Los casos de bullying en León no dejan rastro en las solicitudes de cambio de colegio

Imagen de archivo.

M.C.

Tras agotar todas las vías de solución en los casos de acoso escolar, una de las salidas más recurridas es el cambio de centro del menor. Cuando fallan las reuniones, las charlas, incluso las denuncias, los padres toman la decisión de solicitar plaza en un nuevo colegio donde se le ofrezca al niño que sufre bullying la oportunidad de empezar de cero. Pero a pesar de que este pasado curso 2017-2018 sí que se han producido denuncias, tras activar el protocolo y la investigación pertinentes, desde la Consejería de Educación en ningún caso se ha considerado que existiera este grave problema que sigue aflorando con nuevos casos.

Lo llamativo de esta situación es que, aunque sí que se han llevado a cabo los protocolos de actuación que exige la ley en los centros educativos que han hecho saltar la alarma a la Junta, en ninguno de los casos se ha producido una solicitud de cambio de colegio por el motivo de acoso escolar.

Educación no registra ninguna solicitud de cambio de colegio por acoso escolar en los dos últimos años

Como ya denunciaron algunos padres el mes pasado, algunos de ellos a la hora de realizar la petición se vieron “animados” a cambiar el asunto del cambio por otros motivos para agilizar el trámite, algo muy grave que sólo contribuye a que desaparezca la causa real de la solicitud, y con ella la prueba de que hay bullying en el colegio.

Los últimos datos reflejan que el pasado curso, 2015/16, en la provincia leonesa se registraron un total de 55 posibles casos de acoso escolar en 21 colegios. De ellos sólo 10 se confirmaron como tal en cinco centros educativos, según recoge el informe 'La convivencia en los centros escolares' de la Junta de Castilla y León.

Este año, la situación no ha mejorado, y aunque no existen cifras publicadas todavía, muchos padres siguen denunciando situaciones de agresión de otros alumnos hacia sus hijos, con carácter intencionado y reiterado en el tiempo, e incluso situaciones de indiferencia ante tales hechos por parte de los docentes.

Cuando el colegio se convierte en un infierno para un niño de seis años

El caso de un niño de seis años, procedente del colegio concertado San José Obrero de Cuatrovientos, en Ponferrada, es uno de los últimos sobre los que ha tenido conocimiento este medio de comunicación.

Sus padres, desesperados ante la indefensión que aseguran sentir por parte del sistema educativo, denuncian que “el modelo actual prima más a salvaguardar la imagen y buen nombre del los centros que a atajar, combatir y luchar contra el acoso”. “Como padres hemos padecido la soledad y la dejadez absoluta. Ni la dirección del centro, ni su tutor, ni la Dirección Provincial de Educación han movido un solo dedo. El modus operandi es siempre el mismo: negar el acoso, negar la persecución y así negar la existencia del problema”.

“Nuestro hijo en su etapa de Infantil era castigado de forma reiterada, según su profesora era porque el niño no paraba quieto. Esto se fue agravando en Segundo de Infantil y ya en Tercero de Infantil el niño pasaba la mayoría de la horas castigado: se le ponía de pie, no iba al patio, se le privada de participar en las actividades normales del aula..., incluso se nos comunicó en varias ocasiones que el niño debería seguir castigado en casa”, recuerdan.

Tras cartas y reuniones mantenidas con la dirección del colegio, con el tutor del niño, y con el director provincial, los padres del pequeño no consiguieron solucionar la situación y en noviembre el pequeño empezó a negarse a asistir al colegio. “Lloraba por las mañanas y durante los días de colegio era un niño triste. Esa ha sido su postura hasta finalizar el curso: no quería ir al cole, derrumbándose a llorar diciendo que le pegaban y que algunos profesores le trataban mal”, relatan sus padres, que explican que a mediados de octubre le comunicaron al tutor que el niño estaba yendo al psicólogo y que había sido diagnosticado con TDH.

En duda el buen funcionamiento de la Junta ante los casos de acoso escolar

Al ver que la situación del niño no cambia, y que el colegio no actúa, deciden denunciar ante Inspección. De esta forma se activa el protocolo de acoso escolar, que pocos días después se cierra ya que, según continúan explicando los padres, el centro no reconoce nada de lo sucedido.

Contrariamente, el pequeño de seis años sigue sufriendo episodios de acoso en el colegio, que en vez de actuar para eliminar cualquier posible comportamiento de bullying, comienza a abrir partes a la víctima, siempre según el testimonio de los padres.

“Como desde la Dirección Provincial de Educación no se adoptan medidas, el colegio sigue con su política de persecución a nuestro hijo abriendo partes, hasta que acuerdan expulsar al niño la última hora de clase”, puntualizan.

“Nuestro hijo padeció todo este tiempo el acoso físico y de burlas de sus compañeros, y sufrió el acoso verbal y desprecio por algunos de sus profesores. ¿Qué marca le quedará a un niño de 6 años que ha sufrido este infierno?”, se pregunta la familia del menor, que ya ha solicitado plaza en un nuevo colegio, donde han informado de todo lo sucedido, con la esperanza de dar una nueva oportunidad al niño. Un ejemplo de la invisibilidad de estos episodios en la motivación de los padres para solicitar un cambio de centro escolar, que para agilizar trámites y evitar más sufrimiento al niño, escarmentados con un funcionamiento y resolución de dudosa eficacia de los protocolos de la Junta, solicitan directamente ellos la plaza en otro colegio.

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