40 años del adiós al sueño leonés de un banco propio

'Complejo Santo Domingo' (Obra de Javier Carvajal) e impulsado por el Banco Industrial de León, que ubicó allí su sede social.

Antonio Vega

Con el cierre a 1 de noviembre por parte de EspañaDuero de su oficina ubicada en la plaza de Santo Domingo de la capital leonesa se ha puesto fin a la actividad bancaria de un local que desde su apertura en 1969 siempre se ha dedicado al negocio del dinero. Más de 47 años llevaba la oficina abierta, primero como sede del último proyecto bancario netamente leonés, el Banco Industrial de León, y más tarde como oficina del Banco de Fomento y luego ya de la extinta Caja España.

El Banco Industrial de León (Banile) fue la útima aventura bancaria leonesa, con actividad entre los años 1964 y 1976. El Banile fue un proyecto creado en 1963 al calor de una ley de la dictadura que impulsaba y facilitaba la creación de bancos industriales para promover el desarrollo económico. Y un grupo de prebostes económicos leoneses se lanzó a la aventura en 1963 de poner en marcha uno, cuya primera oficina -ubicada en la plaza de la Inmaculada de León- abrió sus puertas el 2 de enero de 1964.

Tal y como contemplaba la ley de bancos industriales el de León tenía, según sus Estatutos, “objeto especial del Banco la promoción de nuevas empresas industriales, mineras, agrícolas o ganaderas y su financiación a medio y largo plazo, llevando además a cabo con preferencia en el ámbito territorial de la provincia de León y las limítrofes o incluidas en el antiguo reino de León”. Su primer presidente fue Emilio del Valle Egoecheaga (dueño de la Hullera Vasco-Leonesa y abuelo del presidente actual -Antonio- que la ha llevado a la liquidación) y figuraban como fundadores nombres como Emilio Hurtado, presidente de la entonces pujante Caja de León; Victorino Alonso Suárez, padre del polémico magnate minero del mismo nombre; Juan Abelló Pascual, padre del empresario del mismo nombre que con Mario Conde vendieron con grandes pelotazos Laboratorios Abelló y Antibióticos; Marcelino Elosúa Rojo, presidente del entonces grupo alimentario y aceitero Elosúa; o Domingo López, un empresario que empezó como picador minero y que montó un imperio bancario luego intervenido. Como primer director general se nombró al hijo del primer presidente, Antonio del Valle Menéndez.

El Banco Industrial de León nació con un capital social de 200 millones de pesetas de la época, del que desembolsaron el 50% en el momento de su constitución. En su primer año abrió las otras dos sucursales para las que tenía autorización inicial, que fueron en Zamora y Madrid. Cabe recordar que el banco no sólo podía impulsar la inversión industrial en la provincia leonesa, sino también en todo el Reino de León.

En 1965 el banco cambia de presidente por enfermedad y la asume Carlos Arias Navarro, que se convertiría años después en el último presidente del Gobierno de Franco y autor de la mítica frase “Españoles, Franco ha muerto”. En ese año se producen las primera grandes inversiones industriales del banco al financiar la creación de la Vidriera Leonesa y Cerámica del Duero. Vidriera Leonesa se convertiría en una de las grandes empresas del sector en España y actualmente mantiene sus instalaciones en el polígono de Onzonilla aunque ahora es una filial de la portuguesa BA Vidrio. También ese año constituyó la sociedad Maquinaria y Automoción, S. A. (Michaisa), dedicada a maquinaria agrícola entonces y luego concesionario.

Calendario de los años 70 del Banco.

En 1965 se inicia también el proyecto de creación de un protoInditex leonés, Textil Industrial Leonesa, SA (Tilsa). El Banile apoyó la creación de esta empresa de confección que llegó a tener más de 500 trabajadores y una moderna factoría en lo que actualmente es el Mercado de Ganados de León. Tilsa terminó cerrando en 1976 aunque ahora sus catálogos de moda son objeto de culto y exposiciones.

Al año siguiente (1966) el banco protagoniza su primera gran operación minera, financiando la compra por los Del Valle de Hulleras de Sabero, que atravesaba una gran crisis. Banile se hizo con el 50% del capital de la empresa minera mientras que los empresarios mineros controlaron el otro 50%. Con el tiempo se hicieron con la mayoría del capital, que mantuvieron hasta el cierre de la minera en 1991.

También en 1966 el Banco Industrial de León invierte junto a almacenistas para crear la comercializadora Vinos de León, SA (VILE). Una de las empresas que se mantienen abiertas en la actualidad como una de las bodegas leonesas más grandes.

En 1969 el banco abrió su nueva sede en León en el modernísimo edificio del Complejo Santo Domingo, alzado sobre el antiguo convento del mismo nombre y diseñado Javier Carvajal Ferrer, uno de los prestigiosos arquitectos del momento. Allí ubicaron su nueva sede social, que ahora ha cerrado sus puertas como entidad bancaria. En el verano de 1969 se produce también otro de los hitos del banco, que inició su cotización en la Bolsa de Madrid.

En 1970 el banco arrojaba un beneficio de 49 millones de pesetas ya que además de invertir en sectores industriales su actividad también era similar a la de la banca comercial. En ese año abre una oficina en Barcelona, tras la aperturas en Valladolid el año anterior. Sus siguientes pasos fueron Bilba y Valencia hasta completar en 1975 una red de 16 oficinas y cerca de 400 empleados con presencia en Logroño, Murcia, Zaragoza o Vitoria.

En 1976 se anuncia la negociación para la fusión del Banco Industrial de León con el Banco de Fomento para fusionarse mediante la integración del primero en el segundo. Fue la primera gran operación entre bancos industriales en un momento de inicio de una cascada de fusiones bancarias en España ante una situación económica internacional precaria. De hecho a partir de 1977 se produjeron en España fusiones, compras y desapariciones de hasta 50 bancos que operaban entonces.

En noviembre de 1976 el Banco de España daba de baja en sus ficheros al Banco Industrial de León como entidad financiera, poniendo fin así al último proyecto de banco netamente leonés. La oficina de Santo Domingo se convirtió en una más del Banco de Fomento, volviendo a caer en 1994 en manos de la entonces leonesa Caja España al comprar parte de la red de la entidad que absorbió el Banile.

En la fachada de la oficina cerrada de la plaza de Santo Domingo permanecen ocultas bajo metal unas letras junto a la decoración de la época que mantienen el nombre. Como un resto arqueológico del último sueño de una banca leonesa.

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