Rutas con encanto para no ‘aplatanarse’ los últimos días de verano en León

Rutas, Montaña, senderismo

M.C. / lasendadelhayedo.com

Agosto llega a su fin, y a muchas personas puede incomodarles la idea de no haber disfrutado al máximo de los meses de verano. Con una semana por delante para despedir el octavo mes del calendario, y durante 23 días más en septiembre –este año el equinoccio de otoño se fija precisamente el 23 de septiembre-, todavía se podrán aprovechar los planes veraniegos en León, siempre y cuando el tiempo lo permita.

Pero abandonando la idea de la típica excursión a la playa, o las tardes de piscina, de la mano de La Senda del Hayedo, te proponemos cuatro excursiones con mucho encanto y un impresionante. Tantos caminos, tantos pueblos, tanta sabiduría en las gentes de los mágicos lugares que nos rodean.... Necesitaríamos muchos meses para visitar cada uno de los cientos de valles de la cordillera cantábrica, por ejemplo. Así que, volviendo a la realidad, y como el tiempo apremia, comenzamos cuatro escogidas rutas, de inigualable belleza.

1. El Alto Sil

Surcado por legendario río del oro, el Sil, descendiente este de las siempre blancas cumbres babianas, este valle occidental leonés a camino entre Ponferrada y Villablino es un auténtica explosión de naturaleza salvaje y todo una sorpresa para aquel que nunca lo vió. Especialmente es el concejo de Palacios del Sil quien se lleva todos los trofeos en cuanto a paisajes naturales, sensiblemente transformados por la actividad ganadera y minera, creando un increíble puzzle que te cautivará a través de sus senderos, brañas y cumbres. Y es que este entorno de la cordillera se ha llamado por muchos autores como “el país de las brañas”. Un país de pastores, de vaqueiros, un modo de vida muy auténtico de estas montañas cantábricas, tanto de una vertiente como de otra.

Una ruta en el Alto Sil: Brañas de La Seita y Zarameo

Quizás uno de los entornos que mejor resume este espacio natural tan valioso. Partiendo del pueblo de Cuevas del Sil ascenderás a la braña más grande del Alto Sil, Zarameo, perteneciente al pueblo de Matalavilla, pasando antes por la pintoresca braña de La Seita. El recorrido, que es lineal con un parte circular, no lleva más de cuatro horas. y permite conocer de primera mano el mundo de las brañas y su estrecha relación con un medio ambiente fascinante.

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2. Peña Ubiña (León y Asturias)

Esta montaña no ejerce solo como tal, sino que se le podría atribuir también la consideración de guía, de faro, de imán, de meca del montañismo cantábrico, allá donde todas las miradas se dirigen. Peña Ubiña, con 2.417 metros de altitud, es una de las cumbres y uno de los entornos de montaña más atractivos del norte de España, siendo junto con Picos de Europa y el Macizo de Peña Prieta, lo más alto de la cantábrica.

Los pueblos babianos de León y los lenenses de Asturias comparten cumbres y puertos bajo Ubiña (Penubina, en la lengua del país). Es tierra de nieve, de frío y cuesta, roca madre al descubierto y “práu” hecho para el ganado más duro y fuerte que aquí se cría (los caballos de Babia son de otro mundo). Tuiza, Torrebarrio, Pinos, Rospasu... todos ellos se miran en el mismo espejo que no divide, sino que une las dos regiones principales de la cordillera cantábrica. Junto a la cumbre principal (que en época de Jovellanos “se creía la más alta de España”) un cohorte de picos no tan menores acompañan en varias direcciones dando lugar a un paisaje de gran sabor alpino.

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Una ruta en Peña Ubiña: Ascensión a Peña Ubiña desde Torrebarrio

Muchas posibilidades ofrece este macizo calizo. Llegar a él ya es laborioso de por si. Una vez dentro de sus paredes, puedes optar por acompañar a los “rebezos” hasta donde la tierra toca el cielo, o pasear sin muchos agobios entre las suaves praderas de los puertos pirenaicos. Pero yo te aconsejo, si el tiempo es bueno y estado de salud también, que te subas arriba del todo y veas todo lo que manda el imperio de Ubiña. Si vas por el sendero clásico (cuenta con unas cuatro horas de subida y tres de bajada) que parte de la localidad leonesa de Torrebarrio, no hay pérdida. Precaución, eso si, en la cresta y con tiempo inestable. Ubiña es una montaña para tenerla mucho respeto.

