¿Fundación Villalar o dinero para aplacar la crisis del coronavirus?

concurso grafiti villalar 2016

David Díez Llamas

Es una evidencia que en estos momentos las necesidades sociales, en los más diferentes aspectos, aumentan exponencialmente mientras los recursos para cubrirlas disminuyen. Son muchísimos los sectores que se han visto obligados a permanecer cerrados. Por ello se ven sin ingresos con los que poder afrontar unos gastos que sin embargo se mantienen. Es el caso de comercios, restaurantes, las actividades asociadas a la cultura o al turismo, por citar sólo algunas.

No hay que olvidar que los recursos con los que se nutren las diferentes administraciones vienen de nuestros impuestos. Pero en estos momentos de gran dificultad por un lado se demanda que se evite pagarlos a determinados colectivos y por otro al haber menos ingresos esos impuestos (por ejemplo la recaudación por IVA) disminuyen de forma drástica.

En definitiva tenemos que mientras aumentan mucho las necesidades, los recursos para atenderlas por parte de la administración disminuyen. Para intentar cubrirlas en alguna medida se ha tendido a acudir al endeudamiento, pero como toda deuda (ya sea personal o del Estado) hay que terminar pagándola. Es decir, puede ser un 'parche' en el corto plazo, pero no llega a ser un remedio suficiente. Se ha apelado a las solidaridad internacional para que Europa respalde de forma unitaria esa deuda (eso sería básicamente los eurobonos o coronabonos). Ese respaldo hubiera supuesto, por una parte, un más fácil acceso al dinero y por otro el abaratamiento de los costes de ese préstamo (en base a la mayor garantía que supondría para el prestador de ese dinero el respaldo conjunto de la Unión Europea).

Los países con mejor prima de riesgo no han querido que la misma se viera 'contaminada' por los que la tienen mayor como es el caso de Grecia (276,1) Italia (229,4), Portugal (154,9) o España (141,7). Frente a ello Holanda tiene una prima de riesgo de 28.6 y Finlandia de 23.5. En esos diferenciales encontramos la explicación de la negativa al respaldo común del riesgo por el conjunto de la Unión Europea.

En esta situación parece absolutamente claro que es necesario ser muy exquisito en lo que es la utilización del dinero público. Habrá que ver que ese dinero llegue a los que más lo necesitan y que contribuya a dinamizar nuestra economía y mantener los servicios públicos esenciales (como por ejemplo la sanidad o la educación).

Fundación Villalar y su uso del dinero público

Creo que no hay mayores dudas de que los millones de euros que anualmente se destinan a sufragar la Fundación Villalar no tienen como destino “ayudar a los que más lo necesiten”, ni contribuyen a dinamizar la economía, ni tampoco a mantener los servicios públicos esenciales.

Tampoco cambia nada el que le den otra denominación (como Fundación de Castilla y León). En consecuencia abogamos para que el dinero que ahora se destina a esa Fundación vaya a esas otras actividades que son ahora mismo esenciales para mantener los mínimos vitales. Esa Fundación debe desaparecer para poder utilizar los recursos en beneficio del conjunto de la población.

Recordamos algo que se decía en el propio consistorio de Pucela: “El Ayuntamiento de Valladolid insta a la Junta de Castilla y León a modificar algunos aspectos que viene aplicando desde los inicios de la Comunidad y que no han servido para superar localismos ni provincianismo ni para fabricar sentimiento de pertenencia a la Comunidad...”. Esta declaración se hacía con motivo de la demanda de promover que Valladolid fuera declarada capital de Castilla y León.

Me parece muy relevante esa declaración. Admite por un lado que se trata de 'fabricar' lo que no existe ni ha existido desde la constitución de esta autonomía (el sentimiento de pertenencia a esa Comunidad). Que esa “fabricación de sentimiento de identidad” se sustenta con el dinero público. Son muchísimos recursos (estaremos hablando de varios cientos de millones de euros) los que se han destinado a “fabricar ese sentimiento”. Además, esa declaración constata que ese mucho dinero que se ha gastado no ha servido para cumplir sus objetivos. Es decir, ha sido un gasto inútil.

Alguien tiene que plantearse si en estos momentos hay que seguir “fabricando sentimientos de pertenencia que no sirven” (como se dice en la propia resolución) o utilizar ese dinero para ayudas al comercio, al turismo, a la cultura o al relanzamiento de la economía.

El adoctrinamiento político no es propio de los regímenes democráticos. Creo que es una evidencia que “fabricar sentimientos de pertenencia” entra de lleno en ese adoctrinamiento. Es hora de que se dé paso a la libertad para que cada cual tenga el sentimiento de pertenencia que considere oportuno, sin necesidad que nadie se lo dicte.

No es tiempo de dilapidar recursos. Ver actividad en esa Fundación mientras otras muchos negocios y comercios se ven en la necesidad de cerrar, sería un insulto a todos. Esperemos triunfe la racionalidad.

___David Díez Llamas es sociólogo.
Etiquetas
stats