'Desde las entrañas', Manuel Cuenya explora al ser humano en un diario de pandemia

Manuel Cuenya, antes de la pandemia.

Jesús María López de Uribe

¿Qué le pasa por la cabeza a un escritor en pleno encierro por culpa de una pandemia mundial? ¿Se bloquea o la situación provoca un raro efervescimiento mental que le impele a escribir? Es difícil saber lo que puede ocurrir en la cabeza de cada uno, pero lo que sí puede responder a eso es la producción literaria que haya podido llegar a efectuar en esos tiempos de incertidumbre y extrañeza. De completa anormalidad histórica. En la distopía que pasamos hace ya más de un año.

Y Manuel Cuenya, leonés de Noceda del Bierzo, es uno de los autores de los que podremos al menos saber qué es lo que le venía a la cabeza en aquella alucinante situación que todos vivimos. Puesto que sí ha dejado en negro sobre blanco una serie de reflexiones sobre lo divino y lo humano en un libro de 214 páginas que ha sido publicado en la colección Los Libros de La Nueva Crónica, con el título Desde las entrañas.

Y es desde ahí, de las entrañas, con las que Cuenya elabora una especie de diario de pandemia en la que él mismo asegura que “no aparece ese catastrofismo que en otros libros podría aparecer sino que está escrito con humor y a veces también con ternura, porque se tratan temas con cierta afectividad”. Y se agradece, porque lo que plantea es una visión del ser humano crítica con sus partes luminosas y sus partes sombrías, que se han exacerbado en estos tiempos de coronavirus.

Sus fans podrán hablar con él de este libro en Fabero el viernes 21 de mayo a las 19.30 horas en la Casa de Cultura, ya que también hablará de la escritura creativa y en Ponferrada el domingo 23 de mayo a las 12.00 horas en el patio de la Higuera del Museo del Bierzo, acompañado por Ruy Vega.

Pero al lío. Al libro. A lo que se estila en esta reseña: la primera entrada del diario es premonitoria, el 13 de marzo de 2020. 'Coronavirus, con su trompeta apocalíptica' se titula. “Viernes de mal agüero” comienza. Y sigue:

Como si de un Apocalipsis se tratara, el coronavirus, además de meternos el miedo en el cuerpo, nos está literalmente trastocando. Una situación desconcertante, cargadade incertidumbre, que nunca antes habíamos vivido. Al menosuno no es consciente de tal desmán. Y eso que los virus y puterías varias existen y han existido desde tiempos inmemoriales, acasodesde que se (con) formó el universo.

El dinosaurio ha llegado, tal vez para quedarse. Como en aquel glorioso microcuento de Monterroso: Cuando despertó, el dino-saurio todavía estaba allí, que tanto nos hace recordar el inicio antológico de La metamorfosis de Kafka. Cuando Gregorio Samsase despertó una mañana después de un sueño intranquilo, seencontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Deslumbrante y visionario.

El dinosaurio viaja a toda velocidad por las carreteras de este Planeta global y globalizado, traspasando muros y fronteras, ati-zándonos en todo el corvejón del alma.

Para continuar la siguiente entrada, ya el día 16, cuando nos vimos encerrados obligatoriamente y sin casi capacidad de reacción con la incredulidad que todo el mundo vivió esa primera semana, con 'El virus del Estado de alarma':

Recemos, aunque no seamos creyentes. A algo tendremos que aferrarnos. Al menos hasta que no logremos conseguir unavacuna eficaz, algunos fármacos efectivos. Como si en una guerra estuviéramos, sentimos que esta situación, que nos ha pillado por sorpresa, nos está trayendo por la calle de la amargura. Y los quebraderos que nos dará —esto no ha hecho más que comenzar—, serán muchos. Así que preparémonos para el samba que se nos viene encima, que no será precisamente una danza sensual, sino un baile de San Vito. O algo tal que así.

Y así, día a día, o los más escogidos, Cuenya va volcando su parecer en una obra que va mostrando los ánimos distintos de cada día, cada jornada, cada paso, cada avance y retroceso de la lucha del coronavirus, de la guerra, del desidio, de la burla, de los aplausos y las críticas, de los cayetanos y las primeras manifestaciones, o de cómo salimos como animales encerrados en cuanto comenzaron la relajación de las restricciones con la nueva normalidad entre la incredulidad de muchos y la desbocada alegría runner de otros.

