Un grano en la Plaza del Grano

Un camión de pesados contenedores de obra atraviesa el empedrado la semana pasada tras descargar uno de ellos.

C.J. Domínguez

A la Plaza del Grano le ha salido otro grano más. En el encendido debate entre el Ayuntamiento y los vecinos, partidarios de la reforma del espacio para mejorar la accesibilidad, y algunos colectivos como Ecologistas en Acción que exigen que en la plaza no se toque ni un guijarro, sólo en una cosa conciden ambos bandos: en que la protección de su tradicional empedrado es sagrada. Y no en vano, será uno de los argumentos para la tramitación por iniciativa municipal de la protección que supondría la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la plaza más auténtica y sensible de la ciudad.

Pero lo cierto es que el sufrimiento al que se somete casi a diario a ese pavimento es grande. Las muchas 'calvas' en el enchinarado no sólo están causadas por el paso del tiempo desde la última intervención y la falta de labores de conservación. Este medios de comunicación ha podido comprobar de manera inequívoca y muy gráfica cómo la Plaza del Grano está somedida día sí y día también al paso y al aparcamiento de todo tipo de vehículos de motor, y no solo ligeros como turismos sino también furgonetas y hasta camiones de gran tonelaje.

El más regular de ellos es el propio camión de recogida de basura del Ayuntamiento de León que todos los días, excepto los domingos, entra en la Plaza del Grano por la calle Juan II, recorre transversalmente toda la plaza para vaciar los contenedores situados frente a la iglesia de las Benedictinas, regresa sobre el empedrado de nuevo justo al lado de la cruz de piedra tras la iglesia para hacer lo mismo con otros dos contenedores y vuelve a Juan II para culminar su labor con los últimos contenedores verdes. Ida y vuelta cada día.

Vehículos aparcados en la zona habilitada sólo para el paso a garajes pero también dentro de la zona prohibida. No es un estampa inusual.

Todas estas maniobras han sido fotografiadas en fechas muy recientes por este periódico digital de manera personal, de modo que no reproducimos ninguna fotografía entregada por terceras personas ni que puedan generar dudas de la fecha de su realización.

La semana pasada, por ejemplo, un camión penetró igualmente a la plaza sin que nada se lo impidiera, cargado con un pesado un contenedor de obra que depositó dentro de la plaza en un lateral del bar El Grifo. Una vez lleno de escombros de una obra en ese edificio, el camión regresó pocos días después para llevarse la pesada carga, de nuevo sobre las piedras de la plaza.

También es recurrente, y nada excepcional, observar cómo hay algunos vehículos que no sólo permanecen estacionados en la franja habilitada para el paso hacia el primero de los dos garajes autorizados con vado por el Ayuntamiento, sino que también aparcan en el interior de la plaza aprovechando que algunos de los bolardos metálicos que deben impedir el acceso al tráfico rodado ya no están en su sitio. Los vecinos explican a Ileon.com muy acertadamente que la retirada de esos bolardos fue necesaria precisamente para que los turismos puedan llegar al segundo garaje, en la calle Don Gutierre (conocida populamente como 'Apalpacoños).

Esta ausencia de limitaciones hace que otros vehículos, tanto particulares como de proveedores de lo establecimientos de hosteleria cercanos, entren sobre el enchinarrado, estacionen en cualquier punto de la plaza y realicen labores de carga y descarga, como se aprecia en las imágenes que acompañan este texto.

Hace un mes, Ecologistas en Acción había denunciado este 'sufrimiento' del empedrado de la Plaza del Grano y exigido además medidas urgentes para su protección total. Nadie en el Ayuntamiento llego a niega, ni desmentir, esa queja sobre la impunidad del acceso de tráfico rodado. Es un estadio más de la pugna que mantienen por el futuro inmediato de el que es posiblemente el espacio público más querido por los leoneses.

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