La Escuela de FP de La Robla o el drama de forjar alternativas al carbón sorteando goteras

Las goteras y el frío dificultan la normalidad de las clases en un aula de la Escuela de FP de La Robla.

César Fernández

El centro educativo en el que debería florecer el desarrollo económico alternativo para una zona afectada por el fin del carbón y el cierre de las térmicas 'hace agua' de forma literal. Las goteras obligan a poner calderos en dos aulas. Y otras tantas ya están cerradas por la humedad en el Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) Escuela Virgen del Buen Suceso de La Robla, que vive entre interrogantes desde que está inmersa en el proceso concursal de la Fundación Hullera Vasco Leonesa. La situación se agravó al comienzo del presente curso con una propuesta de liquidación contrarrestada con una importante contestación social.

El lugar en el que debería carburar buena parte de la denominada Transición Justa desde el monocultivo del sector mineroenergético se congela. Y tampoco es una exageración. Los alumnos que sortean los calderos en los pasillos de un par de aulas deben tomar apuntes con el abrigo puesto en un centro en el que se raciona el gasoil con una economía de subsistencia (limitada a los fondos del concierto educativo con la Junta de Castilla y León) hasta tener que apagar la calefacción a las 10.00 horas. Las temperaturas caen por debajo de los 10 grados en invierno. Apenas 3 grados marcaba al termómetro al regreso a las clases tras la Navidad.

Los alumnos que sortean los calderos en los pasillos de un par de aulas deben tomar apuntes con el abrigo puesto en un centro en el que las temperaturas caen en invierno por debajo de los 10 grados

Como si fuera un parte meteorológico, la humedad y el frío no han despejado los negros nubarrones que se ciernen sobre un centro educativo sometido a asfixia financiera dado que, en las actuales circunstancias con una propuesta de liquidación sobre la mesa, tampoco puede impartir clases en horario de tarde y acceder al programa Aula-Empresa, lo que reportaba ingresos por valor de 30.000 euros.

A falta de respuesta política, la comunidad educativa y el tejido social lideraron una reivindicación que tomó forma con la creación de la Plataforma 'Todos con la Escuela', que presentó en octubre 10.441 firmas ante el Juzgado de lo Mercantil de León.

“Nuestro sentir es de abandono total. Vemos que nadie se implica salvo los profesores. Y parece ser que estamos en manos de alguien que no tira para adelante”, lamenta la representante de las familias en la plataforma Mari Carmen Martínez antes de denunciar que “se están dando clases con frío y falta de material” mientras el termómetro marca apenas 9 grados en uno de los últimos días lectivos antes de las vacaciones de Navidad.

“Y la paciencia tiene un límite”, avisa antes de recordar que en junio del año pasado “parecía que ya estaba la solución sobre la mesa” con el anuncio de un acuerdo entre Halliwell SL y la Fundación Santa María la Real para garantizar el funcionamiento del centro formativo que quedó en standby.

El 'pecado original', llevarla al concurso de la Fundación Hullera Vasco Leonesa

El 'pecado original' se remonta, en todo caso, a la caída de la Hullera Vasco Leonesa derivada de la crisis del carbón que acabó con el sector emblemático de la zona. “Y llevar la Escuela al concurso fue llevarla al abismo”, censura la profesora de Empresa e Iniciativa Emprendedora Sara Alonso para afear la “dejadez” de los propietarios por no haber previsto “un tránsito no traumático” para el centro.

“Y luego ya ha sido un despropósito tras otro”, critica al hilo de continuos anuncios que no acabaron de pasar de las palabras a los hechos. “Y los políticos hablan, pero no actúan”, abunda el profesor del Departamento de Informática Miguel Domínguez.

Así las cosas, los trabajadores y la dirección del centro han convocado esta semana a la Corporación municipal de La Robla, a la administración concursal y a Halliwell para acelerar las soluciones.

Los trabajadores y la dirección del centro han convocado esta semana a la Corporación municipal de La Robla, a la administración concursal y a Halliwell para acelerar las soluciones

Sometido a una situación crítica, el centro ha tenido que cerrar dos aulas por humedades, que afectan ya de forma grave a otras tantas.

“Se está recortando todos los días. Tengo que quitar la calefacción a las 10.00 horas porque no nos llega el gasoil”, admite el responsable de Mantenimiento, José María Rodríguez. Los problemas todavía no se han extendido a los talleres. “Pero las humedades no son aconsejables”, advierte el profesor de Electricidad José Fernández Puente.

Lejos de ahuyentar el interés, el centro batió este verano récord de solicitudes de matrícula y empezó el curso con lleno en las aulas (200 matriculados y una docena de profesores). “Los alumnos siguen interesados. Pero sí es cierto que los padres están más preocupados”, admite el representante de los estudiantes en el Consejo Social Andreas Mocanu.

