La Región Leonesa, ley frente a la espada

Busto del Rey Alfonso V de León, el de los Buenos Fueros (de 1017). // Campillo / ICAL

David Díez Llamas

El Fuero de León en palabras de Gilbert “fue el primer fuero municipal del que todos los demás pueden considerarse derivados o variantes”. Ya ven el Reino de León que no es ni autonomía, tiene detrás una trayectoria histórica que en nada tiene que envidiar a las que se dicen “nacionalidades históricas”. De hecho las cuatro referencias 'históricas' las marca el escudo de España a saber: Navarra, León, Aragón y Castilla.

No voy a referirme en este artículo a los contenidos de ese Fuero, hay para ello personas especializadas que seguro van a tratar de difundir mucho mejor sus contenidos. Mi objetivo aquí es el dar un marco global de interpretación a los diferentes aconteceres que se fueron dando en el Reino de León y que se enmarcan en la peculiar caracterización de la personalidad leonesa.

Tanto los Fueros como las Cortes Leonesas de 1188 suponen un alegato de defensa de un marco normativo, de la ley como reguladora de las normas de convivencia. No cabe el arbitrio que hay que asociar a las actuaciones indiscriminadas y al sometimiento de la voluntad general a la individual de un determinado poder. Las normas suponían una contención a los poderes reales o de los nobles en beneficio de la voluntad popular.

Frente a esta concepción de 2parlamentos y fueros“ se contraponía otra que podríamos denominar ”la ley de la espada“ o ”la ley del más fuerte“. El poder se ha basado no en la capacidad de convicción sino más bien en la fuerza para imponer aquello que se desea. En las tierras leonesas se conmemoran cortes y fueros, en Castilla la referencia son los héroes militares como El Cid Campeador. Castilla al fin y al cabo recoge en su denominación la de un recinto militar que le da nombre. En otras etapas de la historia se ha podido ver como Burgos o Valladolid han sido sedes de distintas regiones militares (en concreto la VI en Burgos y la VII en Valladolid). Fernando III es patrón de Castilla que destaca como referente en distintas órdenes militares y que lidera el avance militar en lo que se ha denominado ”la Reconquista“.

León, unidad en la pluralidad

En tanto la 'ley' surge del acuerdo entre 'varios', ello hace que se dé un enfoque a la realidad social más plural. Es el modelo leonés de “unidad en la pluralidad” que tan importante es para resolver los problemas que hoy tenemos en España. El modelo de “la espada” es más unitario y uniforme, hay alguien que dice la norma que los demás deben acatar. Esa “unidad, uniforme” permite avanzar militarmente. Se puede comprender que en la disciplina militar es esencial una unidad de mando que evite órdenes contradictorias o contrapuestas. Sin embargo mientras en un caso se buscaba separar el poder político del poder militar, en el otro no se establecía esa separación.

A los reyes de la palabra y del debate, nos puede faltar una mayor eficacia en las decisiones. El Reino de León es muchas veces “el Reino del bla, bla, bla...”. Esos debates eternos están en nuestra propia cultura en actos como las cantaderas o las cabezadas. Uno diría que el leonés más que con un pan bajo el brazo viene con un libro. Lo que ocurre es que a veces de tanto pensar y deliberar no nos movemos del sitio en el que estamos, no avanzamos. La política es mucho más lenta a la hora de tomar decisiones.

Diríamos que se hace necesario compatibilizar libertad y eficacia. Compaginar el debate con la acción. El leonés es más de 'decir' que de 'hacer' y ello nos lleva a perder demasiadas oportunidades. Si un vasco se encuentra en una ciudad y no encuentra la salida al lugar al que se dirige dará las vueltas que sean necesarias hasta que finalmente encuentra el indicador deseado. En ese ejemplo, el leonés lo primero que haría es parar el coche, mirar los mapas, ver la calle en que se encuentra y en función de ello diseñar un plan de salida. Ello hace que en esa tesitura el vasco encuentra antes el lugar por donde debe de salir. Hoy tal vez con el GPS nos iguale a todos.

También hay que decir que aquello “que se cocina al fuego lento” del debate tiene mayores visos de duración. La ley de la espada dura lo que el poder de aquel que la maneja y tiende a suscitar la rebelión a sus imposiciones. Así sucedió en la Edad Media cuando se acaban los avances militares y se entra en un declive económico. Cuando se pide ayudas para superar esa situación, la respuesta del resto de territorios vino a ser “yo no colaboro con campañas que no he decidido hacer”.

Esperemos que “la ley” venza a la espada. Esto es algo que nos beneficiaría a todos y no sólo a los leoneses.

__David Díez Llamas es sociólogo.
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