Alejandro Martínez: “Cuando a un cuerpo le quitas el corazón, se muere, y el carbón es nuestro combustible”

Alejandro Martínez

Manuel Cuenya

Natural de la localidad de Berlanga del Bierzo (ese Bierzo tan desconocido como silenciado, aunque ligado a la explotación del carbón durante un siglo), Alejandro Martínez Rodríguez ha publicado un ensayo histórico titulado 'De siervos a esclavos' (Mountainsoft, 2018), una obra de gran interés sobre todo para quienes deseen entender una parte de la historia de la minería en el Bierzo, que va desde 1843 hasta 1947 (fecha que coincide en Fabero del Bierzo con “el fin de la guerrilla y el cierre del campo de trabajo”, según él).

Licenciado en Historia por la Universidad de León y profesor de Educación Secundaria, Alejandro cuenta que su libro surge a partir de una investigación que realizara durante curso 2007-2008 para la asignatura Historia Social de la Edad Contemporánea, impartida por el profesor Javier Rodríguez. Es ahí cuando surge el primer esbozo, nos aclara. Y es en ese momento cuando se plantea la estructura, el formato e incluso el título, “que trata de sintetizar lo ocurrido en el periodo y la interpretación propuesta”. Idea que retoma cuando participa con un artículo en 2017 en el III Premio de Investigación Antonio Estévez, que organiza el Instituto de Estudios Bercianos (IEB). Artículo al que el IEB le otorga un Accésit. Ese fue el germen, el embrión para que posteriormente escribiera este 'De siervos a esclavos', singular título que nos adentra de lleno en la historia de la minería berciana, “desde el descubrimiento del carbón de piedra”, con la localidad de Fabero como gran protagonista.

“No se puede comprender la historia de El Bierzo, el desarrollo de su sector energético e industrial sin este combustible y sin esta cuenca en particular. Industrialización capitalista, minería del carbón y movimiento obrero van de la mano en España”. Historia que además “discurre en paralelo con la vida económica, social y política del país (España), de cuyos hechos constituye un reflejo o vanguardia, como en el 33 o el 62”, subraya Alejandro, que se siente vinculado con el sector minero porque sus abuelos fueron mineros, incluida una de sus abuelas, y también la mayoría de sus tíos, su padre, su suegro... todas las personas mayores de 45 años –nos recuerda– llegaron a trabajar en algún momento en la mina.

“Creo que nacer en una cuenca minera (aunque estudiara en León y pasara mucho tiempo en Ponferrada) ha sido determinante a la hora de elegir el tema de estudio... La minería lo impregna todo: tapas, rallyes, rutas, carreras, documentales, fiestas, teatros, museos, monumentos, etc. No existe sector laboral en España que haya impregnado tanto la música, la literatura, la pintura o el cine. Ser minero es más que una profesión, crea una identidad, una cultura, que traspasa lo laboral, y eso también vincula a toda la población... En torno a la mina se tejen vínculos de solidaridad, de amor-odio hacia la profesión. La influencia de las organizaciones de clase, el SMC-UGT, la CNT o el PCE, han sido evidentes”, señala Alejandro, que en la actualidad, desde hace tiempo, reside en Langre, al que considera su pueblo, y es para él, además de la cabecera de un valle muy bonito, “tranquilidad, hogar, fiesta, alegría, despoblación, montaña. Son raíces, proyectos, ilusiones, es mucho”.

También está convencido de que en las cuencas mineras del Bierzo (otrora “espejo o vanguardia”) se han desarrollado hechos de vital importancia para entender la historia de España. Y las publicaciones que existen al respecto no les hacen justicia.

“En el Pozo Julia, de Fabero, hasta hace poco había una pancarta que decía: 'Cientos de años creando riqueza para este país y ahora nos abandonan a nuestra suerte'. Una frase cierta salvo que, en lugar de cientos, podemos hablar de un siglo, de 1917 a hoy. A la luz de los resultados de la investigación se podría afirmar que la contribución de la cuenca minera de Fabero, en especial de sus trabajadores, libres o forzados, es fundamental para la reconstrucción del país, la industrialización, pero también para el desarrollo de conquistas sociales y democráticas actuales. El tributo de sangre en forma de fusilamientos, accidentes, enfermedades, cárcel o trabajo forzado, aún no ha sido reconocido socialmente”, expone Alejandro.

