Rafael Saravia: “Hay algo especial en nuestra provincia que hace que la literatura sea un foco de interés”

Rafael Saravia

Manuel Cuenya

“Todos los días eran invierno./ Eran calor forzado y lanas imborrables,/ Todas las tardes eran el peso que justifica la vida./ Las campanas nacían discretas,/ su ego se repartía en el silencio blanco./ El hielo aterido de sí mismo./ Lo triste sembrado con la ternura momentánea de los geranios secos/ y apenas una mujer rompiendo la mansedumbre del gris”

(Rafael Saravia, 'Lo habitable', 'El abrazo contrario')

Aunque lo nacieran en Málaga, donde vive su familia en la actualidad, Rafael Saravia (Rafa) ha crecido en León, primero en la montaña leonesa, en concreto en Sotillos de Sabero, donde cursara primero de EGB. Y luego, a partir de los ocho años, en la ciudad de León. Hace unos meses se ha mudado a un pueblo cercano, Pobladura del Bernesga –aclara él–, donde está construyendo hogar.

Por tanto, el autor de 'Carta blanca' (Calambur, 2013) es leonés, pues uno no es de donde nace sino del lugar en que pace, según el refranero popular.

En todo caso, reconoce que no es afín a los límites y fronteras, esto es, que se siente ciudadano del mundo, comprometido con la sociedad, con la relidad de su tiempo, habida cuenta de que “las fronteras y los encasillamientos territoriales nunca me han convencido”.

Hubo un momento en que pudo haberse ido a trabajar a Madrid, pero prefirió quedarse en León, porque le encanta esta ciudad, esta provincia, “un entorno cómodo”, que le ofrece “todo lo que necesita de buenas maneras”, porque allá donde va –precisa– León sale con orgullo de su boca.

Y es en León donde se ha fraguado como poeta, como fotógrafo, como editor. Como artista, en definitiva. Y por supuesto como un magnífico gestor cultural al frente del Club y Ediciones Leteo, que, además, ha entregado premios a autores de prestigio internacional como Ledo Ivo, Paul Auster, Houellebecq, Arrabal, Juan Gelman, entre otros.

“Gracias a esta faceta de editor/gestor, que sigo ejerciendo aunque de manera más moderada, he conocido a infinidad de autores y voces que generan belleza y pensamiento. Mi manera de entender la vida, el mundo y por tanto el arte que representa lo que hay y lo que puede haber, se ha forjado gracias a mis experiencias con todos estos autores con los que he compartido mesa... Me ha hecho feliz y construido como soy... Para mí Leteo ha sido imprescindible y una de las actividades más importantes en cuanto a formación vital se refiere”, rememora con emoción Rafa, consciente de que las Jornadas Leteo (Premio incluido) han llegado a su fin, al menos temporalmente, a resultas, entre otras cosas, de la precariedad económica, pese a su relevancia internacional.

Yo animo mucho a los nuevos creadores que hay en nuestra ciudad para que se organicen y proyecten nuevas maneras de hacer, entender y gestionar el panorama literario tan rico que tenemos.

Aparte de lo económico, se suma, en su opinión, el cansancio acumulado así como la falta de renovación en el plantel organizativo de Leteo.

“Si bien son muchas las personas implicadas cada año en las Jornadas Leteo, la organización y gestión llevaban recayendo en mí desde hace varios años”, se lamenta Rafa, que no descarta que en un futuro surja una nueva oportunidad, pero cree que este primer ciclo, “que ha durado 17 años”, ha llegado a su fin, pero “con dignidad, altura de miras y responsabilidad con la creación”.

Optimista, está convencido de que las nuevas generaciones lograrán mover nuevas propuestas. “Yo animo mucho a los nuevos creadores que hay en nuestra ciudad para que se organicen y proyecten nuevas maneras de hacer, entender y gestionar el panorama literario tan rico que tenemos”.

En este sentido, cree que León es uno de los focos más importantes, en cuanto a literatura se refiere, de todo nuestro país.

“Tenemos Premios Nacionales, Académicos, Cervantes, escritores que publican en las mejores editoriales del país y que son valorados por otras ciudades y países y sin embargo aquí cuesta trabajo que puedan desrrollar actividades con la dignidad que merecen”, apostilla el creador de 'Llorar lo alegre', que recientemente publicaba una columna de opinión en 'Diario de León' mostrando la gran desolación que sufre esta literatura en nuestra provincia y comunidad por parte de las instituciones.

