Vega de Liordes, el lugar más frío de León y de España

Estado de la Vega de Liordes durante la jornada en la que se acudió a la recogida de los datos y se descubrió el récord. Foto: https://proyectojouspicos.wordpress.com/blog/

ileon.com/Proyecto Jous

El pasado 19 de febrero, en la Vega de Liordes (sector leonés del Parque Nacional de Picos de Europa perteneciente al municipio de Valdeón), se batió el récord de temperatura más fría de la historia de España con -32,7°C, rebajando en 7 décimas el anterior registro que databa del 3 de febrero de 1956 en la estación de Estany Gento (Pirineo leridano).

La medición fue realizada por uno de los termómetros registradores que un grupo de aficionados a la meteorología y la montaña instala y mantiene –con sus propios medios personales y económicos, aunque con el apoyo y autorización del Parque Nacional– en pequeñas garitas distribuidas por los 'jous' (dolinas kársticas) de los Picos de Europa.

El grupo, denominado Proyecto Jous Picos de Europa, ha desarrollado seis campañas de medidas prospectando estas depresiones del terreno, aunque en ninguna de ellos se ha conseguido una serie completa de todos los inviernos. Diversos avatares – avalanchas, nevadas que tapan pértigas de 6 metros e incluso algún caso de vandalismo – han impedido conseguir esta continuidad.

Temperaturas extremas

Según los datos facilitados por Proyecto Jous hasta este año no se había logrado batir un registro de temperatura mínima mensual, cuando los -30,6°C medidos en Hoyos Sengros el 13 de diciembre del 2013 superaron a los -30°C de Calamocha medio siglo antes (17/XII/1963), que suponen el récord oficial de España para un enclave habitado.

Éste y otros registros ampliamente inferiores a los veinticinco grados bajo cero hacían presagiar que cuando se dieran las condiciones atmosféricas apropiadas (entrada de aire siberiano o polar, viento en calma, cielos despejados y noches largas), alguna de las estaciones instaladas en Picos podrían dar la campanada.

Según los meteorólogos aficionados el pasado invierno había sido poco propicio para la obtención de registros importantes ya que la Agencia Estatal de Meteorología apuntaba a su conclusión que: “El invierno 2015-2016 [...] ha tenido un carácter muy cálido, [...] superando en 0,73° C al anterior registro más alto del siglo actual que correspondía al invierno de 2007-2008” Es decir, el invierno más cálido de los últimos 26 años.

Estas expectativas tan poco halagüeñas hicieron que la sorpresa del equipo fuera mayúscula cuando acudieron a la Vega de Liordes a recoger datos el 17 de julio de este año. Según el equipo “a pesar de lo benigno del invierno, bastó un breve período de condiciones atmosféricas apropiadas para que la orografía y la morfología del terreno – factores determinantes a la hora de registrar temperaturas extremas, incluso más que la altitud – hicieran su labor”.

¿Por qué en la Vega de Liordes?

Situada en la cara sur del Macizo Central de Picos de Europa la Vega de Liordes es uno de los poljés (depresión cerrada, de fondo plano y por lo general de mayor tamaño que una dolina) más importantes de la Península Ibérica. Cuenta con una altitud sobre el nivel del mar de 1.868m, un área aproximada de 750.000 m2 y una profundidad de unos 90 metros. En conjunto, estas características geomorfológicas conforman un entorno óptimo para la generación y acumulación de frío durante las largas noches invernales.

Según señalan “cuando a estas características se une la presencia de nieve – un estupendo aislante que evita que el suelo caliente el aire y por tanto acrecienta las pérdidas de calor por radiación – y viento en calma con cielos despejados durante la noche, tenemos lo que técnicamente se denomina en la bibliografía científica como 'CAP' (del inglés Cold Air Pool, Piscina de Aire Frío)”.

Esto es que se genera “un sistema aislado en el que el calor se irradia hacia la estratosfera sin que haya nuevos aportes térmicos hasta que el viento o el sol interrumpen la pérdida”, es decir un gran congelador natural que es capaz de perder tanto calor que se pueden obtener diferencias de temperaturas de más de 35°C. Y esa es la explicación que señalan desde el Proyecto Jous como causa de la temperatura negativa récord.

“Fue precisamente este fenómeno, una piscina de aire frío, el que en la noche entre el 18 y el 19 de febrero del 2016 llevó al valor récord de -32,7°C a las 8:50 de la mañana, justo antes de que el sol pusiera fin a la inversión de temperatura”, explican.

A modo de comparación a las mismas horas Moscú disfrutaba de unos agradables -6°C y para encontrar registros similares ese día, habría que irse a los -33°C de Verkhoyansk, en Siberia, tradicionalmente considerada la ciudad más fría del mundo, o de Dawson, la capital de la fiebre del oro del Yukón canadiense. El Polo Sur, en otra liga, marcaba ese día unos -46°C.

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