Valderas: la 'maldición' del bastón de mando

Una calle de Valderas (León). / Leticia Pérez / ICAL

Quien diga que la política municipal es aburrida es que no conoce los intríngulis del municipio leonés de Valderas y de su Ayuntamiento. Cuando en España nos llevamos las manos a la cabeza porque llevamos la friolera de 233 días sin gobierno y con un presidente, Mariano Rajoy, en funciones desde el 20 de diciembre del pasado año, hay que recordar que los valderenses estuvieron más de un año y medio sin regidor y cuando, por fin, parece que la estabilidad iba a llegar para quedarse, el alcalde electo desde hace poco más de un año, el popular Manuel Casado, presenta su dimisión y deja, otra vez, a Valderas sin alcalde.

Una situación de incertidumbre que podría concluir, o no, este mismo lunes, ya que a las 20 horas hay convocado un pleno para la elección de nuevo regidor. Si todo va como está previsto, previsiblemente el PP, que ganó las elecciones municipales de 2015 y tiene cuatro concejales (frente a los tres del PSOE y a los dos de Vox) debería ostentar la Alcaldía, aunque a día de hoy todas las opciones están abiertas porque hablamos de Valderas, donde el bastón de mando parece estar maldito.

La crisis política se inició en Valderas con la toma de posesión del polémico Eloy Rubio, en 2007, que fue elegido alcalde representando al Partido Popular. Con seis concejales de los populares, frente a los cinco obtenidos por los socialistas, Rubio contó con la mayoría necesaria para hacer y deshacer a su antojo, ante una tibia oposición. Así, toda la legislatura transcurrió con cierta normalidad, o eso al menos era lo que parecía a simple vista.

La paz de este municipio situado a la orilla del río Cea se rompió con la llegada al Consistorio de la socialista Cristina López. Llegó y decidió levantar las alfombras y abrir los cajones sin saber lo que se iba a encontrar. Aparecieron de esta forma sinfín de irregularidades y gastos sin justificar que llevaron al municipio a la quiebra y al más absoluto desgobierno. Pero, aquí no acabó la cosa, sino que estaba a punto de comenzar... y es que Consistorio pasó su primer periodo 'en funciones' con la dimisión de la alcaldesa en noviembre de 2012, tras un año al mando, a la que le siguieron otros tres concejales, que pasaron a integrar el Grupo Mixto. Si así estaban las cosas en el PSOE, en el PP no estaban mucho mejor y contaba con un único edil y el resto, otros tres, también engrosando las listas del Grupo Mixto, tras haber sido expulsados de su partido, aunque se negaban a reconocerlo.

Así, sin gobierno, Valderas subsistió durante algo más de un año y medio. Tiempo que el Ayuntamiento funcionó por inercia y en el que se paralizó casi por completo la toma de decisiones. Nadie quería asumir la Alcaldía del pueblo, únicamente el exalcalde Eloy Rubio, expulsado de su partido, el PP, e investigado por el Tribunal de Cuentas quería repetir en el cargo. De esta manera, con el Ayuntamiento en funciones, con una extraña composición ya que el Grupo Mixto era el más numeroso con seis integrantes, y una deuda estima de casi cuatro millones de euros los valderenses aguantaron ese año y medio.

Aunque no se puede comparar un ayuntamiento con el Gobierno de un país, lo que sí es cierto es que España aún está lejos de los 18 meses en los que Valderas vivió en funciones. Las críticas a los partidos a nivel nacional, que se centran de forma más acuciada en el PP, por ser el ganador de los comicios, y PSOE, quien podría posibilitar con su abstención la investidura del presidente, y el malestar ciudadano que se vive en las calles de nuestro país, así como una sensación de hartazgo de la política en general también se vivió en su día en Valderas, que, por entonces, parecía abocada irremediablemente a una gestora que reemplazara el papel del equipo de Gobierno.

Momentánea estabilidad

Pese a eso, llegó la tan ansiada estabilidad institucional, aunque momentánea, que permitió al pueblo y a sus habitantes 'respirar'. En junio de 2014 Silvia Blanco, que entró a formar parte de la corporación municipal tras la dimisión de los concejales que fueron elegidos en las urnas, asumió el bastón de mando no sin la polémica que está aparejada casi irremediablemente a la política municipal valderense.

Previamente a haber sido elegida como regidora, Blanco, que había tomado posesión en enero de 2013 para sustituir a una de las concejalas socialistas que abandonaron el partido para pasar al Grupo Mixto, ejercía como alcaldesa en funciones desde hacía casi un año.

La alcaldesa acabó la legislatura al frente del Ayuntamiento hasta la celebración de las Elecciones Municipales y Autonómicas, el 24 de mayo de 2015, cuando decidió no optar a la reelección. En estos mismos comicios cambió el resultado electoral que dio la victoria al PP y aupó a la alcaldía a Manuel Casado. El PP fue el más votado en el municipio y logró cuatro concejales, frente a los tres del PSOE y a los dos de VOX, uno de ellos, el número dos de esta formación, es el exregidor Eloy Rubio, que regresó de esta forma a la política municipal.

Algo más de un año en el cargo ha estado Casado, que el pasado 29 de julio decidió presentar su dimisión y poner a Valderas, otras vez, 'en funciones'. El exalcalde afirmó en ese momento que su salida tenía el objetivo de posibilitar la aprobación de las obras vinculadas a los planes provinciales que financia la Diputación y que no pudo salir adelante en un pleno previo. Una nueva sesión plenaria se celebra hoy, lunes, es posible que sirva, o no, para poner fin a este nuevo periodo en funciones que vive esta villa bañada por el Cea y que espera no volver a repetir el mismo calvario que ya protagonizó hace varios años.

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