Torre del Bierzo no quiere recordar

César Sánchez / ICAL Entrada a la estación de tren de Torre del Bierzo (León), lugar donde se produjo el accidente de tren en 1944 en la que murieron entre 500 y 800 personas

V. Silván/Ical

“Es inútil querer encerrar los recuerdos, no hay cerraduras, ni paredes, ni mazmorras de las que no se escapen. Los recuerdos son como el humo, siempre salen”. Esas eran las últimas palabras de la protagonista del cortometraje 'Tunel número 20' –dirigido por Ramón de la Fontecha y ganador de un Goya en el 2002-. Esas eran las últimas palabras de una de las supervivientes del que ha sido calificado como el peor accidente de tren de la historia de España y que hace 69 años conmocionó Torre del Bierzo (León), como hoy lo está el pueblo gallego de Angrois.

El descarrilamiento del Alvia que hacía el recorrido Madrid-Santiago de Compostela y en el que han perdido la vida al menos 78 personas ha obligado a los vecinos de esta localidad berciana a recordar, a revivir uno de sus episodios más trágicos y a escarbar de nuevo en una herida que, a pesar del tiempo, aún escuece. Ya sólo quedan en Torre apenas cinco personas que fueran testigos en primera persona de ese fatal accidente, cuyo número de víctimas es aún una incógnita que probablemente ya nunca se despejará –no se sabía el número exacto de viajeros porque muchos iban sin billete y el Régimen Franquista siempre trató de ocultar el suceso-.

Uno de esos testigos fue José Rodríguez, más conocido como 'El americano', que tenía tan sólo 14 años cuando sus ojos vieron ese horror, que algún día le gustaría arrinconar en la memoria. Dice que no ha sido capaz de leer el periódico y enfrentarse de nuevo al recuerdo. No quiere hablar porque está cansado de volver a revivir esa experiencia, está cansado de los periodistas que cada cierto tiempo llaman a su casa y con sus preguntas le obligan a recordar. “Vuelves otra vez a empezar a recordar todas aquellas cosas, vi cosas muy duras, lo pasé muy mal y era sólo un guaje”, confiesa José, mientras su mujer Mari por lo bajo le dice “si ya ni te acordarás”. “Si te acuerdas, si, queda grabado”, contesta.

Han pasado tres días desde el accidente de Santiago de Compostela, es sábado por la tarde y 'El americano' está jugando a las cartas en el Hogar del Pensionista con otras compañeras, debaten sobre sus causas y no creen que todo sea responsabilidad del maquinista. Quieren que no haya que recordar de nuevo las muertes del túnel número 20 y menos para compararlo con otra tragedia de tamaña magnitud. “En el pueblo estamos todos con ellos, con esa gente que está sufriendo y ojalá no haya accidentes así más”, puntualiza Pilar Velasco.

A la mesa está también Ángeles Doce, que trabajaba en la cantina de la estación ese 3 de enero de 1944. “Iba a cumplir los quince años, había entrado a por la bebida y dejé los bocadillos en el comedor, entonces oí el pito del tren en el 'Tocarón', que es allí arriba, y ya no me dio tiempo a entrar a por la cesta, ya lo vi en Torre, venía ya en el puente”, recuerda Ángeles, que asegura que eso “no se olvida en la vida”. “Me recuerdo muchísimo y me da pánico y miedo, fue horroroso, y ahora cuando vi las imágenes de Santiago pensé, madre mía si ha sido casi igual que el de Torre”, añade.

Un pueblo solidario

César Sánchez / ICAL Salida de la estación de tren de Torre del Bierzo (León), donde anteriormente se encontraba un túnel, lugar en el que se produjo el accidente de tren en 1944 en la que murieron entre 500 y 800 personas

Tanto uno como otro saben lo que sienten y lo que ha podido pasar por las cabezas de las cientos de personas de Angrois que acudieron a ayudar como podían a las víctimas del descarrilamiento y destacan la solidaridad con la que ambos pueblos respondieron. “Como en Galicia, la gente en Torre fue excelente y corrió allí con mantas, toallas y una hermana mía incluso rompió dos sábanas para que curarán las heridas, estaba también todo lleno, en la iglesia, en la escuela de los niños”, señala Ángeles, mientras José asegura que “hicimos lo que pudimos”.

La colisión entre el tren correo, una locomotora en maniobras y un tren de mercancías en ese túnel número 20 hizo una dolorosa muesca en la historia de Torre del Bierzo, como ya está también marcado el accidente del Alvia en la de esa localidad gallega. Ahora les queda desear que no haya más tragedias, que no haya más sal para que puedan curar sus heridas aunque “los recuerdos son como el humo, siempre salen”.

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