La Pola de Gordón, Fabero, Crémenes y Sahagún, los ayuntamientos leoneses que más tardan en pagar las facturas

Una imagen de la fachada del Ayuntamiento de La Pola de Gordón.

Jesús María López de Uribe

¿Cuanto tiempo tardará en pagar el Ayuntamiento que ha contratado unos servicios? Esa es la pregunta que muchos empresarios y profesionales se hacen cuando se ven en la tesitura de plantearse trabajar con una administración municipal.

Posiblemente hace unos años antes de la crisis de 2008, la respuesta hubiera sido algo más fuerte que “mucho más de lo que uno puede esperar sin perder la educación”. En aquellos tiempos los presupuestos se hinchaban una barbaridad porque no sería raro que se cobrara años después.

Hoy, según los datos del Portal de Información del Ministerio de Hacienda respecto al Periodo Medio de Pago de las Administraciones Públicas, lo más normal es que no se tarde más de un mes. Que es, precisamente, a lo que obliga la Ley como plazo máximo de morosidad.

La Administración central trada una media de 30,42 días en abonar sus facturas, según los datos de Hacienda.Las Comunidades Autónomas 33,51 y los municipios ya tardan el doble, con 61,04 jornadas de retrasos. La capital de provincia que más rápido paga es Zamora, con nueve días, mientras que la más se resiste es Jaén, con 542. León paga a 22 días y Ponferrada se queda justo en el margen, ya que tarda 29 días de media en ordenar los pagos a sus acreedores.

Sin embargo, todavía quedan ayuntamientos que destacan por tardar lo que hoy se considera una barbaridad, tras un notorio trabajo de muchas administraciones municipales en normalizar los días de pago tras los rigurosos planes de ajuste y refinanciación de deuda impuestos por Montoro durante la crisis.

En la provincia el que más 'remolón' es a la hora de ingresar los dineros en las cuentas de sus proveedores es La Pola de Gordón, que supera el año con 380,01 días de media según Hacienda. Y no es algo puntual, puesto que en el segundo trimestre de 2018 tenía una media de 373. Eso sí, el Ministerio sólo apunta la cifra del 31 de diciembre de 2018 (el cuarto trimestre de ese año) ya que no muestra el de la última fecha de su base de datos, marzo de 2019.

Al municipio gordonés le siguen Fabero, con 208,73 días de media en el abono de facturas en el primer trimestre de 2019. El tercer puesto es a la vez para Crémenes con 185,75 en el único dato que ha enviado al Ministerio en el último año, el del 31 de diciembre. Seguido muy de cerca por Sahagún, con 185,12 días; y en quinta posición Vega de Infanzones, con 134,75.

Seis municipios pagan en menos de un día

En general la mayoría de municipios de la provincia leonesa que envían datos a Hacienda pagan en menos de treinta días. Sin embargo los datos pueden ser mucho peores, teniendo en cuenta que de los 211 que hay, 143 (casi el 68%, o más de las dos terceras partes) no los recoge el Ministerio. Incluso hay seis que pagan en menos de un día. Éstos son Arganza, Barrios de Luna, Bercianos del Páramo, Cimanes de la Vega, Lucillo y Trabadelo.

Otros ayuntamientos que se van de la media son San Emiliano, con 104,12 días de retraso en el primer trimestre de 2019; La Bañeza, con 83,32 días; y Palacios del Sil, con 53,95.

Entre las poblaciones más grandes de la provincia, la más tardía en cumplir es Bembibre, con 90,32 días (a fecha de 31 de diciembre de 2018), seguida de Cistierna, con 43,76 y Astorga con 30,84. Otro municipio que destaca, por el esfuerzo en intentar rebajar la media de pagos es Cubillas de Rueda, que pasa de los 178,57 días de junio de 2018 a los 16,86 del último día de aquel año.

San Andrés, de 614 a 37,9 días en un trimestre

Una de las cifras más chocantes, aparte del esfuerzo de Cubillas de Rueda, es la del Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, que tan sólo en tres meses entre tercer trimestre de 2018 (datos de septiembre) y el fin de año disminuyó nada menos que un 94% la espera de los acreedores por los pagos.

Es decir, que pasó de 614,53 días a 37,9, cuando venía de un segundo trimestre de 2018 con 561,87 días. La evolución es tan buena que en marzo de este año declaraba que pagaba incluso más rápido que León (29) y Ponferrada (22), bajando hasta los 20,63 días.

