24 lobos fueron cazados el año pasado en León, la mayoría en Riaño, Mampodre y Luna

Ejemplar de lobo abatido en Asturias. / Coordinadora Ecoloxista d'Asturies

C.J. Domínguez

En los montes de la provincia de León hay 33 lobos menos, 33 lobos muertos a lo largo del pasado año 2017. Esta cifra se desprende de la última memoria anual del Plan de Conservación y Gestión del Lobo con datos oficiales de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que especifica que de esa cantidad total de cánidos fallecidos la mayoría, un total de 24, fueron abatidos por cazadores con la pertinente autorización de la propia administración autonómica.

El resto de animales muertos, un total de nueve, lo fueron por atropello (4), por disparo no autorizado por la Junta (2), uno más por intoxicación y dos más por causas naturales o desconocidas.

Los 24 lobos abatidos fueron el efecto real de las medidas de control de la población basada en la caza que el consejero leonés, Juan Carlos Suárez-Quiñones, sigue defendiendo como imprescindible para paliar los daños del Canis Lupus sobre el ganado en la provincia, una caza que la Consejería mantenía a pesar de dos sentencias consecutivas del Tribunal Superior de Justicia pero que un nuevo recurso de la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) ha conseguido paralizar judicialmente, al menos hasta el año 2020.

Daños en descenso en León

De todos modos, las cifras oficiales de 2017 de la propia Junta evidencian que los daños al ganado leonés por parte de los lobos no han ido en aumento. En concreto, el pasado año se contabilizaron en todo León 195 ataques comunicados -148 a ganado mayor, vacuno sobre todo, y 129 a ganado menor, como ovejas-. Se trata de sólo un ataque más que el año anterior y, en todo caso, un claro descenso respecto a los 238 ataques contabilizados en 2015.

Esa línea descendente se refleja también en las estadísticas de las indemnizaciones económicas que la Consejería ha tenido que pagar a los ganaderos leoneses afectados en los últimos años: 169 se pagaron en 2013; 139 en 2014; una cifra que se elevó a 185 en el año 2015 y que volvió a bajar en 2016 con 161 ataques de lobos abonados; y que cayeron hasta 148 el pasado y último año contabilizado, siempre según la memoria oficial del último ejercicio.

En este sentido, es cierta la conclusión de la Junta defendida en la última reunión de la Mesa del Lobo de que “el número total de ataques aumenta año tras año, así como el número de cabezas de ganado mayor afectadas”, pero asumiendo que el incremento no se produce al norte del Duero -donde se incluye León y donde hasta ahora el lobo se cazaba con permiso de la Junta-, sino sobre todo en la provincia sureña de Ávila, donde apenas hay 6 manadas de esta especie pero sólo el año pasado se produjeron 944 ataques, casi el doble que hace dos años, y hubo que afrontar el pago indemnizatorio de 885 de ellos.

¿Dónde se han cazado más lobos en León?

El informe oficial de la Junta no deja lugar a dudas de dónde se concentra la actividad depredadora de los cánidos, porque hay más abundancia de ellos, y dónde se ha concentrado también la actividad de los cazadores dándoles muerte oficialmente permitida.

Lo primero que llama la atención es que la Junta no llama muertes al hecho de que un cazador mate de un disparo a un lobo sino “capturas”. Para todo el año pasado se había autorizado en la provincia la “captura” por arma de fuego de 51 ejemplares en las tres modalidades admitidas: aguardo/espera, rececho o cacerías colectivas. De ese cupo total, se llegaron a matar 24, casi la mitad de ellas.

La palma se la llevaron las áreas del parque regional de Picos de Europa, en las montañas de Mampodre y Riaño, donde se cazaron todos los lobos permitidos, un total de 17, así como la Montaña de Luna, donde se habían autorizado dos ejemplares y los dos perecieron. En el otro Parque Regional leonés, el de Ancares, se mataron dos de los seis permitidos, en Astorga y La Bañeza uno de los seis autorizados, en La Cabrera otro de los cuatro que la Junta admitió abatir, lo mismo que en Tierras de León, al sur de la provincia.

El cupo quedó a cero, es decir, no hubo ningún lobo muerto, en los cotos de la Montaña de Riaño (se habían permitido cinco ejemplares), en los cotos de El Bierzo (había cuatro posibles) ni en el Páramo, Esla-Campos y Sahagún (había tres).

La encendida polémica de la caza de Picos

Mención aparte merece el Parque Nacional de Picos de Europa, es decir, los municipios de Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre, en los que hasta hoy está prohibida la actividad cinegética de esta especie, aunque hace meses las comunidades de Castilla y León, Asturias y Cantabria que comparten este espacio anunciaron su polémica intención común de permitir batidas para controlar allí también la proliferación de lobos, a pesar de que al menos en la vertiente leonesa los daños son prácticamente inexistentes.

Por último, en cuanto a las muertes accidentales de Canis Lupus, el caso de intoxicación (no se especifica si envenenamiento o accidental) se produjo en abril de 2017 en Valderrueda, el mismo mes en que en Peranzanes apareció otro por causa natural o desconocida. Por este mismo motivo se localizó otro más en agosto en Oseja de Sajambre.

Por disparo no autorizado tuvo que lamentar dos ejemplares dentro de la pasada campaña, uno en octubre en el municipio de Truchas y otro en marzo de este año 2018 en Folgoso de la Ribera, aunque la Junta no especifica si hubo sanción alguna y de qué tipo. Finalmente, los atropellos mortales de lobos se ciñeron a los meses de noviembre y diciembre en Vegaquemada, Candín, La Bañeza y Valencia de Don Juan, muy al sur de la provincia.

Por provincias

Los censos oficiales más recientes dejan claro que la mayor población, con enorme diferencia, se concentra en las provincias de León (54) y Zamora (45), casi un centenar en total a pesar de que no son en las que más daños sufren los ganaderos. Palencia concentra 29 manadas, Burgos 17, Valladolid 11, Segovia 10, Ávila seis, Soria cuatro y Salamanca sólo tres.

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