José Manuel de la Huerga: “La creación sólo nace del silencio, la pausa, la constancia...”

José Manuel de la Huerga. Doto Domi Carbajo

Manuel Cuenya

“Germán Ojeda rodaba un documental, sin cámara... Contaba a su amigo, el alemán Peter Gesteine, la secuencia al detalle, con tal efusión de gestos que conseguía suplir las limitaciones verbales. Así, con ese plano panorámico larguísimo, de casi dos minutos, comenzaría la película que desde la adolescencia llevaba en la cabeza. Peter, mientras, se había colocado tras su cámara fotográfica Leica, real, y, queriendo registrar al amigo en faena, enmarcó su rostro en el lado izquierdo del encuadre, con la Huerta y el río al fondo. El modelo, sumergido en el esfuerzo de una toma magistral que no necesitaría montaje, no se percataba de la intención del alemán, cosa que habría desautorizado. La falta de luz, sin embargo, aconsejó al fotógrafo ahorrarse el disparo. Llevaban en Barrio de Piedra desde la noche anterior. Habían entrado en la ciudad por ese mismo puente. El mecano, orgullo de la ingeniería de algún discípulo de Eiffel, mantenía un doble servicio: uno superior para el tren y otro inferior para el resto del tráfico rodado, viandantes y otros medios más tradicionales —carros y monturas— que todavía, de vez en cuando, circulaban”.

(José Manuel de la Huerga, fragmento de 'Pasos en la piedra')

Reciente Premio de la Crítica de Castilla y León con su novela 'Pasos en la piedra', José Manuel de la Huerga es un poeta, narrador y profesor nacido en la localidad leonesa de Audanzas del Valle, una tierra que tanto ha influido en su forma de ser y aun en su modo de escribir.

Cuenta el propio autor, recordando a la Marguerite Yourcenar de 'Memorias de Adriano', que “un hombre nace en aquel lugar donde arroja su primera mirada inteligente”. Y José Manuel rememora un atardecer de verano, cuando tenía siete u ocho años, desde la casa de sus abuelos, frente a los lavaderos y la escuela, mirando hacia el trinquete, la huerta y los tesos recortados de penetrante tierra roja de arcilla.

“Audanzas es mi lugar de duración primero, en palabras de Peter Handke”, añade este premiado y reconocido creador leonés, en cuyo poemario, 'La casa del poema' (Difácil, 2005), nos muestra esa mirada amorosa y sensible hacia su tierra: 'Esta era la costumbre: las ropas enjabonadas en hervor al sol. Sobre la hierba se extendían las camisas blancas de los hombres, las sábanas blancas, impecables.// Los lavaderos comunales, junto a la casa, reunían a las mujeres; grandes cestos de mimbre ―los mismos para la vendimia― apoyados en sus caderas al caminar.// Manos azules para el inviernos y rojas para el verano golpeaban la ropa...“.

También en su libro 'Este cuaderno azul' (2000), con el que consiguiera el Premio de Novela Corta Ciudad de Móstoles, reconstruye la historia de tres generaciones de maestros en El Páramo, trasunto ficticio de su lugar de nacimiento. Por tanto, su tierra, constante referente en su memoria literaria, está presente en su obra. En este mismo sentido, reconoce que su reciente y laureada novela 'Pasos en la piedra' no habría sido la misma sin el magisterio de dos autores fundamentales en su trayectoria, como son Antonio Pereira y Tomás Sánchez Santiago.

Su devoción por el maestro Pereira le lleva a decir que ojalá el territorio imaginario que construye, llamado Barrio de Piedra, hubiera pasado el visto bueno del autor de 'Cuentos del Noroeste mágico' para que engrosara sus ciudades de Poniente.

Asimismo, le encantaría que alguno de los personajes de 'Calle Feria', de Sánchez Santiago, se escapara a Barrio de Piedra... “con quien creo que hay establecidos algunos corredores secretos”, matiza José Manuel, quien está convencido de que 'La casa del poema' no habría sonado como suena si antes no hubieran pasado por sus manos 'Descripción de la mentira', de Gamoneda, y 'La lentitud de los bueyes', de Llamazares. Dos grandes autores de la tierra y dos grandes libros, que son y seguirán siendo a buen seguro referentes para tantos autores y autoras de la provincia de León y aun de otras provincias interiores y exteriores.

