Tirso Priscilo Vallecillos: “La escritura es un juego y un reto conmigo mismo”

Tirso Priscilo

Manuel Cuenya

A la memoria de:

Margarita, David Álvarez, África y Ángel, Sarita, Hilario y Mari.

Y de Arsenio Gil, Antonio Peña, Nides e Isaac, Antonio y Teresa,

padres de mis queridos amigos de Veguellina de Órbigo.

Los recuerdos son cristales esquivos:

nunca se sabe si los atraviesas

o si reflejan vida perpendicular

o vaho.

Recuerdos, tractores envueltos en niebla, barro, motores y luces...

Maestros y maestras, tenderos, oficinistas, artesanos,

señorines y señorinas haciendo pretérito.

Recuerdos varados en la plaza, en el casino, en el camping,

en las piscinas de Mata, en la azucarera...

O que descienden por el río

mientras rapazas lavan su pelo y jóvenes valientes

hunden sus cabezas en profundos pozos.

Recuerdos que transitan caminos, andenes

que comparten zancada, vagón

o el sillín de una vieja bicicleta

o la suntuosidad de una carroza en días de fiesta.

Recuerdos escasos como libélulas, mensajes en morse

fraguados a golpe de dominó

por las jóvenes manos de nuestros ancianos padres

desde las concurridas mesas del Bahía o la Cristy.

Recuerdos sabrosos como los caldos del Español

o las patatas de la churrería o las palmeras de la Amaya,

recuerdos con regusto a Comunión y a chapas, a cubata y panificadora...

Recuerdos que destrozan espaldas

al son de 'chorro pico tallo madera piquín',

que reptan en viernes lectivos bajo los sillones del cine Apolo

que esquivan balonazos estivales en las mesas de la plaza.

Recuerdos, caricias de ortiga y lengua de 'beso, verdad o atrevimiento'.

Hay algo que nos une en la oscuridad del olvido:

los recuerdos, esos 'puntos ciegos' de la mirada

espejos fractales cuyos destellos pueden verse a orillas del río

con los dedos arrugados los recordamos en el agua

provienen de una estrella herida de muerte que,

aferrada a nuestras vidas, se resiste a desaparecer.

(Tirso Priscilo Vallecillos, 'Recuerdos', poema incluido en su libro 'Viejos')

Que uno es de donde pace y no donde nace se cumple en el caso del escritor Tirso Priscilo Vallecillos, que, aunque nacido en Motril (Granada), se siente de Veguellina de Órbigo, porque este pueblo leonés es su infancia y, como mínimo, asegura él, todos los veranos de su vida.

“Allí tengo piso propio y cada vez aprovecho más los periodos de descanso para volver al pueblo: mis amigos de siempre, parte de mi familia, y todos y cada uno de mis yoes apostados en cualquier esquina... Veguellina es el reencuentro”, afirma a la vez que reconoce que le molesta cuando toman su lugar de nacimiento, lugar del que se siente muy orgulloso, para definirlo.

“Me defino indiferentemente como andaluz-leonés o leonés-andaluz. Mi carácter presenta trazas de ambas formas de entender la vida, y como autor puedo decir lo mismo. Tan andaluz y tan leonés como cualquier otro. No se es de un lugar por accidente, se es de un lugar por convicción. Veguellina es mi pueblo. Es cierto que cuando digo 'mi pueblo' suelo referirme a Veguellina o a Motril dependiendo de la situación, del tema del que esté hablando, de si estoy en el sur o en el norte... De hecho, suelo confundir al que me escucha. Por mi acento, todo el mundo piensa que soy de León (la lengua de la adolescencia suele prevalecer a lo largo de la vida, eso dicen muchos tratados y yo lo corroboro)... Es cierto que cuando me distancié de León vi mi tierra con mucha más nitidez. Y me abruma lo que veo, la variedad y riqueza de la provincia en todas las categorías posibles, desde los entornos naturales a su gastronomía”, expresa este Diplomado en Ciencias Humanas, filólogo, antropólogo y máster en Escritura Creativa, que vive en Sevilla, donde trabaja como profesor y asesor de formación en un centro de profesorado. Labores que combina con la escritura y la impartición de conferencias, cursos, talleres... algo que él denomina como 'teatro paranoia', siempre en torno al tema de la creatividad.

