El obispo de Astorga acusa a una víctima de abuso sexual de chantajearle para no denunciar

Juan Antonio Menéndez - Obispo de Astorga

“La víctima quiso entrevistarse conmigo y me pidió 300.000 euros fuera del proceso como resarcimiento. Yo le dije que eso no podía hacerlo fuera del procedimiento. Y entonces anunció que haría público el caso. De ahí surgieron otros casos, por lo que pedí una investigación exhaustiva de lo que había pasado en esos colegios. Por tanto, no encubrí a nadie”.

Esta sorprendente revelación la ha hecho pública hoy Juan Antonio Menéndez, el obispo de la Diócesis de Astorga y recién nombrado, no sin críticas, máximo responsable de una Comisión de Trabajo de la Conferencia Episcopal para actualizar los protocolos eclesiásticos ante casos de abuso sexual y pederastia en el seno de la iglesia católica.

De este modo, desvelando este presunto chantaje económico de la principal, o al menos la más conocida, víctima del sacerdote José Manuel Ramos Gordón en el Seminario de La Bañeza, el obispo Menéndez se defendía en esta entrevista realizada esta mañana en la cadena Cope por Carlos Herrera de las no pocas críticas por su reciente nombramiento. Unas voces criticaban al prelado por un posible encubrimiento, a pesar de que el caso era muy anterior a su responsabilidad en la diócesis, mientras otros recordaban que su castigo fue no una expulsión de la Iglesia sino un retiro de diez años.

Sobre las acusaciones vertidas contra él de haber ocultado un caso de abusos a aquel menor, el Obispo de Astorga ha señalado que cuando llegó a la nueva diócesis, hace casi tres años, “este caso estaba prácticamente terminado”. “Sólo hice el decreto final y lo envié a la congregación para la doctrina de la Fe, que es la competente en estas cuestiones. La congregación resolvió a los cuatro meses y comuniqué a la víctima y al sacerdote la resolución”.

“Un solo caso es un grito al cielo”

A preguntas de Herrera, Menéndez señaló además que en aquellos nuevos casos que se puedan detectar, la iglesia católica colaborará con las autoridades civiles, siempre y cuando el caso no sea de tiempo atrás y por lo tanto jurídicamente haya prescrito, como fue el caso del cura Ramos Gordón. “Lo haremos lo mejor posible, de tal manera que en España lo erradiquemos completamente. Un solo caso es un grito de dolor al cielo. Voy a tener mucho trabajo, delicado, va a ser muy escabroso, pero un solo caso es un grito al cielo”, explicó sobre su nueva responsabilidad.

El máximo responsable de la Diócesis astorgana ha señalado que a su juicio será necesario “renovar los protocolos que la iglesia tiene sobre estas cuestiones”. En este sentido, recuerda que la normativa existe pero con unos protocolos de actuación que eran del año 2010 y han quedado “un poco desfasados”. “En mi diócesis hemos dado a conocer 16 recomendaciones para el trato con menores de manera que se evite cualquier tipo de delito en este sentido. Pero también hay que hacer formación para que se respete la vida e integridad física y sexual de los menores”, ha explicado.

Porque, añadió, los menores deben ser protegidos, “no sólo en la iglesia sino en toda la sociedad”. “Las palabras más fuertes que dice Jesús en el Evangelio van sobre esta cuestión: 'Aquel que escandalice a uno de estos pequeños, más le valdría colgarse una rueda al cuelo y echarse al mar”. Por tanto, creo que es algo necesario y urgente“.

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