Los belenes de la catedral ‘asoman’ por Navidad

Peio García / Ical. Belén de madera de nogal policromada que data de finales del siglo XV, en la Catedral de León.

s. Gallo / Ical

Acercándose las fechas navideñas, el recorrido por los diferentes belenes instalados en las ciudades, muchos de ellos en el interior de parroquias y colectivos sociales, se convierte en un ritual para un gran número de familias. En el caso de la ciudad de León, como ocurre en otras muchas, el periodo vacacional supone además un incremento de visitantes que, en este caso, tienen en la catedral uno de los principales reclamos turísticos en el que, para aquellos que lo deseen, resulta posible conjugar el tiempo de ocio turístico con la tradición navideña.

La catedral de León cuenta con seis belenes, uno de ellos en el exterior del templo y los otros cinco en el interior, representados mediante diferentes expresiones artísticas y que, en la mayoría de los casos, pasan desapercibidos a los ojos del visitante e incluso de los asiduos a la oración en el templo. En piedra, en alabastro, en madera, en vidrio o sobre tabla pintada es posible observar diferentes escenas relativas a la Natividad de Cristo en auténticas obras de arte que van desde una imagen de la Adoración del siglo XV hasta el que se considera como el nacimiento gótico más relevante de Castilla y León, el belén exterior, ubicado en la puerta de San Juan, y que data del siglo XIII.

El primero de los belenes recibe al visitante a la llegada al templo, en el pórtico ubicado a la izquierda de la fachada principal, la conocida como puerta de San Juan, un conjunto escultórico de autor anónimo realizado en piedra y que por sus características es el nacimiento de mayor relevancia de estilo gótico en la Comunidad. Situado en el tímpano del pórtico, es posible apreciar diferentes escenas de la infancia de Jesús, de gran carácter narrativo y en las que se encadenan distintas secuencias.

La imagen principal de la Natividad es la situada en la zona más baja del tímpano, en la que se aprecia la Visitación de María a Santa Isabel, para continuar con la Natividad que presenta al niño tendido en un altar, en lugar de en un pesebre, acompañada con objetos propios del parto, con la Virgen recostada en un camastro medieval, asistida por dos comadronas y protegida por un ángel. Otro personaje desvela el misterio a San José mientras duerme o le comunica que marche a Egipto, mientras que en los extremos, dos ángeles anuncian la buena nueva a los pastores.

La visita al resto de belenes de la catedral de León hace necesario el acceso al interior del templo, donde es posible contemplar los cinco restantes. El primero de ellos recibe a los visitantes en la zona de entrada al coro, donde Esteban Jordán talló en alabastro los cuatro relieves con escenas de la Natividad de la Virgen, la Anunciación, la Natividad de Jesús y por último, la Adoración de los Reyes Magos.

Si el visitante prosigue su recorrido por la Pulcra Leonina por la nave de la derecha de la girola encontrará dos nuevos belenes, ambos en cristal, enmarcados en dos de las prestigiosas vidrieras del templo leonés, que tantos visitantes han atraído por la espectacularidad de su colorido. Uno de ellos se encuentra en las vidrieras que componen la capilla de Santiago y San Clemente, un espacio que también se conoce como la presacristía.

Allí, las vidrieras de la ventana central están dedicadas a la Vida de Jesús, la Anunciación, la Adoración de los Reyes, la presentación en el templo, la purificación y nacimiento de Jesús, a huída a Egipto, el niño en el templo y la expulsión de los mercaderes, unos vitrales que datan del siglo XIX imitando las antiguas vidrieras de este mismo lugar.

En otra de las capillas, la conocida como la de la Virgen Blanca, como evidencia la imagen que preside este espacio, las tres vidrieras que componen esta sala reflejan una composición unitaria con los temas del Nacimiento de Jesús, la Adoración de los pastores y la Adoración de los Reyes Magos, un conjunto más antiguo que el anterior, ya que fue ejecutado por Rodrigo de Herreras en el año 1565 y que tiene el aspecto de una pintura sobre vidrio a modo de tríptico renacentista.

También en madera y en tabla pintada

Si se continúa la visita por las capillas situadas en la girola que rodea el altar principal, se llega al quinto belén de la catedral de León, en el interior de la capilla del Nacimiento, donde el visitante podrá apreciar una escultura de madera de nogal policromada que data de finales del siglo XV, de marcado estilo hispano-flamenco. Sus autores pudieron ser los borgoñeses Juan de Manilas y Copín de Holanda, también encargados de la talla de la sillería del coro, donde emplearon la misma madera en la que se construyó este belén, en el que se escenifica el misterio de la Natividad de Cristo.

Este Nacimiento consta de dos cuerpos, ensamblados por el centro, en uno de los cuales aparece representado el niño sobre un paño con la Virgen adorando al recién nacido y San José contemplando la escena, acompañados por la mula y el buey comiendo en el pesebre. Se encuentran cobijados en un cobertizo que descansa sobre maderas viejas y raídas, queriendo dar la imagen de humildad del recién nacido bajo una arquitectura en la que se aprecian las letras alfa y omega, es decir 'el principio y el fin, un eterno'.

En el cuerpo superior, al que los artistas concedieron un espacio más reducido y menor relevancia, aparecen los pastores con sus rebaños escuchando el anuncio del ángel, y está coronado por un paisaje montañoso, escarpado en el que se aprecian arbustos, ovejas, cabras y algunas pequeñas construcciones.

El recorrido finaliza en el altar mayor, donde se encuentra el último de los Nacimientos, en este caso sobre tabla pintada, con pinturas que datan del siglo XV y que tienen una clara influencia de los maestros flamencos y alemanes. Forma parte del retablo neogótico de Juan Bautista, que consta de cinco tablas procedentes del retablo antiguo de Nicolás Francés, pintado en el primer tercio del siglo XV y completado con tablas de la escuela castellana. El Nacimiento se ubica en la primera de las seis tablas que forman el cuerpo de este retablo.

En el claustro y en el interior del Museo también es posible apreciar algunas imágenes alusivas a la Natividad de Cristo, todos ellos auténticas joyas artísticas que pueden apreciarse con un recorrido por la catedral de León, la que para muchos sigue siendo una gran desconocida pero que se encuentra, también en estas fechas, dispuesta a dar a conocer algunos de sus tesoros más preciados.

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