La tumba de un rey de León, Alfonso VI, se abre en Sahagún “sin fotos” y “a puerta cerrada”

Caja correspondiente al enterramiento femenino. / Sahagundigital.com

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Una notaria, dos representantes del Obispado de León, otros dos del Ayuntamiento de Sahagún y dos religiosas del convento de San Cruz, lugar en el que descansa desde hace más de nueve siglos. Ellos han sido los único siete testigos de la traslación de los restos del rey de León Alfonso VI, que desde las tres de la tarde de este miércoles 21 de agosto ocupa ocupará su nuevo mausoleo, obra del escultor leonés Amancio González. Se da la circunstancia que Alfonso VI fue enterrado en Sahagún el 12 de agosto de 1109, justo hace 910 años.

Los seis testigos son: Paulino González Terrón y Máximo Gómez Rascón, representando al Obispado de León; María Anunciación Ríos y Pilar López, representando a la comunidad benedictina, Alejandro García Bermejo (concejal de Patrimonio) y Paula Conde (alcaldesa), representando al Ayuntamiento, además de la notaria de Sahagún.

“No habrá cámaras. No habrá fotos. Se realizará a puerta cerrada”, adelantaban desde el cenobio sahagunense, que apuesta por un acto discreto e íntimo, sin espectadores, a pesar del impacto histórico que supone abrir la tumba de un rey.

Este cambio de emplazamiento de los restos de Alfonso VI tiene que ver con la instalación de nuevo monumento funerario en la iglesia del convento Santa Cruz, donde siempre se han expuesto, si bien en un discreto sepulcro de piedra.

En cuanto al nuevo mausoleo regio, que lleva la firma del escultor Amancio González, todavía no está fijada la fecha de la inauguración de la obra, que hoy dio un paso decisivo con la colocación sobre la base del nuevo sepulcro.

Alfonso VI yace desde hoy en un nuevo monumento funerario ocupando el lado derecho del mismo. En la parte izquierda está el sarcófago correspondiente a sus mujeres.

El escultor continuará ahora dando forma al proyecto y, una vez completo, se procederá a la inauguración del mismo. “Se trasladará invitación a la Casa Real”, adelantó la responsable del convento sahagunense, María Anunciación Ríos.

Invitación a la Casa Real

Alfonso VI murió en Toledo la noche del 30 de junio al uno de julio de 1109 y fue enterrado en el monasterio de Sahagún el 12 de agosto de ese mismo año junto a los restos de tres de sus esposas (Inés, Constanza y Berta) además de Zayda o Zaida (Isabel), una princesa andalusí, concubina del rey.

No obstante, investigaciones realizadas en los últimos años detectan en los enterramientos la presencia de, al menos, dos individuos más y hasta un máximo de diez, además de restos de fauna. Decir, en este sentido, que el esqueleto del monarca está incompleto.

Son escasos los rastros arqueológicos que pueden seguirse del enterramiento real, radicado, según la tradición, en un espacio situado a los pies de la iglesia románica dentro del conjunto de San Benito y trasladados a finales del siglo XIII al altar mayor: “en medio de la capilla Mayor está enterrado el rey don Alonso el VI con harta magestad de sepoltura: sobre leones grandes de alabastro está una arca de mármol blanco de ocho pies en largo, cuatro en ancho, y alto, y el cobertor es llano y liso de una pizarra negra: sobre éste tienen con madera hecha representación de gran tumba, que de ordinario está cubierta con un tapiz tejido”, describía en 1572 Ambrosio de Morales, comisionado del rey Felipe II tras visitar la sepultura.

