20 años y un día desde que ETA asesinó a Cortizo en León y reventó el Gordo de Navidad

Portadas del sábado 23 de diciembre de 1995, en los que el Gordo de Navidad fue lógica noticia secundaria.

Carlos J. Domínguez

Entonces el soniquete de los niños de San Ildefonso era aún aquel de “ciento veinticinco mil pesetas”. Pero por encima de la voz ilusionante y chillona de los pequeños mientras cantaban el Gordo de Navidad de aquel 22 de diciembre de 1995, en concreto el número 45.495, en León sonó la brutal explosión de un coche bomba que se llevó por delante en el acto la vida del comandante Luciano Cortizo.

Fue sin duda alguna del peor atentado de la banda terrorista ETA en la provincia leonesa y sacudió a toda la sociedad de hace dos décadas. La bomba lapa con dos kilos de cloratita adherida bajo su coche dejó más víctimas, por fortuna no mortales pero no por eso menos víctimas: la propia hija del militar, que viajaba a su lado en el coche que estalló cuando circulaba por la céntrica calle leonesa de Ramón y Cajal. Y otros dos viandantes que se encontraban en las inmediaciones. Aquel día lluvioso a León le tocó el peor 'gordo' que jamás había soñado.

Por causa del azar, coincide que ha sido precisamente este año 2015, después de 19 de absoluta impunidad, el año en que al menos la familia del malogrado coronel y el resto de las víctimas vieron la luz al final de la Justicia. Porque el terrorista que siempre se ha tenido como autor de aquella masacre, Sergio Polo Escobes, será objeto de una reciente reapertura de la causa judicial. Ha sido el pasado mes de septiembre cuando el juez de la Audiencia Nacional Juan Pablo González ordenó nuevas pruebas para incriminar al asesino, entonces etarra liberado (no fichado por la Policía), del militar de 44 años.

Esto ha sido posible cuando se cumple el 20 aniversario del asesinato de Cortizo porque la Fiscalía de la Audiencia Nacional, al igual que la acusación particular, que representa a la familia del militar a través de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, pidió la reapertura de un sumario que ya casi se había dado por perdido. Y justo a tiempo, porque al pasar los 20 años que ayer se cumplieron corría el riesgo de que el delito prescribiera y aquel atentado quedara definitivamente impune.

El etarra y sus otras condenas

Sergio Polo Escobés fue condenado en abril de este mismo año a cien años de prisión por mutilar al capitán Juan José Aliste Fernández en noviembre del mismo año 1995 y de la misma manera –con otra bomba lapa- que exactamente 41 días después se emplearía contra el coronel Cortizo en León. Y como en León, la víctima circuló un amplio trecho con la bomba en los bajos del coche en compañía de su hija.

Pero no han sido sus únicos encuentros con la Justicia. En el primer juicio al que se enfrentó en la Audiencia Nacional tuvo que ser absuelto, dado que dos etarras ya condenados que le señalaban con el dedo cambiaron su versión en el momento del juicio. En otro fue condenado a 48 años de cárcel por la muerte en San Sebastián del guardia civil Emilio Castrillo en 1993.

Por último, la Guardia Civil relaciona a Polo Escobes con otros atentados o intentos, como el perpetrado en El Corte Inglés de Valencia sembrando de bombas el 16 de diciembre de 1995 (apenas seis días antes del atentado de León), el asesinato del sargento Ayllón en Córdoba en 1996 y el intento de asesinato de un funcionario de prisiones en Huelva.

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