Ángel de Paz: “Pocas cosas hay de las que los antiguos no nos dieran lecciones”

Ángel de Paz.

Manuel Cuenya

Originario del Bierzo, cuyas raíces pueden hallarse en el pueblo de Noceda del Bierzo, a los pies de la Sierra de Gistredo, Ángel de Paz acaba de publicar 'Memorias del cabo Nonide. Semblanza y Diario de Guerra de Francisco de Paz Álvarez'.

Se trata de una obra editada recientemente por el Instituto de Estudios Bercianos sobre las experiencias de la tragedia de guerra civil/incivil que viviera su padre Francisco de Paz, maestro socialista que tuvo que luchar –ironías del destino– en el bando nacional, sobreviviendo a tres intentos de fusilamiento durante los meses que siguieron al golpe de estado de julio de 1936 contra el gobierno de la Segunda República. Y que lo apartaron asimismo de la docencia durante años.

“De militante socialista condenado por sus ideas y ”por ser persona altamente peligrosa“, según se decía en la jerga de la época, a una posición de derechas, fiel colaborador del párroco don Antonio Fernández, con cuya hermana se casó. Su peripecia vital es difícil de entender para quienes lo conocieron siempre en sus años maduros de maestro, en Noceda”, escribe Ángel de Paz en la introducción a su libro.

Como la vida es nuestro único bien, Francisco de Paz decidió alistarse en el bando nacional, en concreto en la sección de Morteros, logrando escribir un Diario de Guerra, que ahora su hijo Ángel recoge, junto con otras cartas y papeles guardados, y nos lo ofrece en formato de libro. Gracias también a su hija Montse -escritora a la que tuvimos el placer de entrevistar en esta misma sección: https://www.ileon.com/cultura/095702/montse-de-paz-ni-el-exito-ni-el-fracaso-deben-ser-determinantes-para-tu-carrera-de-escritor-, y a su hija Elena, que a principios de los años 90 encontró el diario de su abuelo Francisco (Don Paco) en el desván de la casa de Noceda del Bierzo. Un testimonio que da cuenta de primera mano de lo que se sufriera en aquellos durísimos años de guerra.

Se lamenta Ángel de que su padre no publicase su diario, porque él conocía y toda la vida conservó el contacto con los componentes de la Sección de Morteros. “Habría hecho algo precioso. Además del Diario, habría trazado un buen retrato de casi todos aquellos soldados y jefes, y habría añadido muchas anécdotas que, cuando escribía el Diario, no podía anotar”, asegura de Paz, que con emoción nos cuenta que su padre Francisco, pese a las injusticias, no se dejó caer en el odio ni en el rencor, gracias a su talante y a su carácter bondadoso. Una lección que le agradece, al que le debe, aclara él, casi toda su formación, porque él le enseñó a leer, a escribir, a contar... todo.

“Yo no tuve otro maestro. Con lo que él me enseñó, a los diez años me fui al Seminario, y a los dieciséis a la Pontificia. Pero, además de estas cosas académicas, mi padre quiso (y me enseñó) que yo hiciese todo lo que en aquellos tiempos hacíamos los niños en el pueblo: ir de pastor, montar a caballo, hacer leña, trabajar la huerta, ir a regar, segar con la guadaña. Ninguna de esas tareas me era ajena, y aprendí a hacerlas de muy niño, que es cuando se cogen los buenos hábitos. Nunca se lo agradeceré bastante”, rememora con afecto Ángel de Paz, que también muestra su gratitud al Instituto de Estudios Bercianos (IEB) por llevar a buen puerto este libro titulado 'Memorias del cabo Nonide', cuyo prólogo está escrito por el periodista catalán Víctor Amela, que es uno de los cocreadores de la sección 'La contra' de 'La Vanguardia'.

Yo no tuve otro maestro. Con lo que él me enseñó, a los diez años me fui al Seminario, y a los dieciséis a la Pontificia. Pero, además de estas cosas académicas, mi padre quiso (y me enseñó) que yo hiciese todo lo que en aquellos tiempos hacíamos los niños en el pueblo: ir de pastor, montar a caballo, hacer leña, trabajar la huerta, ir a regar, segar con la guadaña. Ninguna de esas tareas me era ajena, y aprendí a hacerlas de muy niño, que es cuando se cogen los buenos hábitos. Nunca se lo agradeceré bastante

“Disfrazarse de mujer para escabullirse de asesinos falangistas, ser socialista y acabar luchando con los nacionales... ¡Qué paradojas!”, escribe Víctor Amela a propósito de Francisco de Paz, alias el cabo Nonide, que luchó en el Frente del Norte (León-Asturias), en la Batalla de Teruel, en la del Ebro, en el Frente de Castellón, en la ocupación de Cataluña y los últimos días de la guerra en Toledo y Ciudad Real.

