Camino Uribe: Artista Imaginaria

Camino Uribe

Marta Cuervo @martaileon

Si juntamos arte, trabajo y diseño tendremos como resultado un artista. Con más imaginación, un artista imaginario. Y, si unimos a nuestra mezcla ilusión y perfeccionismo, el artista imaginario en cuestión toma nombre y apellidos en la ciudad: Camino Uribe.

Camino es una joven leonesa risueña y feliz, con la capacidad de reiventar y dar vida a sus aptitudes cuando la necesidad aprieta. Es ingeniera técnico industrial, en contra de lo que hubiera deseado su madre, que desde muy pequeña vio en Camino un don de creatividad especial.

“Cuando decidí que quería estudiar una ingeniería, mi madre, la persona con un 'nivel de molancia' superlativo que nadie puede ganar, fue la primera persona en la historia de la humanidad que se disgustó cuando su hija le dijo: 'Mamá quiero ser ingeniero'. Luchó y me intentó convencer para que estudiase Bellas Artes”, explica divertida.

Y, es que, es cierto que desde muy niña tuvo debilidad por el mundo del craft, de las manualidades y de la pintura. Lo que caía en sus manos, incluso jugando, se convertía en un objeto, hasta el material más absurdo. “Soy creativa desde siempre. Recuerdo un día jugando con mi amiga Isabel y su hermano Carlitos. Queríamos ser secretarias y, en un momento, con una caja de cartón y cinta adhesiva hice una máquina de escribir”.

“Lo de imaginaria viene porque pienso que ser artista hay que tomárselo con mucha guasa, es muy subjetivo. Además, creo que tengo bastante imaginación. En mi obra construyendo el Hospital de León, en momentos de desesperación, me imaginaba lo bien que estaría yo con mis piezas y mis cosas”, apunta Camino sin perder la sonrisa.

De jefa de producción de instalaciones del Hospital a artista imaginaria. ¿Cómo acaba una ingeniera con un taller de collares, pendientes y broches?

¿Cómo acaba una ingeniera 'cuadriculada' dejando volar su imaginación y creando arte? “Antes me lo tomaba como un hobby, para hacer en mi tiempo libre. A día de hoy empiezo con este negocio por necesidad, porque se acabó el trabajo y no lo encuentro ni dentro ni fuera de España. Mi madre tenía razón, si hubiese hecho Bellas Artes lo hubiese disfrutado más. Nos encontramos con una generación de jóvenes preparadísimos y sobrecualificados en paro y emigrando. Esto empieza a ser alarmante, y muy triste”.

De todas formas, Camino no se arrepiente de su formación. Sus estudios como ingeniera y su anterior ocupación le han servido para su actividad actual, a la hora de diseñar, y de ver las cosas con otra perspectiva.

“Estudiar una ingeniería requiere mucho esfuerzo y mucha disciplina, y trabajar en la construcción del Hospital de León exige una capacidad de trabajo brutal, de muchas horas, y máxima concentración. Una cosa que me ha ayudado mucho ha sido el control de costes y administrativo en la obra. Cuando decidí embarcarme en esta aventura, lo primero que hice fue coger una 'tabla excel' y empezar a hacer números, antes de tomar ningún paso”, explica.

Una de las máximas de la artista imaginaria es la venta de productos de la mayor calidad y acabado perfecto, pero a precios muy asequibles. “Estudié mucho en qué podía bajar costes para no poner precios muy altos, porque estamos en crisis y hay que ayudar, y hay que vender”.

Además, Camino tiene una visión de la producción muy metódica. “Tengo, por un lado, la parte creativa en la que diseño con caos absoluto, pero que, para que funcione, por otro lado, se debe ordenar en la parte productiva. En ello, el trabajo que desarrollé en el pasado me ha ayudado mucho”.

Cerditos, cassettes, y corazones

Todas las piezas de la colección de Camino tienen su pequeña historia, pero ella tienen una preferida. “Mi favorita de todos los tiempos es el 'corazón robótico'. La hice en un momento difícil, y lo bueno del corazón robótico es que es 100% mecánico, si se estropea lo llevas al taller y se arregla, te lo devuelven como nuevo” apunta con un guiño.

Pero en el taller de Camino hay de todo: señales niño y niña para el baño con un fondo de carta de ajuste, -“tengo obsesión, me parece estéticamente perfecta”- los cerditos, -“nuestra mascota, porque nos gusta el jamón y porque una pequeña parte de nuestro corazón está en Extremadura”- los cassettes, colgantes con mensaje, anillos, pendientes, decoración.

Otro de sus complementos estrella: los collares y cuellos de botones, exclusivos y únicos, ya que están hechos a mano y con botones diferentes. “Tengo una obsesión mal sana con los botones. Atraen miradas y piropos de todos sitios”, confiesa la artesana.

Los complementos que Camino elabora están realizados a base de poliestireno laminado, que ahora se puede encontrar en España, pero que la artista importaba de EEUU. Este material se vende en láminas de plástico, para dibujar a mano, y también para imprimir. “Lo recortas y se mete al horno. Al meterlo al horno, este 'plástico encogible', con la temperatura se reduce, pero aumenta de grosor”.

Una de las cualidades de Camino, que también es ilustradora, es el perfeccionismo que traslada a su trabajo. “Hay que empezar poco a poco con los pies en el suelo. Si a mí no me gusta algo de lo que hago, no se verá. Peco de no confiar en mí, y en este aspecto me ayuda mucho la opinión de Aroa Schwandt, una amiga virtual y estupenda joyera que conozco desde hace muchos años, confío mucho en su gusto estético”.

Algo que empezó como un hobby, con lo que Camino disfruta mucho, y que, hoy ya cuenta con su propia tienda online.

Etiquetas
stats