Destruido en 1810

El sepulcro que contenía los restos de Alfonso VI fue destruido en 1810, durante el incendio que sufrió el Monasterio de San Benito. Los restos mortales del rey y los de varias de sus esposas, fueron recogidos y conservados en la cámara abacial hasta el año 1821: “Arruinada la iglesia en 1810, recogiéronse los restos, conservándose en la cámara abacial hasta 1821, en que el Gobierno constitucional expulsó del monasterio a los religiosos. Como no pudiera trasladarlos a parte segura, el abad D. Fray Ramón Alegría hizo depositarlos en una sepultura nueva, metidos en la misma caja, junto a la pared meridional de la capilla y al altar del Divino crucifixo. En enero de 1835 recogiéronse de nuevo cuidadosamente, y encerrados los restos en una nueva caja, lleváronse al archivo del monasterio, donde se custodiaban los de las cuatro esposas del rey. El pensamiento era colocar unos y otros en preferente lugar del santuario, que se iba construyendo, con arreglo a los planos del P. Echano, aprobados por la Real Academia de San Fernando”.

Un secreto sólo de abadesa en abadesa

Allí, yacieron los restos del rey y su familia hasta que, en 1835, cuando se produjo la Desamortización de Mendizábal, el entonces abad del Monasterio de San Benito de Sahagún Fray Bernabé Álvarez, antes de abandonar éste, pidió a las monjas del Monasterio de Santa Cruz que custodiaran estos huesos. El secreto sólo fue transmitido de una abadesa a la siguiente hasta que se perdió por el prematuro fallecimiento de una de ellas.

La historia más reciente de los restos mortales del rey Alfonso VI y sus esposas comienza el 23 de enero de 1909, cuando Rodrigo Fernández Núñez, profesor de Dibujo en el Instituto General y Técnico de Zamora, académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, dirige una carta a Eduardo Saavedra, de la Real Academia de la Historia (RAH), en la que da cuenta del hallazgo de los restos de Alfonso VI y sus cuatro mujeres en Sahagún.

En ella transcribe un documento pegado a la caja de madera en la que se hallaron los restos que, firmado por M. Echano, decía lo siguiente: “Estos son los restos mortales del piadoso Monarca Dn. Alonso el VI: en la Iglesia estaban colocados en un magnifico sepulcro, situado en medio de la gradería del presbiterio hasta su total ruina, verificado en el año 1810. Con este motivo se recogieron con esmero y se conservaron en la cámara abacial hasta el año de 1821, en el que habiéndonos el Gobierno Constitucional expelido del Monasterio, y no siendo posible trasladarlos a parte segura, el Rmo. P. Dn. fr. Ramón Alegría, abad de este monasterio en dicha época, dispuso depositarlos en una sepultura nueva junto a la pared meridional de la capilla y al altar del divino Cru-cifixo, metidos en la misma caja, que va inclusa. Más ocurrió en la ma-ñana del 19 de Diciembre de este año de 1834 el abrir dicha sepultura con motivo del fallecimiento del P. fr. Bernardo Mármol, se descubrió el secreto en presencia del mismo P. Alegría, y de un numeroso concurso. Por lo que el actual prelado el mui Ilustre Sr. Dn. Fr. Bernabé Balsinde mandó recogerla con cuidado meterla dentro de esta nueva caxa y re-servarla en el archivo de este monasterio (donde se custodian también sus quatro augustas Esposas), para colocarlos juntamente con la maior suntuosidad y decoro en el lugar más distinguido del nuevo Santuario, que se está construiendo; cuio punto está distintamente designado en el plan de dicha Yglesia, y aprobado por la Real Academia de Madrid en su Junta Ordinaria del 16 de octubre del año 1825 = San Benito de Sahagún y Enero 22 de 1835. Fr. Miguel Echano. Arquitecto”.

Fuentes:

- El monasterio y panteón de Alfonso VI en Sahagún: aspectos históricos y arqueo-antropológicos. Julio María Vidal Encinas / Junta de Castilla y León. Servicio de Cultura de León y María Encina Prada Marcos / Doctora en Ciencias Biológicas (Antropología) + IMÁGENES Nº 3, 4 y 5

- www.joseluisluna.com / Alfonso VI / Noticias sobre los restos mortales

- Historia del Monasterio Santa Cruz (Sahagún) / Monasterio Santa Cruz

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