Por eso él, que es un apasionado de la investigación, ha querido mostrarnos su historia. “Efectivamente el haber estudiado historia fue fruto de esta inquietud por conocer nuestro pasado y, a su vez, contribuir a reconstruirlo y darlo a conocer. El Investigador explora en el pasado porque quiere saber... Y escribir me sirve para ordenar la información, reconstruir ese pasado, y de paso poder divulgarlo, es decir que llegue a más gente. Con ello aspiro a contribuir, modestamente, a un mejor conocimiento de la comunidad en que nos encontramos y por tanto a su desarrollo social”, afirma Alejandro, cuya intención, a través de su libro, es poner de relieve la contribución económica, social y cultural que el carbón, la mina y el movimiento obrero, que de ella surge –añade–, ha tenido en las transformaciones habidas en esta comarca y país en los últimos 150 años. “Contribución que aún no ha sido ni suficientemente valorada, ni reconocida, ni recompensada”.

Ser minero es más que una profesión, crea una identidad, una cultura, que traspasa lo laboral, y eso también vincula a toda la población... En torno a la mina se tejen vínculos de solidaridad, de amor-odio hacia la profesión

Y en este sentido cree que en la provincia de León existe mucho campo para investigar en temáticas sobre la industrialización o el movimiento obrero.

De siervos a esclavos

“Desde 1843 hasta 1947, Fabero del Bierzo sufre unas profundas transformaciones socioeconómicas que nos permiten trazar la historia de España”, explica Alejandro. Fabero sería, por tanto, un buen ejemplo de cómo una pequeña aldea agrícola con una economía de subsistencia se transforma en un pueblo industrial de primer orden gracias a un movimiento obrero, minero, que él mismo califica de revolucionario. “Fabero pasa de la desarticulación de los restos feudales propios del Antiguo Régimen (pagando foros, una reminiscencia del antiguo régimen), a un capitalismo de corte autárquico y fascista que utiliza mano de obra en condiciones de esclavitud convirtiéndose en la cuenca antracitera más importante del país”, afirma contundente este investigador y profesor berciano, que imparte clases en Ponferrada, lo que le sirve para vincular –apostilla– temas de la industrialización o el movimiento obrero a la realidad más inmediata. Esto resulta motivador, a su juicio, para su alumnado, el hecho de conocer nuestra historia, por ejemplo, el impacto de la industrialización en El Bierzo a través de los nombres de barrios y calles, poblados obreros, o restos de arqueología industrial.

Asimismo, acontecimientos como la revolución de 1933 son prácticamente desconocidos cuando Fabero fue uno de los lugares donde más importancia tuvo a nivel estatal, rememora Alejandro. “Cuando pensamos en campos de concentración, se nos viene a la cabeza la Alemania nazi, sin saber que aquí hubo campos de trabajo forzado, en concreto en Fabero, Matarrosa del Sil, Laciana, en la construcción del canal del Bierzo Bajo...”.

A través de la lectura de su libro 'De siervos a esclavos' descubrimos que en Fabero hubo un campo de trabajo forzado en la explotación de La Reguera, con trabajadores en condiciones extremas. O que el empresario Maximino Moro, con su capital, construyó el teatro Albéniz o el hotel Madrid en la capital del Reino español.

El libro está estructurado en capítulos en los que se alternan las cuestiones económicas con otros referentes al ámbito social.

A nivel económico, desde que se comienza el aprovechamiento del carbón de forma industrial, los tres periodos de mayor crecimiento de las explotaciones se corresponden, según él, con tres crisis, a saber, la primera guerra mundial, la postguerra española y la crisis del petróleo.

El Bierzo que nos muestra Alejandro, con rigor documental, es esa comarca de empresarios que buscan el beneficio inmediato invirtiendo lo mínimo. Y lo que es aún peor: obviando literalmente la reinversión productiva de sus beneficios en la zona, dejándonos un panorama desolador, a resultas del esquilme brutal de la tierra. “La riqueza se produce aquí y fluye a otras zonas industriales. Es decir, capitalismo extractivista y dependiente tecnológicamente. Una economía de enclave... esto creo que puede ser útil para ver cómo El Bierzo ha llegado hasta aquí, sin reinversión de la riqueza, por tanto solo han quedado los sueldos, y eso es lo que explica que esta comarca, hoy en día, esté así. Cuando a un cuerpo le quitas el corazón, se muere, y el carbón es nuestro combustible”, glosa Alejandro, a quien le entusiasma leer obras de historiadores como Juan Andrade, Rubén Vega, Ramón García Piñero, Carme Moliner... Javier Rodríguez, Alejandro Rodríguez, José Antonio Landera, Secundino Serrano o Alejandro Álvarez, entre otros.

A propósito de Alejandro Álvarez (a quien hemos entrevistado en este mismo diario), resalta la lectura de 'El médico que no quería morir. Vida y muerte de Lodario Gavela' (personaje que el propio Alejandro Martínez menciona en su libro 'De siervos a esclavos') como una de las obras que más le han gustado recientemente, porque le resulta amena, atractiva como historia novelada, “Una investigación de Alejandro Álvarez sobre la vida de este médico asesinado en Fornela”.