“El proceso está creando indecisión y hasta indefensión”

Los problemas se ven con un enfoque más global desde el despacho de dirección. Afectada por las sucesivas liquidaciones de la Hullera Vasco Leonesa (propietaria de los terrenos y las instalaciones) y de la Fundación Hullera Vasco Leonesa (titular del centro), la Escuela parecía tener en junio relevos para cada uno de los dos papeles: Halliwell SL y la Fundación Santa María la Real, respectivamente.

“Pero el preacuerdo se rompió y ahora lo ideal sería que el que finalmente sea el propietario de los terrenos y las instalaciones lleve también la administración del centro”, considera su director, Javier Díaz Lorca.

La administración concursal quedó en manos de la leonesa Álvarez-Canal & Cía SL (compañía que ha declinado el ofrecimiento de ILEON.COM para aportar su testimonio a este reportaje), que ha dado a la comunidad educativa garantías de sacar el curso adelante con el compromiso de liberar fondos económicos “si se cumplen una serie de requisitos”, matiza la profesora Sara Alonso.

“El proceso está creando una indecisión y yo diría que hasta una indefensión”, indica el director para alabar el “grandísimo esfuerzo, trabajo y aguante” de “la masa trabajadora” y la “comprensión enorme” del alumnado y las familias. Y es que la situación crítica no ha aminorado la excelencia educativa de un centro regado de premios académicos que ha implicado a sus cuatro departamentos (Construcciones Metálicas, Soldadura y Calderería, Instalaciones Eléctricas y Automáticas y Sistemas Microinformáticos y Redes) en un proyecto de emprendimiento.

El director apremia a aclarar el escenario para estar en situación de competir en el curso 2020-2021, para lo que sugiere definir una oferta educativa en la que podrían introducirse la formación a distancia o la rama sociosanitaria

A la espera de un pronunciamiento de la administración concursal previsto para finales de enero, el director apremia a aclarar el escenario para estar en situación de competir en el curso 2020-2021 con otros centros homólogos, lo que pasa en primer lugar por definir una oferta educativa en un escenario cambiante con sugerencias como la de introducir la formación a distancia o nuevas ramas como la atención sociosanitaria, que se presenta como vital ante el envejecimiento de la población del entorno.

Con más de medio siglo de historia, la Escuela ha dado respuesta a una demanda de profesionales cualificados. “Y sería inconcebible que alguien pensara que los ciclos actuales son trasladables a otro sitio. Y es que en el cambio de ciclo económico con la decadencia del carbón se asienta la razón de ser de este centro”, advierte Díaz Lorca.

La Escuela como eje tras el fin del carbón y la térmica

El centro salió al rescate precisamente cuando el carbón tenía los días contados para Moisés Martínez, que trabajó como minero para la Vasco y se incorporó al ciclo medio de Soldadura y Calderería. “Iba con miedo. Hacía muchísimo que no tocaba un libro. Y el primer trimestre me costó muchísimo”, recuerda para agradecer la implicación de los profesores incluso en recreos para facilitar la adaptación a los contenidos más teóricos hasta acabar los estudios con una media de notable. “Y hoy estoy a su disposición para lo que me pidan”, refrenda.

No entiendo el porqué de este castigo político a las cuencas. La Escuela es una vía de escape para los chicos jóvenes. Y si los hijos no estudian aquí, los prejubilados se marcharán, denuncia el exalumno Moisés Martínez

Empezó dando vacaciones y haciendo alguna reparación en la subcontrata Masa Galicia de Unión Fenosa en La Robla y lleva más de dos años trabajando en Artymetal Forja y Caldedería en Trobajo del Camino como soldador oficial de segunda.

La situación actual por la que pasa el centro le genera “rabia e incomprensión”. “No entiendo el porqué de este castigo político a las cuencas. La Escuela es una vía de escape para los chicos jóvenes. Y si los hijos no estudian aquí, los prejubilados se marcharán”, advierte para instar a las administraciones públicas a buscar una solución que garantice la continuidad del centro.

Martínez habla también en la condición de acreedor del concurso de la Hullera Vasco Leonesa. “Yo soy mal pensado. Por qué ha vendido todo y no ha pagado a nadie”, dice al respecto del papel de la administración concursal hasta preguntarse por el destino del dinero de la caja de auxilio, concepto por el que cada mes a los antiguos trabajadores de la compañía se les descontaba una cantidad. “Si ahora me dicen que ese dinero se destina a salvar el centro de FP, lo vería bien. Pero me gustaría que un juez valiente investigara lo que se está haciendo”, concluye.

