gota de pura valentía que un océano cobarde. Siempre. Y en Castilla y León, somos gente valiente.

Y no nos rendiremos. Con la fortaleza que dan las convicciones, más fuertes que nunca, que nadie dude de que nosotros seguiremos en pie, con la cabeza alta y la conciencia limpia. Con nuestro principios y dignidad intactos. Y con las mismas ganas de defender Castilla y León, una tierra de hombres y mujeres de palabra que no se merecen lo que les están haciendo.

Etiquetas
stats