“Me apena el ninguneo institucional... Y me alegra la vivacidad, la intensidad y el buen hacer que generan desde los más jóvenes hasta nuestros maestros más veteranos... Hay algo especial en nuestra provincia que hace que la literatura sea un foco de interés para el resto del mundo, se generan autores de un nivel excelente que mantenemos por generaciones”.

En esta línea, reivindica a poetas consagrados, como el maestro Antonio Gamoneda, quien además ha prologado (con un frontispicio) su reciente poemario 'El abrazo contrario' (Bartleby Editores, 2017), una obra que le está dando, a su juicio, maravillosas sorpresas, “un trabajo reposado y reflexionado y el hecho de que lo acompañen unas palabras de Antonio lo hacen más emocional. Ya tengo invitaciones para presentarlo en Granada, Jerez de la Frontera, Valencia, Barcelona... además de las ciudades por las que ya ha girado. Estoy disfrutando de lo que me descubre su relectura y la lectura de algunos lectores que me hacen llegar sus impresiones”.

'El abrazo contrario', nos advierte Saravia, es ese abrazo que no une, que desune. Un abrazo de no amor y sí egoísmo –escribe Óscar M. Prieto en 'La Nueva Crónica (25/ 10/2017)–. “Todo lo que representa la ausencia de fraternidad entre iguales. Y su libro, poemario, por tanto, es una denuncia y un anhelo de lo contrario”.

Una brizna cualquiera.

Corre el año treinta y uno y los enseres se vuelven modernidad.

Sin la corporeidad de los levantados no confiaríamos en el calor,

en la prótesis, en la mancha de carbón,

lo que supone en nuestros pantalones la libertad de campana.

Corre el año ochenta y siete y las Páginas de fuego se reivindican,

se apresuran entonces los caciques a cultivar futuro

y la copa de angustia ya sólo necesita de veinte años en barrica de madroño.

Los cormoranes naufragan en el cemento que alicata costas y robledales,

nos untan de sal los labios y lo llaman esperanza.

Fijan el sabor de la desolación tres puntos por encima de la cayena.

Apelan los indeseables al voto transgénico,

queriendo hacernos ver las bondades de los tomates olor cian.

Se tacha en el calendario el quince de mayo del dos mil trece.

Pintan bastos en los mercados internacionales.

La revolución se regala con cada ramillete de franqueza

y el desierto es una inmobiliaria en época de saldos.

Los herederos del juego quieren vender piolets

a los lectores del Manifiesto por un arte revolucionario independiente

y la nieve ya no limpia los fracasos cosidos al pulóver de los embargados.

Una brizna cualquiera.

Pasan las horas cosidas a una adormidera.

En la esquina de la Calle Antonio Gamoneda,

un vendedor de lotería pronostica el cambio:

Le niega la suerte al portavoz del ministerio.

Ese día, los niños de San Ildefonso

confunden las partituras con las de La Internacional.

(Rafael Saravia, 'Altazor y la subida de (la) luz, 'Carta blanca')

El lenguaje poético es el territorio que más se acerca, de manera libre, a la expresión irreverente de lo que está por descubrir

Jóvenes promesas de la literatura leonesa

Aparte del Premio Cervantes Gamoneda, Saravia se hace eco de jóvenes poetas leoneses, “que lo intentan con entusiasmo y vitalidad como Aarón A. Alonso, Clara Antúnez, entre otros”.

En su artículo 'Tres para tres', publicado en 'Diario de León' el 26 de abril de este año, escribe que el joven poeta Aarón A. Alonso es estudiante de bachillerato que cuenta con tan sólo diecisiete años y una prometedora vida creadora. Asimismo, nos habla de la joven Irene Fidalgo, estudiante de Filología Hispánica de diecinueve años. Y de Clara Antúnez, estudiante de la ULE, con dieciocho años, que este mismo verano asistió a un encuentro literario en Noceda del Bierzo.

A estas tres jóvenes promesas de la poesía leonesa, podríamos sumar el caso de Alba Flores Robla, que acaba de ganar el Premio Adonáis (incluida en esta sección de ileon.com), Marina Díez (también entrevistada aquí), Laura Manrique, Marina Gay, Manuel Fuentes...