León y Andalucía, hermanadas

“Acabamos de organizar unas jornadas de literatura con escritores de primera línea y un día los invité a comer a casa un cocido. Por la tarde teníamos sesión de conferencias y una de las escritoras comenzó su conferencia diciendo algo así: ”Me encanta Sevilla y sus cocidos de León“. El caso es que soy tan leonés en León como en Andalucía y tan andaluz en Sevilla como en León”, subraya Tirso Priscilo, que guarda muy buen recuerdo de la lectura de los cuentos de Josefina Aldecoa, sobre todo de su 'Historia de una maestra', “libro muy leído por muchos de los que nos dedicamos a la docencia por vocación”, agrega el creador del libro de aforismos 'Homo pokémons' (Trea, 2017); al que le atraen todos los géneros. Y que disfruta al experimentar con los formatos, estructura y lenguaje.

Veguellina es mi pueblo. Es cierto que cuando digo 'mi pueblo' suelo referirme a Veguellina o a Motril dependiendo de la situación, del tema del que esté hablando, de si estoy en el sur o en el norte... De hecho, suelo confundir al que me escucha

Aparte de Josefina Aldecoa, ha leído a varios autores leoneses, entre ellos a Antonio Colinas, Victoriano Crémer... “aunque es Juan Carlos Mestre, al que he descubierto recientemente, el que más se acerca a mi gusto estético. La potencia de sus imágenes es incuestionable, son como bombas de racimo de lo sensorial. Gullón y Gamoneda me han acompañado en mi formación filológica... Ahora conozco a muchos autores con los que coincido en lecturas y festivales. Todos aportan algo interesante, pero mejor no los nombro, que no quiero olvidar nombres”, apostilla el autor del poemario 'Viejos' (Huerga y Fierro, 2018), que tambiénconfiesa haber leído varias obras de Julio Llamazares, disfrutando mucho con su favorita, 'La lluvia amarilla'. A este respecto dice que el tema de la despoblación de los pueblos del interior parece que se mantiene de actualidad.

“León siempre ha sido una provincia caracterizada por la dispersión geográfica, hecho que, unido a las fuerzas actuales de la economía, pone en peligro muchos municipios”.

Además de autores y autoras de León, Tirso es deudor de un sinfín de escritores, tantos, según él, que daría para escribir todo un libro. Desde la emoción que experimentaba cada vez que abría un nuevo libro de 'Los cinco', de Enid Blyton, hasta esas lecturas a las que siempre regresa: Cervantes, Lorca, Machado... 'El Quijote', que se le antoja maravilloso. Y aun otros muchos como Vázquez Montalbán, “me encanta la manera en la que incardina lo social y lo político en sus textos”, o Eduardo Mendoza, de quien destaca el humor.

“Hay una escritora americana, Lorrie Moore, que me ha aportado mucho; creo que he leído toda su producción y de ella destaco el uso que hace de las digresiones dentro del discurso y cómo renueva las imágenes, utilizando lo cotidiano, con un lenguaje sencillo y directo. Son tantos nombres... Los narradores Isaac Rosa o los relatos de Inma Luna. En aforismo desde los más clásicos a Rodrigo Cortés. En poesía Kavafis, Gil de Biedma, Blas de Otero, Karmelo Iribarren. Recientemente he descubierto a Sharon Olds o Szymborska. Coetáneos y amigos como Ana Pérez Cañamares, Miguel Martínez, Inma Luna, Juan Leyva...”, rememora este profesor vocacional, que disfruta con sus estudiantes, a quienes considera todo un filón, “un catálogo de la condición humana”, porque desde fuera puede ver cómo actúan, cómo se desenvuelven, cómo responden a las diferentes situaciones que se les plantean, el uso de la lengua que hacen... Incluso puede ver a través de sus ojos y analizar cómo evoluciona la mirada con cada generación, cómo interactúa con la suya. “Me gusta la naturalidad de los jóvenes, su espontaneidad y, sobre todo, su idealismo. Es bueno dejarse contagiar por ellos. Tienden a utilizar lo que Unamuno llamaba 'la mirada del bárbaro' y yo, cuando puedo, sigo su ejemplo. En algunos sentidos la relación con mis alumnos me ha servido de laboratorio de acción. Desde que empecé mi carrera docente he ido desarrollando un ejercicio que he llamado Teatro paranoia, y que me ha aportado tanto o más que a los alumnos. A lo largo de los años nos hemos retroalimentado y en mi caso me ha dotado de la soltura necesaria como para expresarme e interactuar con los demás a través de la performance”, explica el autor de 'Cartografía urbana del deseo' (Ediciones en Huida, 2018), un libro híbrido, en su mayoría de relatos, que es un catálogo, “incompleto, aunque extenso”, del deseo. “Este deseo no se entendería si estuviera desprovisto de un estudio de la condición humana”, matiza Tirso, que ha sido recientemente finalista en los premios internacionales de poesía Ciudad de Valladolid, y Ciudad de Almendralejo. Y publicará en un futuro próximo la novela 'El discurso', con la editorial Baile del sol.