A este respecto, José Manuel de la Huerga, que vive desde hace años en Valladolid, donde imparte clases de Lengua y Literatura en un instituto, mantiene excelentes relaciones “con escritores de un ya incuestionable magisterio”, como el mencionado Tomás Sánchez Santiago, o bien con la poeta y periodista Eloísa Otero, que mantiene activa y dinámica su revista digital 'Tam Tam Press': https://tamtampress.es/ donde el propio José Manuel colabora con 'Diálogos en la raya', que, según él, lo mantienen bien informado de excelentes poetas como Ildefonso Rodríguez, Víctor M. Díez o Susana Barragués, “muy recomendables diaristas como Avelino Fierro o poderosos narradores como Luis Artigue”.

Además de los ya citados, valora la labor realizada por Nicolás Miñambres o Ernesto Escapa, que “están siempre muy atentos a señalar desde su función crítica las propuestas creativas más recientes sin olvidar jamás autores que injustamente hayan podido pasar más desapercibidos. O Manuel Cuenya, con sus entrevistas de 'La fragua leonesa' y sus libros de viajes... Toño Morala, recuperando y manteniendo tradiciones. Antonio Manilla... O proyectos tan apasionantes como los del Club Leteo, que han colocado a la ciudad de León en el panorama internacional... O esa actividad tan hospitalaria como la de los clubes de lectura, y recuerdo especialmente el de Esther Folgueral en Ponferrada”.

La última noticia es que la asignatura de Literatura Universal no va a ser evaluable en la nueva Selectividad, o lo que quede de esa supuesta prueba de madurez. Desde estas líneas muestro mi total repulsa contra los planes del Ministerio de Educación y la Consejería del ramo que han anulado desde hace más de veinte años la singularidad de la asignatura de Literatura

Su vocación por la Literatura, por la escritura creativa, surge desde que tiene consciencia, “siempre quise ser escritor, poeta, lector de cuentos en alta voz y en baja, y cuando en bachillerato encontré una asignatura llamada Literatura Española no tuve ninguna duda de a qué me iba a dedicar. Quería ser profesor de Literatura, leería y escribiría, intentaría transmitir esa emoción a sus alumnos”, manifiesta José Manuel, que lleva casi 25 años en esta noble profesión de la enseñanza, “en ese desempeño, apasionante y adictivo (también alienante a veces): comunicar a mis alumnos la pasión por un buen poema, una hermosa historia, una puesta en escena donde ellos se involucren”.

“Regresó de noche. // A la mañana siguiente, en el desayuno, hablaba nuestro idioma. Con idéntico murmullo, cogió su tazón y lo llevó al fregadero. // Venido de la noche, preguntas para él picaban en los labios.// Me acarició la mejilla, y su tacto fue tan cotidiano como su ausencia. Pensé: cuando se marche, su ausencia nos acariciará todos los días”.

(José Manuel de la Huerga, 'La casa del poema')

La importancia de la Literatura en la enseñanza

Por desgracia, siguen viniendo tiempos difíciles, en su opinión, muy difíciles para la lírica. Para la lírica, para la filosofía, para todo aquello que pueda poner en entredicho el sistema caníbal que nos preside y nos esclaviza a sus redes malévolas. Así nos luce la pelambrera en este país, en el que todo lo manda el dinero (y la corrupción al por mayor), como bien apreciara el gran Valle-Inclán de 'Luces de bohemia'. A fin de cuentas, el dinero es mierda, ese significante que pudre cualquier significado.

“La última noticia es que la asignatura de Literatura Universal no va a ser evaluable en la nueva Selectividad, o lo que quede de esa supuesta prueba de madurez. Desde estas líneas muestro mi total repulsa contra los planes del Ministerio de Educación y la Consejería del ramo que han anulado desde hace más de veinte años la singularidad de la asignatura de Literatura. El último Premio Cervantes, Eduardo Mendoza, en la recepción del premio se manifestó en esta misma dirección. Por favor, hay que recuperar la Literatura en su exclusividad. Es una educación de la sensibilidad, del sentido crítico, de la justicia social y de la identidad del individuo frente a sí mismo y frente a la sociedad”, reivindica este filólogo, profesor de Lengua y Literatura y escritor, para quien su profesión y la creación literaria son las dos caras de una misma moneda.