Como acreedora puede hablar también la antigua directora del centro Marisa Bajo, que sufrió un despido improcedente hace dos años, una situación que afectó a tres trabajadores de la Fundación Hullera Vasco Leonesa y que ha generado un rosario de vistas judiciales que concluyeron con una sentencia favorable. “Se nos despidió y no se nos pagó. Y se me sigue debiendo dinero”, dice la antigua directora antes de referirse a los altos índices de matrícula como aval para la continuidad de un centro académico que tiene sus principales haberes en la calidad del profesorado y de las instalaciones.

El aval de la excelencia educativa por el profesorado y las instalaciones

Las dos cuestiones están en la boca de otros antiguos alumnos como Jeremías Méndez. “Yo, desde siempre, quería ser soldador”, arranca. El sistema educativo tradicional no le atraía. “Y quise ir a la mejor Escuela”, añade este zamorano de Alcubilla de Nogales, otro ejemplo de la disparidad de procedencias de un alumnado que va más allá de la frontera provincial hasta acoger a estudiantes llegados de otras zonas como Guardo (Palencia). “Con 16 años me vine a vivir a La Robla y fue el mejor Erasmus que he tenido”, confiesa.

Méndez comenzó cursando el grado medio de Soldadura y Calderería. “Y la atención fue increíble”, destaca. Los profesores le animaron a hacer el grado superior, que terminó con matrícula de honor. Así que, ya puestos, se matriculó en Ingeniería Industrial Mecánica en la Universidad de León. Ha tenido siempre ofertas laborales. Y pese a que su idea era quedarse en León, no pudo decir que no a las condiciones que le ponía sobre la mesa como jefe del departamento de soldadura Ovlac, empresa líder en el sector en España.

Tiene que haber una solución ya, sea la que sea. Los profesores no tienen que estar ocupados en buscar soluciones, sino en seguir formando, señala el exalumno Jeremías Méndez

El caso es que la formación recibida en La Robla supone un aval. “Yo, para enseñarle a un soldador, me pongo la antorcha, los guantes y la pantalla. Y eso es un lujo”, resalta tras alabar a los docentes (“saben motivar y encauzar a los alumnos hasta sacar lo mejor de cada uno”) y las instalaciones (“son las mejores que conozco”). ¿Cómo vive la situación por la que está pasando la Escuela? “Con mucha preocupación y tristeza. Si yo tuviera el dinero suficiente, estaría solucionado”, dice para abogar como solución por su integración en el sistema público: “Tiene que haber una solución ya, sea la que sea. Los profesores no tienen que estar ocupados en buscar soluciones, sino en seguir formando”.

Los docentes prometen dar la batalla, pero admiten que no pueden inclinarse por ninguna fórmula en un proceso que viven con “impotencia”. “Sabemos que hay empresas muy serias interesadas, pero se están yendo porque no se está hablando claro”, censura Sara Alonso antes de remarcar la importancia del centro “para una comarca ya abandonada a su suerte con la crisis de la minería”.

“Yo estaba en una época rebelde. Entré de rebote. Y al mes ya era superfeliz allí”, cuenta Roberto Suárez, que empezó a encontrar hueco laboral durante el grado medio de Soldadura y Calderería. La crisis económica se cruzó por el camino en 2008. Ahí decidió completar su formación con el grado superior de Construcciones Metálicas. Y tras conocer la dureza del trabajo en montaje, decidió emprender en su tierra y montar en 2012 el taller de calderería, mantenimiento industrial y montaje de equipos industriales RS Inox en Vega de Caballeros (Luna).

Es una Escuela muy familiar. No conozco a nadie que haya tenido una mala experiencia, señala el exalumno Roberto Suárez, que cierra el círculo al dar trabajo a otro antiguo estudiante en su taller de Vega de Caballeros

Su caso ejemplifica también la sintonía entre una comunidad educativa con la que muchos de los exalumnos mantienen contacto acabada la formación, una circunstancia nada habitual en otras esferas y que atribuyen al trato cercano y familiar de los profesionales del centro. “Es una Escuela muy familiar. No conozco a nadie que haya tenido una mala experiencia. Y yo entro allí como si fuera mi casa”, reconoce este exalumno, también hastiado por el impasse para una instalación clave en la comarca. “No se puede cerrar cuando hay tanta escasez de mano de obra. Es inadmisible que se dé esta situación con la corrupción que hay. Al final van a conseguir tener un país tercermundista”.

Suárez, que ha ofrecido charlas en sus aulas y que ha llevado a su taller a alumnos, cierra el círculo al dar ahora trabajo a un antiguo estudiante de la Escuela de FP de La Robla, un centro singular que dispone de patrimonio cultural de primer nivel como murales de José Vela Zanetti o una biblioteca con fondos del expresidente del Gobierno en la dictadura Carlos Arias Navarro. Desde sus ventanas se pueden ver las chimeneas de la central térmica, símbolo del auge y caída económica de una zona condenada a buscar alternativas sorteando goteras.

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