Como señala el propio Saravia, “esto de nombrar y hacer lista se hace siempre correoso por ser más larga la lista de ausencias que la de las presencias”. Y aun a risego de meter la pata, como suele decirse en lenguaje castizo, el autor de 'Pequeñas conversaciones' menciona a sus compañeros de las letras, a saber, Cecilia Quílez, Viktor Gómez, Carlos Loreiro, Mestre... pasando por los clásicos que han forjado en él “una dialéctica de lo improbable... dígase Vallejo, Valente, Claudio, Parra, Rimbaud, Pérez Estrada, Cernuda... En lo reflexivo, que cada día me ocupa más ganas y espacio, Thoreau, Celan, Cioran, Zizek, Benjamin y otro larguísimo etc”.

Todos estos creadores le han influido en su manera de afrontar la poesía, que, como lector, le sirve, según él, para comprender la existencia de ese lado enigmático del ser humano. “Suena contradictorio, y tal vez por eso, por esa dualidad incomprensible, el lenguaje poético es el territorio que más se acerca, de manera libre, a la expresión irreverente de lo que está por descubrir”.

La poesía, en su caso, tal vez aspira a comunicar antes de que se entienda, como dijera el poeta T. S. Eliot. Sus poemas “se alimentan de desolación para generar la rabia y la atención necesarias para anhelar un cambio”.

Además de sus poemarios, su obra figura en diversas antologías y obras colectivas, entre las que cabría reseñar, 'Por donde pasa la poesía' (Baile del sol, 2011) comandada por Víktor Gómez y la Librería Primado de Valencia, “otras capitaneadas por el gran Antonio Marín Albalate como las que homenajeaban la obra de Pablo Guerrero 'Pablo Guerrero, en esta hora' (2010), o la de Aute 'Poesía amiga y otros poemigas para Aute' (2014), o la inmensa y combativa 'En legítima defensa' (Bartleby, 2014) donde las mejores voces de la poesía nacional se juntaban para denunciar la usurpación de lo social por parte del gobierno. Ahora mismo se está gestando, gracias al trabajo de Iván Menéndez González en México”, recuerda Rafa, que, cada semana, bajo el epígrafe de 'Minorías absolutas' en 'Diario de León', sigue ofreciéndonos sus columnas de opinión, “un foco de escucha permanente para poder ofrecer alguna arista crítica ante la avalancha de información descomunal en que vivimos”, especifica, consciente de que tiene abandonada su faceta como fotógrafo, “un arte que me fascina y tengo el gusanillo de entregarme a él en breve, pero reconozco que me da pudor llamarme fotógrafo. Respeto mucho esta profesión como para colocarme este calificativo después de una inactividad que ya roza la década”.

Las columnas de opinión son un foco de escucha permanente para poder ofrecer alguna arista crítica ante la avalancha de información descomunal en que vivimos

En la actualidad, está con la gira de su poemario 'El abrazo contrario', con algún proyecto para Leteo, algún otro que se desarrollará en México, “y un libro exquisito manufactura de Gabriel Viñals para la edición artesana de 'Ejemplar Único', su proyecto editorial. Un 2018 lleno de aventuras literarias”.

Asimismo, acompaña a la creadora Emma S. Varela en la gira de presentaciones con su libro infantil 'Tilo Cocodrilo'.

Recientemente, acaba de colaborar, junto a más de una treintena de autores y autoras de León, en la antología 'La palabra en la noche', en la que figuran relatos y poemas alegóricos de la Navidad. Un libro coordinado por Mara Ramos Diez, y editado por Cultura Norte, cuyos beneficios obtenidos por la venta de este volumen irán destinados de un modo íntegro a fines sociales.

Entrevista breve a Rafael Saravia

“Las redes sociales no sirven para casi nada”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Blues Castellano', de Gamoneda

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Da Vinci (en ambas).

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Todos son soportables si se aleja uno convenientemente.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Tenacidad reflexiva.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Bondad inteligente.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Atrocidad, desperdicio, impotencia, desvergüenza, invalidez. Creo que todas para ambas, política y sociedad, dependiendo del caso, la región o la causa a evaluar.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Mi pareja y las poquísimas amistades que se unen al club de lo íntimo.

¿Por qué escribes?

Porque sigo en proceso de comprender el silencio.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No. No sirven para casi nada, son instrumentos para logros que sí pueden servir en la vida. Ellas no tienen valor en sí mismo.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Todas. Los poetas o pensadores que ya cité anteriormente, la música, la vida... todo ello trasciende lo literario, y por eso escribo.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Sinceramente no, pero más por desconocimiento que por elección personal.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Porque sueño, yo no lo estoy”.

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