“Cuando leo un texto apasionante de cualquier autor, enseguida pienso: esto lo tengo que leer en clase. Aún hoy, después de haber leído decenas de veces textos clásicos en voz alta en el aula, las voces de nuestros autores resuenan de un modo distinto cada vez. Seré yo, será el grupo de alumnos que las oyen, será un compendio de nosotros y nuestras circunstancias. Pero los textos se ponen de pie y nos hablan singularmente, en cada ocasión de un modo distinto, con diferentes resonancias, y eso es un texto clásico, y esta es de las situaciones más hermosas que yo pueda imaginar para un docente de la Literatura”, se expresa con devoción este viajero, cuyos viajes, ya sean reales o metafóricos, están siempre presentes en su vida. Como ocurre con su viaje por el Duero, 'Lugares que regresan', un poemario inédito aún, al que le está dando vueltas.

Asimismo, de sus continuos viajes a Cantabria, la costa y la montaña, surge la novela 'Apuntes de medicina interna' (Menoscuarto, 2011) por la que recibiera el Premio Delibes de Narrativa en 2012. “De mi viaje imaginario a mi niñez, a mis paseos con mi abuela Viges por León, surge la ciudad imaginaria de Barrio de Piedra ya en la anterior entrega de 'SolitarioS' (Menoscuarto, 2013)”, apunta José Manuel, que se siente entusiasmado con la labor que ejerce la editorial Menoscuarto, cuyo editor, el palentino José Ángel Zapatero, vine confiando en él desde hace seis años y apuesta por su manera de entender la literatura, “completamente apasionada”.

Sostiene que lleva años, muchos, intentando cuadrar todos los ángulos y perspectivas: la etnográfica, la política, la artística, la de la naturaleza, lo cual resulta, al mismo tiempo, “apasionante y vaciador”.

Fruto de este esfuerzo creativo, surge también el premiado 'Pasos en la piedra', una novela que retrata la historia de España durante la Semana Santa de 1977 (cinco días cruciales) en el imaginario territorio del Barrio de Piedra, que terminan con la legalización del Partido Comunista el 9 de Abril de ese año, la “columna vertebral de esta novela”, apostilla el autor, que en esa época tenía diez años, “con mi padre por Zamora, con mis abuelos, tíos y primos en el pueblo, con mi madre sentada frente a un televisor en blanco y negro viendo 'El Evangelio según San Mateo' de Pasolini”. Se trata de “una obra coral, una crónica social y política de una época dura, de una España profunda”.

Nunca se termina de ser escritor, siempre se está uno haciendo. Cuando uno cree que ha llegado a un lugar, porque alguien así te lo reconoce, no es más que un espejismo; hay que seguir adelante, muchas veces a tientas, sólo guiados como Juan de la Cruz por una luz interior proyectada en la distancia, en el horizonte utópico. Uno nunca sabrá hasta donde ha llegado. Serán otros los que lo digan de ti, y tú no estarás para escucharlo

'Pasos en la piedra' es también un microcosmos de ficción, aunque creado a partir de la realidad, como sustrato cuasi imprescindible en toda obra (como queda reflejado en algunos de sus personajes, por ejemplo), porque como bien señala el gran Julio Llamazares (referente en la obra de José Manuel de la Huerga), “toda novela es autobiográfica y toda autobiografía es ficción”. Una obra con muchas lecturas, como dice el propio creador, construida con imágenes poéticas, cinematográficas, que en el fondo nos habla de la condición humana. “En este libro hay mucho de mi infancia, de mi adolescencia y de mi madurez. Están mis vivencias, mis lecturas, mi forma de entender el amor, la naturaleza, la política”, precisa José Manuel.