Todo eso que da óbice a reflexionar sobre la propia humanidad y sus miedos: y las transformaciones camaleónicas entre lo bondadoso y lo terrible de su esencia.

“Hay que intentar seguir luchando en el camino, en la senda y ojalá que todos podamos seguir sobreviviendo lo mejor posible en un mundo, insisto, que tiene su parte bella y poética sin duda ninguna y debemos disfrutar de ella; pero no olvidemos tampoco que el mundo no es peor ahora que hace cien años o la Edad Media pero que sí es terrible en la cantidad de conflictos, de guerras, de hambrunas y de todo tipo de enfermedades que están pululando por ahí”, explica Manuel Cuenya sobre su nueva obra.

La última entrada de su diario es el día 22 de octubre de 2020. ¿Por qué? Lean el libro. Que la intención del escritor, la pueden vislumbrar en esta pequeña entrevista.

¿Porqué este libro?

Surge a partir de la situación pandémica que comenzamos a vivir hace más de un año. Se me ocurrió que era un buen momento para abordar no sólo la pandemia como hilo conductor sino a partir de ella hacerme reflexionar acerca del mundo terrible en que vivimos. Entonces lógicamente en el libro aparecen un montón de reflexiones no sólo desde el punto de vista de lo sanitario durante la pandemia sino fundamentalmente acerca de la condición humana y como digo del mundo en el que estamos viviendo que se antoja terrible y a la vez bello. ¿Que la vida es lo único que tenemos, no? Así que básicamente es eso lo que se aborda en el libro con bastantes referencias también a la propia literatura, al cine, a la música, etcétera... Es una especie de diario de a bordo, pero desde un punto de vista filosófico y psicológico, pretende un poco ser un ensayo acerca de la condición humana.

Una cosa. La pandemia. Hablamos de ella. ¿Crees que para los escritores ha supuesto un punto de inflexión, un momento en el que se podía escribir pero igual no apetecía? Porque esto de la pandemia dejaba mucho tiempo libre pero con muchos monstruos alredededor...

Claro. A todo el mundo le afectó de alguna manera. A mí en mi caso yo ví ya que me sirvió para poder reflexionar, poder tratar de entender lo que estaba ocurriendo. Para todos nos resultó una situación sobrevenida, extraña, de miedo y de incertidumbre bastante catastrófica por las noticias sobre todo que estábamos recibiendo. Pero bueno, toda la situación generó mucha ansiedad, está plasmado ahí, en otros depresión, en otros tipos de personas trastornos variados como podrían ser incluso hasta desdoblamientos de personalidad... pero en mi caso por fortuna me sirvió como catarsis, como terapia, casi casi como una salvación el hecho de poder escribir y plasmar estas reflexiones. Como digo me han servido, y me siguen sirviendo, para poder encarar la situación. Así que cada uno lo ha vivido como pudo, aunque yo tuve la suerte de estar recluido, encerrado en mi pueblo. Entonces pues ahí que es un espacio más confortable que si estás en un espacio muy pequeño y lógicamente que no puedes ni salir afuera de la casa. Estábamos todos encerrados, pero yo disponía la posibilidad de salir, no fuera de casa pero sí de estar viendo la naturaleza desde casa porque estamos en medio de ella por el hecho de vivir en un pueblo. Para mí no resultó tan complicado, aunque lógicamente no fue fácil. Y fue un poco refugio la escritura y por supuesto la cultura: la música, el cine... y ahí es donde uno se da cuenta de la importancia que tiene la cultura y lo espiritual: el patrimonio inmaterial de la humanidad. Cada uno lo llevó como pudo, pero a mí me sirvió para superarlo. Me está sirviendo ahora.

¿Qué monstruos nuevos se han descubierto con todo esto? Porque parece ser que es como un año perdido, pero que deja muchísima huella...