Da la casualidad de que en septiembre de 2018 dimitió por culpa de la Operación Enredadera la alcaldesa María Eugenia Gancedo, que fue sustituida por una casi desconocida Camino Cabañas —una edil de 'batalla', la sexta de la lista—, que terminó ganando las elecciones del 26 de mayo y sacando 8 concejales, dos más que su anterior jefa.

Por otra parte el otro ayuntamiento importante del alfoz leonés, Villaquilambre, era más o menos regular en el pago según estos datos trimestrales del Ministerio de Hacienda, ya que en el segundo trimestre de 2018 pagaba a 11,82 días, en el tercero a 15,82, a final de año a 10,74. Aunque creció a 30,19 jornadas en marzo de 2019.

Muchos de los datos de los municipios muestran que la media de pago sube de forma notable en el primer trimestre de 2019, posiblemente debido a que era el último en que podían hacer obras antes de las elecciones y la contratación subió de forma notable. Cosas de los políticos.

El cierre de la Hullera Vasco-Leonesa 'condenó' a La Pola

¿Cómo es posible que La Pola de Gordón sea, con diferencia, el que más tarda en pagar? La crisis de la minería del carbón, que terminó en 2015 con la quiebra de la Hullera Vasco Leonesa tiene gran parte de explicación. Se quedó sin el dinero de los convenios que tenía con la empresa minera y tuvo que reajustar el Plan de Ajuste de la crisis hasta otro más duro todavía.

“No hay dinero, es un marrón muy gordo y nos esforzamos para pagar los gastos ineludibles para que no nos corten la luz, el gasoil, el teléfono, se hacen las obras necesarias con subvenciones... e intentamos rebajar ese tiempo, en necesario; pero hay que tener en cuenta que con la deuda que tenemos es muy difícil”, explica Noemí González, la nueva alcaldesa del PSOE que tomó posesión en junio.

“Pola tuvo mucho dinero, cuando La Vasco, pero luego quebró y no se supo parar a tiempo; este ayuntamiento tuvo chófer y coche oficial, así que no es mala suerte, sino que hubo mala gestión”, apunta la recién llegada al cargo. “Al estar el ayuntamiento intervenido todo es muy rígido y está definido a quién se tiene que pagar primero, así que para otras cosas hay que trabajar con ilusión e imaginación. Es importante que los vecinos, tras el cierre de la mina, vean que hay futuro aquí, que no se abandonen, tenemos que hacer un esfuerzo importante por rebajar la deuda y normalizar la situación”.

Por su parte, el anterior alcalde, Francisco Castañón (actualmente diputado provincial del PP), quiso dejar claro que “el cierre de La Vasco nos condenó, nos dejó de pagar los convenios y nos quedamos con una deuda de entre 700.000 y 800.000 euros con su quiebra en 2015; con lo cual hasta tuvimos que reajustar el plan de ajuste que ya teníamos en 2016”.

“Es muy difícil gestionar ésto”

“Es muy difícil tener que gestionar esto, porque con la situación en que quedó el Ayuntamiento tras el cierre de la empresa minera lo único que queda es pelear, priorizar los pagos de las nóminas, pagar los compromisos con los bancos, la Seguridad Social y Hacienda. Salvar los muebles, echarle mucha imaginación y esfuerzo y reducir en gastos y servicios a la mínima expresión. Agradable no es”, indica.

El alcalde saliente cree que eso mismo es lo que está intentando hacer su sustituta. Con un ayuntamiento con 1,2 millones de euros de deuda y 3 de presupuesto, en el que casi no se puede hacer nada más que cumplir las obligaciones del Plan de Ajuste, como si estuviera intervenido, ella dice que lo tiene claro: “Yo he venido aquí a trabajar con un equipo fantástico, y vamos a echarle imaginación. Es cierto que todo está muy marcado por la intervención, y en ese aspecto podemos hacer muy poco salvo que nos toque un cupón de la lotería; pero vamos a intentar rebajarlo como sea”.

Preguntada Noemí González cómo se ha metido en este lío tan mayúsculo, cómo se quiere ser alcaldesa de un municipio arruinado, responde directamente: “Pues porque soy de Ciñera”. Dejando claro con orgullo que los de pueblo minero son capaces de sacar lo que sea, de donde sea. Y capaces de salir del pozo más negro.

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