En cuanto al reciente premio, que le han concedido por su novela 'Pasos en la piedra', cree que es un reconocimiento a la callada labor del que se dedica a escribir, “mejor fuera de foco... Necesariamente fuera de foco, porque afuera hay ruido y la creación solo nace del silencio, la pausa, la constancia, el esmero, el amor, la actitud vigilante contra cualquier idea de éxito y de fama. Nunca se termina de ser escritor, siempre se está uno haciendo. Cuando uno cree que ha llegado a un lugar, porque alguien así te lo reconoce, no es más que un espejismo; hay que seguir adelante, muchas veces a tientas, sólo guiados como Juan de la Cruz por una luz interior proyectada en la distancia, en el horizonte utópico. Uno nunca sabrá hasta donde ha llegado. Serán otros los que lo digan de ti, y tú no estarás para escucharlo”, reconoce con valentía y humildad este escritor, porque sólo siendo humilde uno puede seguir aprendiendo. Y nunca se llega a aprender todo lo que se quisiera.

En cualquier caso, algunos de los escritores que lo han precedido en la obtención de este premio son autores de cabecera para él, como Óscar Esquivias, José Antonio Abella o Fermín Herrero. Y echa en falta que no se lo hayan concedido a escritoras como Pilar Salamanca o Esperanza Ortega, o a escritores de la talla de Tomás Sánchez Santiago, Ignacio Sanz, Eduardo Fraile, Gonzalo Calcedo.

Apasionado, entre otros muchos, de Franz Kafka, Antonio Machado, Karen Blixen y Antonio Pereira, José Manuel de la Huerga confiesa que siempre tiene abiertos varios cuadernos: “diario, poesía, cuentos... que el tiempo irá decantando/erosionando convenientemente”. No obstante, intenta “preservar ese espacio de silencio para que las palabras vuelvan a resonar dentro, con la debida lenta maceración/vocalización”. Y ahora está con su poemario 'Lugares que regresan' y una novela de balleneros cántabros. “Pero tranquilamente”.

Entrevista breve a José Manuel de la Huerga

“Escribir es hablar con los muertos”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Moby Dick', 'El festín de Babette', 'A sangre fría', 'Descripción de la mentira', 'Sara de Ur', 'Don de la ebriedad', 'Vida de San Pedro Regalado'. 'Sueño', 'La Ilíada' y 'La Odisea', 'Adiós, Cordera', 'El guardador de rebaños', Poesía de Emily Dickinson, 'Poema a la duración', 'Nostalgia del absoluto', 'Biografía del silencio', 'Dieciocho tesis de la Historia', 'La siega del olvido', 'Soldados de Salamina', 'En la colonia penitenciaria', 'Un artista del hambre', 'Pedro Páramo', Canto general, 'España, aparta de mí este cáliz', Poesía completa de Cavafis, 'No amanece el cantor', 'Luces de Bohemia', 'Pic nic', 'Cántico espiritual', 'Antífona del otoño en el vale del Bierzo', 'el Lazarillo', 'Antígona', 'Coplas de Jorge Manrique', Cuentos completos de Antonio Pereira, 'Calle Feria', 'Cuaderno de Selva', 'Historia universal de Paniceiros', 'Historias gallegas' de Álvaro Cunqueiro, 'Mascarones de proa', 'Inquietud en el paraíso', 'La gratitud', 'Hilo solo, ella, los pájaros', 'Esto era y no era', 'Amapola y memoria', 'Una temporada en el infierno', 'La fiesta del chivo', 'El ahogado más hermoso del mundo', 'Hijo de hombre', 'Teoría de la luz', 'Lenguas de hielo', 'Colapsos', 'Pippi Calzaslargas', 'James y el melocotón gigante', 'El príncipe de la niebla', 'Las lágrimas de Shiva', 'Memorias de una vaca', 'Obabakoak', 'Ochenta y seis cuentos', 'Qué me quieres, amor?', 'Larga noche de piedra', 'Cuaderno de Nueva York', 'Poeta en Nueva York', 'Peter Pan', 'Las ciudades invisibles', 'El barón rampante', Monterroso, Reyes Mate, Steiner, 'Guía espiritual de Castilla', Miguel Torga, libros de viajes a... 'Los viajes de Gulliver', Goethe, 'El faro del fin del mundo', 'El Danubio', 'Gran Sol', 'Juegos de la edad tardía', 'Evangelio según Jesucristo', 'El proceso', 'Corazón de roble', 'Crónicas marcianas', 'La tierra baldía', Fray Luis de León, 'El licenciado Vidriera', 'El celoso impertinente', Segunda parte de 'El Quijote', 'San Manuel Bueno, mártir', 'Lo fatal', 'El albatros', 'Ite, missa est', 'Espacio', 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías', 'Soledades', 'Campos de Castilla', 'El hereje', 'La ruina del cielo', 'La lentitud de los bueyes', 'Memoria de nieve', 'La lluvia amarilla', 'Luna de lobos', 'Las inglesas', cuentos de Javier Tomeo, 'Los cinco en las rocas del diablo'...