Respecto a la publicación de este libro por parte del Instituto de Estudios Bercianos (IEB) le parece muy bien a Ángel de Paz que las instituciones ayuden a conservar lo nuestro. “Y nada más nuestro que nuestras gentes, los que han hecho la historia de la comarca y le han dado sus rasgos esenciales”, apostilla él, que, si bien vive en Cataluña desde hace años, lleva al Bierzo y a Noceda en particular en sus entrañas, porque son sus raíces.

Las raíces y las lenguas clásicas

“Sé muy bien lo que le ocurre a un árbol cuando le fallan sus raíces. Hay que regarlas y sanearlas para que el árbol conserve su lozanía. Desde aquí añoro esas tierras; pero no he perdido nunca mi habla ni mi acento berciano”, sostiene este Licenciado en Filología Clásica, que llegó a ejercer como catedrático de instituto y Director Provincial de Educación. En este sentido, está convencido de que las lenguas clásicas le han dado casi todo: “orden, disciplina, claridad y riqueza de vocabulario, y también musicalidad y armonía en las frases. Esto en el aspecto formal”, matiza a la vez que destaca que, en el aspecto conceptual, ha disfrutado con los clásicos descubriendo prácticamente todo aquello que llena la vida: la familia, el amor, la política en todas sus facetas: tiranía, democracia, demagogia... “Pocas cosas hay de las que los antiguos no nos dieran lecciones”, afirma Ángel, que siente devoción por autores como Homero, “el padre de Occidente”, o Tucídides, que le ha dado, en su opinión, una visión de la política que sigue siendo válida para hoy en día; y por supuesto con las tragedias de Sófocles, que, además de descubrirle virtudes y pasiones, contienen unos cantos llenos de poesía.

“En cuanto al estilo, creo que me ha influido mucho Heródoto, con sus historias, y Cicerón con su sintaxis y armoniosos párrafos... De autores españoles, ha habido épocas que me encantaba el teatro de los clásicos: Lope, Calderón, Tirso... Los leí siendo casi un niño. Luego cambiaron mis preferencias. Si tuviera que citar un solo autor, me quedaría con Valle Inclán”, detalla Ángel, que también disfruta de los ya clásicos escritores leoneses como Merino, Luis Mateo Díez o Julio Llamazares, al que más ha leído y disfrutado, según él.

“Siempre que voy a León me doy una vuelta por las librerías y vengo con unos cuantos libros, sean de historia o de literatura”, agrega Ángel, que no se considera literato sino un gran aficionado a la lectura. Y, si escribe, es por aquello de que “scripta manent, lo escrito queda... hay que escribirlo para que no se olvide”. En todo caso, a medida que se ha hecho mayor, “me he dado cuenta de que mis vivencias y experiencias, que me parecían tan elementales, para mis hijos ya no lo son tanto”, precisa él, que también llegó a ser concejal de Astorga y Diputado provincial de León. Una experiencia que califica, básicamente, como buena y provechosa, porque aprendió mucho y ayudó en todo lo que pudo en aquellos años de la transición.

En cuanto al estilo, creo que me ha influido mucho Heródoto, con sus historias, y Cicerón con su sintaxis y armoniosos párrafos... De autores españoles, ha habido épocas que me encantaba el teatro de los clásicos: Lope, Calderón, Tirso... Los leí siendo casi un niño. Luego cambiaron mis preferencias. Si tuviera que citar un solo autor, me quedaría con Valle Inclán

“Siempre me gustó conocer nuestros pueblos. Aquellos años me pateé la provincia y conocí de primera mano sus necesidades. No me arrepiento del tiempo que le dediqué”, manifiesta Ángel, que en estos momentos se conforma con escribir para no oxidarse, según él.

“Para escribir se necesita una tranquilidad, el otium de los antiguos, que ahora yo no tengo”, concluye.

Entrevista breve a Ángel de Paz

“Creo que nuestros políticos son de los más ineptos de Europa”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

La Odisea', no sé cuántas veces la he leído: en griego, en castellano y en catalán, en la versión de Carles Riba.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

En la literatura, la Antígona de Sófocles. En la vida, mi padre.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

'Cristo versus Arizona', no he conseguido terminarlo. En cambio, he disfrutado con otras obras de C. J. Cela.

Un rasgo que defina tu personalidad.

El tesón.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Creo que nuestros políticos son de los más ineptos de Europa. Ocho leyes de educación en menos de cuarenta años, y las que vendrán, los avalan. La sociedad, afortunadamente, es fuerte, paciente y mayoritariamente sensata.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

La familia, los amigos y el campo.

¿Por qué escribes?

Para conservar la memoria.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

En mi caso, no.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Los clásicos.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No. Ya no me meto en estos líos.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

«Que el hombre sea útil con todo lo que tenga y pueda, es la más bella tarea», de Sófocles, 'Edipo Rey', versos 314-315.

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