3. San Isidro (Asturias y León)

Inmediatamente escuchar San Isidro puede que nos lleve a pensar en telesillas y mucha nieve. Si bien esto es cierto, hay que ver con más miras el entorno natural del Puertu San Isidro (1.520 metros), frontera entre el valle de Aller (Asturias) y Puebla de Lillo (León).

Este altivo puerto cantábrico cuenta con una brutal serie de alicientes para montañeros y senderistas. En su vertiente asturiana, el Pico Torres se yergue como si de una deidad inmortal de piedra se tratara, quizás alabado por los tribus ganaderas que aquí dejaron su impronta y de hecho siguen manifestándose a través de las brañas que de dispersan en el conceyu ayerán, rico en servicios turísticos y gastronómicos. En su vertiente leonesa, los anchos valles se expanden hasta los lindes con el parque natural de Redes y las montañas de Ausente y Requexines, puntos de referencia para el senderismo cantábrico donde se pueden disfrutar de paisajes de nieve, lagos y accesibles y largas crestas desde donde se contemplan a la perfección las montañas de Redes y Picos de Europa.

Una ruta en el entorno de San Isidro: Braña y bosque de Gumial

Wamba, Entrevados, Ausente, Toneo, Torres... existen muchas opciones en San Isidro e inmediaciones. Una de ellas es la ruta señalizada de la braña y bosque de Gumial, ya metidos en la vertiente asturiana de Felechosa. Es un paseo de cuatro horas ida y vuelta que nos permite disfrutar de tres tipos de paisaje. El primero de fondo de valle y ribera, para luego atravesar un segundo de cascadas y hayedo y finalizar en un paisaje de alta montaña con brañas en buen estado de conservación. Recomendable para cualquier época del año.

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4. Riaño y Mampodre

Sin duda Riaño siempre ha sido uno de los platos fuertes de la cordillera cantábrica. Riaño representa y aglutina en su entorno las dos vertientes de la cordillera cantábrica así como una variedad de paisajes que van desde fondos de valle largos y anchos, bosques de haya y roble, oscuras montañas de cuarcita, blancas torres de caliza vecinas a los inmediatos Picos de Europa y cuencos glaciares donde se dice que son donde más nieva de toda España.

El corazón de la comarca es el artificial núcleo de Riaño, fruto de un fatídico embalse que si bien deja postales de latitudes escandinavas, ha supuesto un declive social en la zona y un duro palo al medio ambiente. Alrededor de este, se extienden pequeñas subcomarcas como Valdeburón, Tierra de la Reina o Alión. En todas ellas la naturaleza es la indiscutible protagonista. Riaño y Mampodre es además de Parque Regional, Reserva Nacional de Caza, por lo que las poblaciones de ungulados y depredadores suelen ser abundantes y fácilmente visibles en las rutas y esperas. Y de toda esta naturaleza protagonista, sin duda la entremezcla de hayedos (aquí llamados jaidos o jedos) con las verticales peñas calizas que rodean los valles son el mejor telón de fondo para una estancia en esta tierra leonesa de buena carne, hórreos y tradiciones prerromanas.

Una ruta en Riaño y Mampodre: Los valles de Polvoredo

La comarca es rica en bosques, quizás con las vecinas Valdeón y Sajambre y junto con el Alto Sil, sea uno de los enclaves más importantes del bosque cantábrico en León. Por ello hay que buscar el color y el abrigo de la “biesca” especialmente en los meses de otoño y primavera. La ruta circular de los valles de Polvoredo, Becenes y Muñenes, te llevará a conquistar este territorio tan bien conservado y organizado. En el punto medio de la ruta, además, tienes uno de los mejores miradores de la comarca, una buenísima panorámica hacia el valle de Sayambre, uno de los tesoros más ocultos de la cordillera cantábrica. En cinco horas habrás completado esta ruta de escaso desnivel y muy estimulante para los sentidos.

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