Estefanía Muñiz Villa: “Vivimos en una sociedad cada vez más neutra, que copia e imita, fruto de lo peor de la globalización”

Estefanía Muñiz Villa. / Foto: Beatriz Olivares

Manuel Cuenya

Autora de 'Versos bipolares y otras criaturas luminiscentes' (editorial Atlantis, 2009), Estefanía Muñiz Villa es natural de la ciudad de León, aunque vive en Madrid desde hace mucho tiempo. Como tantas personas, tantos leoneses y leonesas, que han tenido que buscarse la vida, una vez más, en otros lugares, lo cual daría para un estudio profundo, habida cuenta de que la tierra, aun no siendo la mejor del mundo, tira mucho, en realidad, nos conforma como individuos, sobre todo si uno nace y crece durante años (al menos hasta la juventud) en la misma. Así somos los humanos, seres arraigados al terruño, y sobre todo a nuestro envoltorio familiar, afectivo. Una reflexión que todos debiéramos hacer. Otra cosa es viajar o vivir en otros sitios por gusto, en vez de por necesidad. En todo caso, Estefanía Muñiz, aparte de que se sienta bien en los 'madriles', disfruta mucho viajando (Italia es uno de sus países preferidos: por su arte, por su gente y su comida, como ella misma nos cuenta) y ha podido realizarse y realizar su carrera como guionista de cine, incluso como actriz, además de dedicarse a la abogacía y escribir poesía.

Una mujer inquieta, dinámica, con su vena existencialista y espiritual, que ha tocado varios palos de la baraja, como suele decirse en lenguaje castizo o popular, pues como guionista de cine ha llegado a trabajar con el gran actor leonés Carmelo Gómez, así como con el virtuoso del violín y genio de la música Ara Malikian.

Cuenta que le gusta escribir guiones, “es ágil y te abre un mundo de posibilidades, entre ellas el puro silencio”, fascinada como está con “las historias silenciosas como las de Kim Ki-duk, o algunas de Carlos Reygadas. ”Es escribir en imágenes, llenarlas de sentido“, matiza Estefanía Muñiz Villa, que se siente feliz por haber podido trabajar tanto con el actor Carmelo Gómez como con Ara Malikian. ”En las dos ocasiones me sorprendió que les gustase el proyecto, que se involucrasen, porque cuando empiezas con los cortos tanteas a los mejores, pero sin muchas expectativas, un poco a ver si cae la breva. Éramos muy osados. Y nos salió bien. Cuando se dan estas oportunidades aprendes mucho viendo hacer. No es solo un aprendizaje profesional, en mi caso ha sido personal. Son personas que me han aportado. Verles trabajar y no sólo el resultado, fue mi gran privilegio“, apostilla esta poeta o artista leonesa, que además ejerce de tal, porque recuerda que León son sus raíces, y los recuerdos de sus seres más queridos, ”un lugar al que volver, siempre“, lo cual ha influido de un modo decisivo en su forma de mirar al mundo, que se traduce en su poesía y también en sus guiones de cine.

“Tengo grabados en la memoria los meses en Babia, los cuentos y las recetas de mi abuela Emilia, el trastero de mis padres donde guardaba libros y leí las primeras obras que marcaron mi vocación literaria. Todo eso es caldo de cultivo de mi poesía y de mis guiones en los que los personajes suelen volver a ese territorio sanador y salvaje que es la infancia, y a las montañas, a esa lentitud del campo, lejos del caos citadino”, rememora con cierta nostalgia Estefanía, devota de ese León-tierra de letras, porque ha crecido leyendo a Llamazares, a Mateo Díez, a Gamoneda y a muchos otros autores leoneses.

“Hace años que no vivo en León y estoy un poco apartada de los foros literarios –reconoce–. No obstante, tengo buena relación con el poeta Rafael Saravia, que en su día fundó Leteo, y con Héctor Escobar, editor de Eolas, de cuyo catálogo me gusta prácticamente todo”.

Se siente entusiasmada de que en León se publiquen muchos libros con leyendas y tradiciones de la tierra, “algunos en bable”, algo que le interesa, sobre todo porque cree que es esencial conservar nuestras raíces y nuestra memoria “en una sociedad cada vez más neutra, que copia, que imita, y que es fruto de lo peor de la globalización”.

Tengo grabados en la memoria los meses en Babia, los cuentos y las recetas de mi abuela Emilia, el trastero de mis padres donde guardaba libros y leí las primeras obras que marcaron mi vocación literaria. Todo eso es caldo de cultivo de mi poesía y de mis guiones en los que los personajes suelen volver a ese territorio sanador y salvaje que es la infancia, y a las montañas, a esa lentitud del campo, lejos del caos citadino

La pasión por el cine y la literatura

En todo caso, su pasión por la literatura y por el cine surge siendo una niña. “Muy pronto quise escribir, tener mis libros fechados y catalogados como tesoros”. Recuerda que iba a un videoclub que había cerca de la Plaza de las Cortes de León y con once años ya reservaba películas, “las esperaba cuando no habían salido en vídeo. Pero no me plantee hacer cine hasta mucho después, cuando descubrí la conexión entre literatura y películas”, explica Estefanía, que reivindica a escritores como Dostoievsky, Camus, Kundera, Sábato. El primero en la lista sería el autor de 'Crimen y castigo', según ella.

Al fin la paz está en el fondo del alma

como alas batiendo en el silencio,

parpadeando hasta que la lava se apaga

y la tristeza se funde con la soledad.

Las gotas de rocío encierran universos

cuando pesan como cuarzos blandos

sobre las briznas de hierba.

