La cremallera y el castillo de naipes autonómico de Castilla y León

Banderas en las Cortes de Castilla y León. // ICAL

Máximo Soto Calvo

Los leoneses, como casi todos los ciudadanos en la España recién liberada de la dictadura franquista, entramos en una fase de libertad, temerosa ante el poder de los recalcitrantes del anterior régimen, pero con grandes esperanzas de futuro que se irían modificando.

No voy aquí a hacer relación de los errores que cometimos los leoneses, los ciudadanos que triprovincialmente no nos dispusimos a rescatar la personalidad leonesa amenazada de castellanidad; e interiorizado nuestro “ser leonés” no vimos que nos querían coser a los castellanos mediante una cremallera que, por plenitud de apertura ab initio, no parecía demasiado alarmante, y no prestamos la debida atención al primer diente, el pre autonómico.

'Nuestros' políticos, de ambas manos, plagados de indecisiones permitieron que la parte castellana, ya centrada en Valladolid, tomara el tirador que diente a diente iría consumando el cierre que osarían calificar de “mapa cerrado”. Y aquí, como siempre, añado lo grave: los votantes en los comicios subsiguientes, sin afirmar que estábamos conformes con el rumbo de unión sumisa, de forma inconsecuente una y otra vez ayudábamos con el voto a la cerrazón.

Tras el aparente lamento, que es recuerdo imprescindible para tomar conciencia, opino que no aprendimos lección alguna, y se hace preciso señalar que nos ha ido fatal en el ente autonómico, lo que, sin duda, nadie duda. Lo que no tengo claro es si mayoritariamente pensamos ahora, ahogados como estamos... ¡que urge la separación! Y que toca volver al punto de origen el cursor de la cremallera y liberar a las partes, concretamente a la nuestra, la triprovincial leonesa.

Sobre la manija está ya, sin disimulo alguno, bien asentada Valladolid, ahíta de castellanidad absorbente de lo leonés. Veo pues como cierto que el intento de vuelta atrás, ha de pasar por acceder al tirador que sirve de trono a los gerifaltes pucelanos autonomistas, para, diente a diente, si es preciso, empezar a liberar a la parte leonesa.

Sentimiento leonés colectivo

Un primer apunte: pongamos la mirada y la intención numérica en el parlamento autonómico próximo. Un buen número de comprometidos leoneses, y de leonesistas, tomando escaños defensivamente, podían empezar la reversión. La comunión de sentimiento leonés colectivo, más el leonesismo sería un preciado ariete. La recuperación se logrará desde la política más cercana hasta la nacional, no hay otro camino.

Lo que voy desgranando, hasta puedo entender que el lector lo sitúe como un ramillete de buenas intenciones que nos dicen algo que sería bueno iniciar, pero no cómo desarrollar la lucha defensiva. Mas, puede que sirva para los que no habiéndolo vivido, y otros lo hayan pasado por alto, reconozcan “la piedra” reiterada del tropiezo. Ante la posición débil de fuerza leonesa, por falta de pueblo unido y reivindicativo que obligue a ser correspondido por los políticos del 'Reino de León', esos que ciegos por la ideología partidista no quieren ver la paupérrima situación leonesa. No nos queda otra que negarles el voto, si es que adquirimos el convencimiento común de que se debe rectificar el destino vivencial leonés con empuje triprovincial.

Ningún partido de implantación nacional, actuante en la autonomía, tal como se expresan y se mueven, deja traslucir ni un mínimo de sensibilidad hacia lo leonés. En notoria situación de economía endeble leonesa, estatus dimanado de la centralidad y la usurpación autonómica castellana, nada podemos esperar motu proprio de los máximos dirigentes, y por ende de los que les acompañan con interesada fidelidad a la foto. Esto es, “ni una mano, ni un favor” como en el tango. Urge pues, que tomemos alguna ruta de empoderamiento ciudadano. Aunque sea anecdótico lo tengo que añadir, este término último me recuerda a Podemos, porque habiéndolo revitalizado para todos, sus políticos colaboracionistas en el ente lo han olvidado para nosotros, los leoneses.

El poder está en el voto

Nuestro poder está en el voto, por ello siempre lo buscan todos. Dicen representarnos, pero luego pasan a ignorar nuestros deseos. Ya hemos visto como haciendo un extraño uso de él, en indebida dirección, hemos ido consolidando a los políticos colaboracionistas de castellanizado proceder; imprescindibles para la sustentación del ente autonómico ¿Qué lección se puede extraer? De modo sencillo diré que, en una primera fase de toma de conciencia a futuro, se hace necesario plantearse virar la intención del voto, y anunciarlo, para luego, ante las urnas... ¡trocar la personal ideología de votante partidista, en votante pragmático leonés! Los colaboracionistas quedarán con el culo al aire.

No sé si con lo de voto pragmático, queda bien explicitado todo aquello que quiero recoger en la palabra, o ella misma aporta. Vengo intentando, me atrevería a decir que siempre, decir que el ente autonómico no sólo es trasgresor de nuestros derechos (primero los humanos para seguir siendo leoneses) desde la perspectiva de personalidad diferenciada, lo es además, en el orden socioeconómico con dañina cicatería y postura usurpadora de nuestras posibilidades expansivas. ¡Nos anula! Pues bien, es necesario priorizar intereses, y el vivencial, el bienestar social que nos coartan los autonomistas, se debe rescatar por nuestra propia conveniencia leonesa, modificando nuestra tendencia comicial política, al tiempo que salvaguardamos también nuestro “ser leonés”.

No estoy en condiciones de decir aquí y ahora, a quién (persona), a qué equipo, o a qué partido podemos contemplar como principio de solución, para, tomándolos en consideración, siempre con el imprescindible propósito de enmienda (voto en conciencia leonesa) poder empezar la reversión actuando sobre el cursor de la cremallera. Claro está que llegará el momento en el que haya que pronunciarse sobre líder y partidos. Sin duda lo intentaré.

¿Quítate tú que me pongo yo?

Como no se trata de un “quítate tú que me pongo yo”, hay que forjar una ligazón previa, manejando intereses comunes, unir con el velcro, que llamaremos concienciación germinada en todos los que componemos el Pueblo Leonés, y en comunión de intereses o confraternización defensiva actuemos como el primer “naipe” que se retira del castillo. Es evidente que lo que se fue diluyendo antaño (la personalidad leonesa), y en los cuarenta años de forzada autonomía no hemos sabido recuperar... hasta ahora, no va a estar en plenitud activa en los más inmediatos comicios. Pero es rescatable, y se pueden sentar bases para alcanzar todo aquello que la Constitución nos permite, en letra se corrobora, y los políticos nuestros, neciamente, nos niegan.

Primer aserto: nunca nos puede ir peor que estando sumisos y compungidos, dentro de un ente que jamás nos ha respetado como pueblo. Una forzada institución que se ha ido adueñando de nuestro patrimonio, al que trata de castellanizar, y como región también nos ha anulado en Europa cerrándonos caminos, vías y rutas, manejado nuestros caudales y un larguísimo etcétera destructor. ¡Leoneses la confraternización nos aguarda! ¡Primer naipe!

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