Por fortuna, estos y alguno más los suelo leer y releer, completos o en parte, cada nuevo curso escolar.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Lázaro de Tormes, Fray Luis de León, Pedro Páramo, Emily Dickinson, Alberto Caeiro, Gregor Samsa, mi tía Asunción, mi abuela Viges..., las mujeres de mi familia en general, que tenían la misma voz que los personajes de Rulfo.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Hay tantos libros y autores estupendos que no merecen ni un minuto los que no lo son tanto.

Mi último agradable descubrimiento: 'Septiembre negro' de Carlos Fidalgo.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La compasión (que ahora llaman empatía) hacia mis personajes. El relato debería ser el lugar de la redención para aquellos, tantos, que han pasado injustamente por la vida, y necesitan una rehabilitación moral, siquiera en un relato, en un poema. Soy de la opinión, como algunos otros poetas, que escribir es hablar con los muertos.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La cercanía mamífera, la sinceridad, la atención, la escucha, el humor, la compasión, la igualdad, la fraternidad, la ironía, la ternura, la claridad, la adaptación al medio, sí, ese sentido práctico que los artistas a veces despistan.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política y la sociedad se miran recíprocamente en el mismo espejo. Nada más fatuo, superficial que el espectáculo continuo de unos y otros. Pura fachada, sin sustancia. Pasar por la vida, habrá que hacerlo lleno de días, como dice ese gran sabio que es José Jiménez Lozano. Para ello, justo los ingredientes contrarios a los aupados en la sociedad actual: el silencio, el encuentro con la naturaleza, con lo sencillo, con lo desapercibido, lo que nadie ve pero está ahí.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Una comedia americana, inglesa, francesa, italiana, española, argentina. Una charla con la gente que quiero tras una buena comida de hermandad. Un viaje. Un libro. Un paseo por mis lugares preferidos de río, montaña y mar.

¿Por qué escribes?

Hubo muchos años que me resistía, pero luego aprecié que me ayudaba a ordenarme mi mundo y el mundo, a comprenderme en este y aquel mundos. Pero sin ser consciente de ello. Con la debida distancia.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No, esas redes son galería. Lectura y escritura se establecen en silencios solitarios y necesarios. Si algo aprendo es cuando estoy solo con mis libros y mis cuadernos.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Poesía, sobre todo poesía. Poetas y obras, las mencioné antes, son muchas, porque tengo la suerte de volver a ellas cada año como profesor de Literatura, que seguiré siendo a pesar de las leyes educativas que vienen desde hace veinte años ninguneando la Literatura.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No, leo libros de papel. Puede que algún blog tenga buena crítica literaria, pero hace falta buscar mucho, mucho. Sigo con atención 'Tam Tam Press', de Eloísa Otero (donde yo mismo colaboro, no con la asiduidad que quisiera..., recuerdo mi primera entrada hace algunos meses con el poeta de Pombriego, José García Alonso y su excelente ópera prima 'Formas de seguir abrazando'), y el blog del poeta Álvaro Valverde. Alguno más hay, pero pocos. O yo no los sé buscar, que también puede ser.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Todo se cura con agua salada: el sudor, las lágrimas y el mar.” (Karen Blixen).

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