No se puede querer nada,

no se puede retener nada,

solo agradecer el aliento del valle

y presentir la gravedad de la tierra.

(Estefanía Muñiz, 'Tierras de Luna', incluido en 'Corazón Ombligo')

“En poesía he leído mucho a Salinas y a Neruda, también a Paul Valery. Me gustan mucho las norteamericanas Sexton y Plath. Durante un tiempo me bloqueaba el sentir que no tenía mi voz, que mis escritos eran una mezcolanza de los autores que me habían influido. He tardado en hacer ese silencio creativo”, comenta la autora de 'Corazón Ombligo' (Sistemas editoriales, 2004), un poemario intimista en el que podríamos aventurarnos a decir que predominan los afectos sobre los conceptos, “un libro joven, confesional”, lleno de sentimientos, algo que se repite en su segundo poemario, “con la diferencia de que cuando escribí Versos Bipolares acababa de ser madre y esto se cuela en todos los poemas”, aclara esta artista, que al comienzo de su andadura en el cine quiso ser actriz, incluso crítica de cine. Pero rápido se dio cuenta –después de estudiar, prepararse- de que su amor por el cine no iba en esa dirección, porque ella lo que deseaba en verdad era escribir quiénes eran esos personajes, su historia. Lo mismo le ocurrió cuando probó, por así decirlo, haciendo crítica de cine. Pues, en su opinión, no quería criticar la obra de sus compañeros, “no quería valorar con estrellas ni diseccionarla por partes. Dejé ese trabajo y ahora colaboro con publicaciones en las que escribo sobre cine y a lo sumo recomiendo las películas que más me han gustado, pero no valoro en términos generales, ni uso escalas para catalogar una película”, reseña Estefanía, que encuentra en la poesía una libertad que no se da a la hora de escribir guiones.

“Escribir cine es una experiencia colaborativa. Llegar a la idea central del guion, que es además lo que permanece hasta el fin de la edición, quizá sea lo más libre en la elaboración del guion. Hay que contar con director, productor, el filtro de los actores, y con el hecho de que ese texto va a pasar por un proceso de transformación importante”, especifica la creadora de 'Versos Bipolares', que además está prologado por el compositor y cantante Sabina. “Joaquín Sabina escribió un soneto genial, como es él en toda su obra. Certero, profundo y con toques de humor. Siempre le estaré agradecida. Fue un regalo inmenso”, manifiesta orgullosa esta licenciada en Derecho y especialista en Derecho Penal y Derechos Humanos, que confiesa haber escrito sus 'Versos bipolares' después de haber sido madre, a los pocos meses del parto, a resultas del tormentoso embarazo que viviera.

Qué destino implacable

nos reunió en esta vida.

Ha de ser el mismo aliento

que hace temblar el suelo

y revuelve los océanos,

desde el tuétano de la tierra.

(Estefanía Muñiz, 'Sino', incluido en 'Versos Bipolares y otras criaturas luminiscentes')

Hace años que no vivo en León y estoy un poco apartada de los foros literarios. No obstante, tengo buena relación con el poeta Rafael Saravia, que en su día fundó Leteo, y con Héctor Escobar, editor de Eolas, de cuyo catálogo me gusta prácticamente todo.

“Viví una tormenta emocional en la que hice repaso de mi vida, de mi infancia, lo cual queda plasmado en algunos poemas. Y cuando di a luz, esa tormenta emocional se intensificó, en gran medida porque tuve depresión postparto. Nadie te puede preparar para ser madre. Es una experiencia que te cambia para siempre. Yo tenía miedo y era feliz, a ratos me desquiciaba y otros sentía una paz nueva hasta ese momento. Todo eso está reflejado en 'Versos Bipolares'”, resalta Estefanía Muñiz Villa, que en estos momentos está con una novela que se desarrolla entre Madrid y el Valle de Luna leonés. “Pertenece a la ficción, pero dentro de ella sí tiene cabida una historia real, algo que sucedió en mi familia durante la Guerra Civil”.

Se la contó un tío suyo -se sincera-, y desde que la escuchó, “en vilo”, supo que la escribiría. Por ahora no quiere adelantar más información. Sólo que se siente cómoda escribiendo esta historia, usando el método que emplea para desarrollar guiones. Y le está gustando, asegura.

Entrevista breve a Estefanía Muñiz Villa

“Me preocupa el auge de los nacionalismos y de los extremismos. La historia se repite”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'El Extranjero', de Albert Camus.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Gabriel García Márquez.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

'Mein Kampf'.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La honradez.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La bondad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

En política me preocupa el auge de los nacionalismos y de los extremismos. La historia se repite, parece que no aprendemos.

En la sociedad veo cómo el mercado de consumo tinta todas las relaciones. La fragilidad del compromiso se compensa con la ausencia de ataduras, y cuando la calidad brilla por su ausencia se equilibra con cantidad.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Pasar tiempo con mi hijo. Viajar, cocinar, redescubrir el mundo con él.

¿Por qué escribes?

Para descifrar la vida.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter sirven para ejercitar tu estilo literario?

No lo creo. Las redes establecen relaciones, pero no encuentro que sean el foro para ejercitar el estilo literario o para influir de forma real en nada. Se quedan en la superficie.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

El Tripitaka, el Zohar, el Corán, la Biblia.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Escribo en un blog www.manchasdecafe.com pero no me parece una herramienta literaria. Lo uso casi como un lugar de almacenaje digital para notas, pensamientos o narraciones cortas. Un lugar al que acudir y encontrar todo junto y fechado. Sigo blogs muy visuales, de arte o de diseño.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Ama y haz lo que quieras.

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