“Además tengo apalabrada la publicación de otro poemario, y un nuevo libro de aforismos terminado. Y muchos, muchos proyectos en desarrollo”, precisa con optimismo Tirso Priscilo, el cual recuerda que, con diez años, ya tenía su propia biblioteca. Y se veía ordenando, clasificando, registrando libros... Escribiendo poemas y comenzando varias novelas.

Me gusta la naturalidad de los jóvenes, su espontaneidad y, sobre todo, su idealismo. Es bueno dejarse contagiar por ellos

“Con dieciséis años terminé mi primera novela, 'Alhajas para muertos', de ciento cincuenta páginas escritas con la Olivetti de mi padre y que, posteriormente, encuaderné yo mismo. Desde este momento, leer y escribir son acciones cotidianas. Y muchos de los textos que ahora publico tienen un origen que se remonta incluso a dos décadas atrás. En 'Cartografía urbana del deseo' (En huida, 2017), por ejemplo, aparecen nueve relatos de 1997”, nos aclara este narrador y poeta, para quien la escritura es un juego, “nada más”, de tal suerte que estudia y prueba todas las combinaciones posibles y, cuando obtiene lo que quiere, siente satisfacción, como si ganara un premio. “Un juego y un reto conmigo mismo: intento no comparar mi suerte con la de otros autores en cuestión de premios, críticas... Porque el texto es lo importante y no la suerte que este corra. Con frecuencia leo textos muy premiados de los que no me responsabilizaría como autor”, apunta categórico, consciente de que la escritura para él también es el lector, que no tiene por qué sentir la misma satisfacción que experimenta el autor, ni siquiera disfrutarlos de la misma manera. “Basta con que valore que están escritos con honestidad y que detrás hay un trabajo”, finaliza.

Entrevista breve a Tirso Priscilo Vallecillos

“Somos el único rebaño en el que cada uno va a lo suyo”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'Anagramas', de Lorrie Moore.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

'El Quijote' (en la vida mi padre, que viene a ser lo mismo).

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

No suelo decir estas cosas, pero Fernando Sánchez Dragó me parece bastante insoportable.

Un rasgo que defina tu personalidad.

¿Bueno o malo? Se me ocurren varios de ambas categorías.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Bondad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Te contesto con aforismos de 'Homo Pokémons'.

Sobre la política actual:

-Esos políticos que miran por encima del hombre.

-Los políticos sonríen, son amables, pero 'La profecía' va por dentro.

-Los políticos solo utilizan la cabeza para sacar balones fuera.

-Los políticos lo dicen todo con rotondas.

-Las puertas giratorias se deberían convertir en grandes vasos Minipimer.

Sobre la sociedad:

-La ironía de llamar evolución al camino desde los homínidos recolectores

al hombre cazador de Pokémons.

-Llevamos puestos, por lo menos, veinte collares más que nuestro perro.

-Somos muñecos cambiando de roles; sin embargo, los Rólex nunca cambian de muñecas.

-Por el lugar de procedencia somos inmigrantes o denigrantes.

-Somos el único rebaño en el que cada uno va a lo suyo.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

¿El sexo?

¿Por qué escribes?

Por juego (y adicción).

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

A mí no.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

En narrativa me encantaría ser como Lorrie Moore; en poesía, por lo menos, como ocho autores a la vez.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

A veces la vida no tiene sentido... pero tiene otras muchas cosas ('Homo Pokémons').

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