Pésame al quiosco de Juan del Enzina, un vacío más en el paisaje urbano

Últimas semanas del quiosco de la calle Ramón y Cajal con la Plaza de Santo Domingo. / C.J. Domínguez

Lorena Peña

La desolación está llegando a los quiscos leoneses y el cambio del paisaje visual de los entornos urbanos ya es una obviedad. Tal es así que el propio centro de la ciudad de León, enfocado en la Plaza de Santo Domingo, ya no va a contar con ningún lugar donde comprar prensa escrita a partir del 2019.

Julia y César, los propietarios del quiosco Ramón y Cajal, situado a la salida del Instituto Juan del Enzina, son uno de los afectados, “los quioscos son un negocio que tienen poco futuro porque el papel cada vez se vende menos”. Recalcan “la importancia de la diversificación de estos comercios para poder subsistir” y explican que “las dimensiones de este establecimiento no son las suficientes como para ofrecer más productos a sus clientes” y así incrementar su público potencial. Además, tampoco podrían disfrutar de las licencias de sanidad exigidas para la venta de otro tipo de bienes, como la repostería.

La crisis de la prensa de papel motivada por el auge de la digitalización de los periódicos y la falta de recursos económicos han provocado que estas dos personas se hayan planteado el cierre del quiosco, muy conocido por todos los leoneses, este 31 de diciembre. Se pone fin -por el momento- a un establecimiento que no solo ha convivido con los lugareños durante 60 años y que estos ya habían asumido como una construcción activa integrada en nuestro patrimonio, sino que también era el único superviviente que vendía prensa extranjera aquí, en nuestra ciudad.

El lamento de los vecinos no se ha hecho esperar. Los clientes habituales simpatizan con los propietarios y manifiestan la tristeza y el descontento por el cese de la actividad de este comercio. Un lugar de paso e incluido en la vida rutinaria de quien a día de hoy aun opta y prefiere acercarse a la información palpando el periódico.

A todo ello cabe sumarle el fin de la concesión proporcionada por el Ayuntamiento de León y que, por el momento, no tiene previsto sacar a concurso hasta nueva orden. Por lo tanto y, a partir del día 1 de enero de 2019, este quiosco pasará a formar parte del recuerdo de los ciudadanos y a la espera de que otro nuevo inquilino reabra las puertas, si es que el negocio acompaña.

Crisis en los vendedores de prensa tradicional

Los puntos de venta de prensa escrita están experimentando un decrecimiento en su actividad comercial. En los últimos años, han perdido gran parte de sus ventas. Cada vez son menos los clientes que se acercan a comprar prensa o chucherías a estos puntos, lo cual ha provocado que los dueños de los mismos se planteen cerrar sus puertas.

Ya en el año 2016, los ciudadanos vivieron cómo el último trabajador del quiosco de Santo Domingo, ó de San Marcelo, situado frente al reloj de la plaza y en activo desde el año 1934, se despedía de su negocio. Dos años después, la instalación que algún día fue un punto de venta de prensa, chucherías y revistas decía adiós definitivamente al centro de León, siendo trasladado a instalaciones municipales y ofreciendo más espacio a los transeúntes.

El Ayuntamiento de León sacó a concurso público la ocupación de este quiosco pero la negativa de los interesados fue estremecedora. Es evidente que la crisis de la prensa tradicional ha conducido a que este tipo de puestos de trabajo sean rechazados. “Los ingresos no soy suficientes, el trabajo es duro y las condiciones en las que aquí se trabajan podrían ser catalogadas de precarias”, explicaba una afectada.

Con este ya son dos de los quioscos municipales ­-apodados como “a cuatro vientos”-, que el Ayuntamiento de León concede y pone a disposición pública para su uso y explotación, que han sido cerrados en tan solo dos años. Por el camino ya ha caído también, hace años, el quiosco de Puerta Obispo, un 'mamotreto' en la plaza ubicada al lado de la Catedral de León sin ningún uso actual. Sobreviven, al menos de momento, los de la las plazas de la Pícara Justina, La Inmaculada y San Marcos. El espacio público va perdiendo uno de sus símbolos, signo de los tiempos digitales.

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