Una investigación de la ULE estudia cómo afecta la estructura social a la calidad alimentaria

Alimentación.

Los profesores de la Universidad de León (ULE) Alfredo Macías Vázquez, José Manuel Díez Modino y David Pérez Neira trabajan en un proyecto de investigación sobre 'La construcción social de la calidad alimentaria: mediaciones entre la producción y el consumo en una economía basada en el conocimiento', que está financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad a través del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación orientada a los Retos de la Sociedad.

Esta investigación, coordinada por la Universidad de León y que cuenta con la colaboración de equipos de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad del País Vasco, trata de analizar la incidencia de los nuevos hábitos sociales y de consumo en la producción y calidad de los alimentos, así como valorar la vigencia de las denominaciones de origen y de las indicaciones geográficas protegidas ante los nuevos cambios económicos, culturales y sociales de los últimos años.

El proyecto aborda la construcción colectiva de los procesos de calidad y de diferenciación territorial de los productos agroalimentarios a partir de un enfoque innovador de las relaciones entre la producción agrícola y el consumo alimentario.

Así, el estudio ha sido enfocado hacia tres líneas principales de análisis: las denominaciones de origen, los nuevos atributos vinculados a la calidad de los alimentos en una economía posindustrial, y la relación y mediación entre producción y consumo. Conseguir dar respuesta a estos parámetros permitirá, según los responsables del estudio, obtener el trazado para la construcción de indicadores y el diseño de políticas públicas que contribuyan al establecimiento de nuevos modelos de calidad alimentaria en España.

Nuevos valores asociados al consumo

“Nos preguntamos si el modelo de calidad alimentaria organizado en torno a las denominaciones de origen se encuentra agotado”, explica Alfredo Macías que recuerda cómo en décadas pasadas la generalización de las certificaciones territoriales de calidad “revolucionó la producción de alimentos depositarios de una cierta identidad local”. Este tipo de mecanismos institucionales para proteger jurídicamente las rentas territoriales “permitió una mejora significativa de la calidad de los productos y un reposicionamiento más ventajoso de los productores locales en la cadena de valor, especialmente por parte de aquellos territorios que habían quedado marginados en los procesos de modernización agraria”.

No obstante, los cambios económicos, culturales y sociales de los últimos años están cuestionando su papel socioeconómico, “obligándonos a plantearnos la necesidad de identificar y analizar nuevas y diferentes vías que están surgiendo para construir socialmente la calidad de los alimentos”, explican este grupo de investigadores que considera fundamental incorporar en la investigación una complejidad mayor de actores con potencial dinamizador que generan nuevos significados y valores asociados a la producción y al consumo, como pueden ser la protección del medio ambiente, la salud, la dignificación del oficio de agricultor/a o el apoyo a las comunidades rurales.

El proyecto se inscribe en una línea de investigación que tiene por objeto analizar estas transformaciones y las mediaciones que se construyen entre ellas, en el contexto de una economía posindustrial donde la generación de valor depende crecientemente del conocimiento y otros activos intangibles. Para ello, analizará la relación entre la construcción social de la calidad de los productos agroalimentarios y las prácticas y discursos de los propios actores en la cadena de valor.

Esto implica tener en cuenta la reflexividad de actores-productores así como la imbricación del consumo en estos procesos, no sólo a través de la influencia en la reflexividad de los actores “productivos” sino en la construcción de nociones de calidad que retroalimentan toda la cadena o en la generación de formas alternativas de evaluar la calidad y el consumo.

Para llevar a cabo este proyecto analizan desde asociaciones de consumidores, como la OCU, hasta redes alimentarias alternativas auspiciadas desde los movimientos sociales agroecológicos, todo ello desde una perspectiva teórica multidisciplinar basada en la sociología pragmática francesa, donde se combina un método de técnicas cuantitativas y cualitativas. Por último, señalar que este estudio cuenta con la participación de tres entidades colaboradoras: el Museo de Arte Contemporáneo (MUSAC), la Fundación Entretantos y el colectivo Madrid Agroecológico.

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