Cuando pensamos en campos de concentración, se nos viene a la cabeza la Alemania nazi, sin saber que aquí hubo campos de trabajo forzado, en concreto en Fabero, Matarrosa del Sil, Laciana, en la construcción del canal del Bierzo Bajo....

Otros libros que le gustan, aparte de los que abordan la Guerra Civil o el tema del carbón, incluso algunos que le han dejado huella, son una novela que leyera cuando cursaba estudios en la Universidad de León titulada 'Así se templó el acero', de Ostrovski. Y más recientemente 'La trampa de la diversidad', de Daniel Bernabé, que hace “un análisis muy profundo diseccionando nuestra sociedad actual”.

En estos momentos, Alejandro Martínez está recopilando información, entrevistas, archivos, bibliografía, para un análisis de las huelgas de 1962 y 1963 en la minería de El Bierzo y Laciana. “Movilizaciones que marcaron un antes y un después en la oposición al régimen franquista y que son desconocidas, a pesar de que en su extensión y alcance tuvieron unos porcentajes de seguimiento de los más altos del país, solo equiparables a Asturias”.

Entrevista breve a Alejandro Martínez Rodríguez

“Ante la falta de expectativas en el presente y la incertidumbre de cara al futuro, vuelven los fantasmas”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Es difícil quedarse con uno solo. Por ejemplo: 'La trampa de la diversidad' o 'El médico que no quería morir'.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Imprescindibles son muchos y muchas anónimos/as, por ejemplo miles de mineros anónimos, hombres y mujeres que con su trabajo en el interior y en el exterior, sacando el carbón a bocamina o llenando la boca de quien saca el carbón de la mina, han construido este país. Los mineros son el combustible que ha alimentado el desarrollo, el calor de los hogares sin esperanza y la lámpara en la oscuridad de una 'rampla' para las y los trabajadores españoles. Como digo en la dedicatoria de mi obra 'De siervos a esclavos'.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Cualquiera de estos historiadores revisionistas que vienen a negar o minimizar el genocidio franquista o dulcificar y justificar el golpe de estado o la dictadura.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Constancia, franqueza...

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Sinceridad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Estamos en un momento complicado, las condiciones de inseguridad vital (paro, precariedad, despoblación, en nuestro caso), ponen en muy difíciles condiciones a la mayoría de la población, en especial a la juventud. Ante esta falta de expectativas en el presente y la incertidumbre de cara al futuro, vuelven los fantasmas, que se creían desterrados.

Creo que la desindustrialización del país ha marcado que la crisis nos afecte más. En nuestro caso, llevamos en crisis 30 años.

Creo que reindustrializarnos, apostar por sectores de posición alta en la cadena de valor y una economía autocentrada deben ser claves para ofrecer un futuro a las nuevas generaciones. En este sentido, creo que la iniciativa privada se ha mostrado ineficiente, por tanto el sector público debe ser quien tire de este proceso.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Muchas cosas, pasear por el monte, salir a tomar algo, viajar, leer, hacer deporte, supongo que como a todo el mundo.

¿Por qué escribes?

Porque investigo, y esto lo hago porque quiero saber y dar a conocer la historia de lucha y sacrificio que se ha protagonizado aquí y no se ha puesto en valor. Porque en una zona que ha vivido totalmente del carbón, tenemos muy pocas investigaciones, y las que hay son libros sobre empresas, sobre directores, pero no sobre los trabajadores y trabajadoras, que han sido las personas imprescindibles de esta historia.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Personalmente no tengo redes sociales, pero sí las sigo. En Twitter, por ejemplo, aunque hay un tono muy bronco, poco explicativo y muy descalificativo, considero que hay gente con mucho talento, que con ironía y mucho humor analizan acontecimientos de actualidad de una forma muy acertada.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Muchas, bibliográficas (otros historiadores/as, aunque también otras disciplinas como la economía o la antropología), archivísticas, entrevistas orales, prensa de la época, etc.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Blogs como tales no, pero por ejemplo acostumbro a seguir las publicaciones y artículos de Daniel Bernabé, que con una calidad literaria tremenda disecciona la actualidad. Autor que por cierto ha escrito un artículo 'La palabra frente a la oscuridad, un prólogo para Puta Mina', un documental sobre la minería en las cuencas de Ciñera-Matallana.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Voy a citar una que tenía el Sindicato Único Minero (SUM) Fabero en los años treinta, y que me gusta mucho: “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”.

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