Como señalo también en el libro vuelve a aparecer el dinosaurio como diría Monterroso, o en palabras de Kafka “se despertó Gregorio Samza y se encontró convertido en una cucaracha”. Bueno, el monstruo es volver a este dinosaurio, a esta cucaracha que en este caso tiene forma de un virus letal y sobre todo un virus que desconocemos su origen –aunque bueno, más o menos podríamos intuirlo– y sobre todo lo que más preocupa es hacia dónde vamos a caminar. Si a partir de ahora, aparte de convivir, logicamente, porque erradicar ya este virus será imposible si no más que combatiéndolo con vacunas, a partir de esta situación pueden sobrevenir otros muchos monstruos de virus, bacterias o vaya a saber que podremos vivir. Porque la situación en la que estamos viviendo y en la que podamos seguir viviendo yo la calificaría siempre de incertidumbre. De qué va a ocurrir. Pero también es una reflexión que podríamos hacer, el llamado primer mundo, la Sociedad del Bienestar, que los seres humanos tenemos una vida muy finita, muy limitada. Estamos expuestos a lo largo de toda la historia y la prehistoria a todo tipo de vaivenes, incluso hambrunas, guerras, conflictos varios además de bacterias, virus y demás. Con lo cual todo eso va a continuar y tendremos que convivir en la mejor armonía con todo esto, porque lógicamente no se puede parar el universo y el mundo porque haya un virus más o menos letal que probablemente en próximas décadas, ojalá no, haya todavía virus más letales. Aunque estaremos más preparados desde un punto de vista sanitario. Invirtamos más en la sanidad y no en armamento y otro tipo de gilipolleces y que sepamos cómo encarar y afrontar todas las situaciones que nos puedan sobrevenir.

¿No crees que esto ha sido como el año del milenarismo, que se han destapado todos los miedos de los seres humanos que provoca un cambio absoluto de conciencia?

Sí, por ahí hay gente que apunta que todo esto es como un cambio de era. Es un antes y un después. Bueno, habrá que tomarlo con cierta normalidad. No seamos tampoco apocalítpicos, aunque sí que va a haber a partir de esto un cambio. No sé si de era, pero sí pasando de lo que conocíamos a un mundo absolutamente virtual. En el que ya estábamos inmersos, pero que a partir de ahora puede que se genere un tipo de sociedad en su conjunto bastante artificial, en el sentido de que ya no nos permiten los contactos como teníamos antes ni las aglomeraciones con todo esto de la distancia que llaman social, la de seguridad, la falta de mostrarse afectos y demás. Entonces a mí me preocupa que la Sociedad o las sociedades que tenemos deriven hacia algo absolutamente artificial, virtual. Porque ya llevamos tiempo en eso y todo apunta que vamos hacia esos derroteros, pues eso es preocupante. Porque además hay todo el control del gran sistema, del Gran Hermano, como dijo Orwell en 1984, el control absoluto de la población, la población mundial. De forma que no podamos ni movernos porque estamos un poco al servicio de los que nos están dictando, mandando y yo creo que por ahí la Sociedad y el mundo me asusta realmente que esa supuesta libertad de la que podríamos gozar los seres humanos, sobre todo en el primer mundo, no exista. Al final la libertad se convierte en una quimera y también queden pulverizadas las cosas de la igualdad y la fraternidad. Yo creo que todos esos principios habrá que repensarlos mucho y a ver qué sociedad o sociedades queremos en el mundo en que vivimos. Porque si no lógicamente vamos a ir a ese mundo controlado, artificial, donde los seres humanos seamos meros robots. Máquinas al servicio de un poder brutal y un capitalismo salvaje.

¿Qué esperas que concluya el lector después de leerte?

Espero que el lector lo que se encuentre le haga reflexionar como digo acerca no sólo de esta situación pandémica, sino que le invite a hacerlo sobre los grandes temas que le afectan a la humanidad. Todo el tipo de cuestiones esenciales para el ser humano en su forma de encarar la vida, de vivir, de poder estar en este mundo de la mejor forma posible. Entonces pues ahí se aportan muchas cuestiones y con toda la temática que abordo espero que le invite a pensar. Una de las personas que ya ha leído el libro me trasmite que sí he conseguido eso mismo, reflexión, y agradecen que esté abordado con cierto tono de humor.

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  • Libro: Desde las Entrañas.
  • Autor: Manuel Cuenya
  • Editorial: Los Libros de La Nueva Crónica
  • Páginas: 214
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