Iria Serrano Medina: “Procuro que lo que escribo sea verdad”

Iria Serrano Medina

Manuel Cuenya

Originaria de Ponferrada, aunque sus padres no tengan orígenes bercianos, la joven narradora Iria Serrano Medina, autora de 'Quince días en agosto', cree que la infancia y la adolescencia en la capital del Bierzo han configurado su vida, aunque ahora viva, estudie y trabaje en Valladolid.

No obstante, reconoce que siente morriña del Bierzo, echando de menos sobre todo el paisaje, su colorido cambiante, las montañas o la hospitalidad de sus habitantes, entre otros., “¡aparte de a mis padres, claro, y a Dobby, nuestra perra!”, precisa, convencida de que el Bierzo cuenta, en su opinión, con un sinfín de riquezas abandonadas, está desaprovechado, y se halla sumido en una dinámica bastante pesimista en lo que se refiere a sus posibilidades y a su futuro, “dinámica que debemos romper desde dentro, lo que me parece que se intenta hacer últimamente, pero no veo que las administraciones hagan mucho por el Bierzo”, agrega Iria, que es una apasionada de la novela histórica, aunque también le gusta la literatura fantástica y aun la novela negra.

“Quizá el hecho de haber nacido en una ciudad con un castillo templario impresionante y rodeado de lugares increíbles ha influido en mi interés por la Historia y el Medievo”, detalla Iria, convencida de que cada libro tiene su momento, porque si un libro no le ha gustado “podría ser porque no ha sabido conectar con él, no porque el libro en sí sea malo”. En este sentido, cree que hay que escucharse a uno mismo y a lo que pide el cuerpo, pues ella escribe como una forma de evasión, y en su caso la escritura es un hobby, un entretenimiento, con el que además aprende. Lo que más le gusta de escribir es el proceso de ambientación.

“Procuro que lo que escribo sea verdad, por eso busco mucha información sobre el tema que estoy tratando. La escritura me mantiene alejada del mundo de la ingeniería, pero si tengo que citar un punto de confluencia entre mi formación y la escritura quizá sea ese: la rigurosidad y la precisión en la gestión de los datos que manejo”, señala ella, que, siendo pequeña, era una incansable 'escuchacuentos', que no comía ni dormía si no le contaban y leían una historia, recuerda.

En cuanto a sus autores e influencias literarias, considera que son todos los que han configurado su formación, ya sean clásicos, infantiles, juveniles, científicos o fantásticos.

“Todos habrán dejado alguna huella en mí de la que seguramente ni siquiera soy consciente pero que quizá afloran cuando estoy escribiendo... Entre los clásicos juveniles, que andaban por casa, estaban Enid Blyton, la serie de Mujercitas, Julio Verne y sus dos años de vacaciones... Mis primeros escritos fueron adaptaciones personales de Torres de Malory y Harry Potter. Hasta que me presenté a un concurso de CIMA, y gané un premio... y luego otro...y alguno más... Mis padres me animaban a escribir y yo seguía escribiendo. La verdad es que nunca escribo con más finalidad que la de disfrutar. No pienso a priori en qué voy a hacer con el texto, simplemente me documento y escribo”, explica la creadora de 'Quince días de agosto', cuyo título hace referencia a que se desarrolla durante 15 días de agosto en la ciudad de Valladolid.

Recuerda que la primera vez que puso los pies en esa ciudad estaba vacía y hacía un calor asfixiante, incluso le pareció bastante hostil, aunque con el transcurso del tiempo aprendió a cogerle cariño gracias a sus amigos y a sus vivencias en la misma. “Creo que por eso la novela se sitúa en esa ciudad: la escribí durante la pandemia y estaba confinada allí, se lo debía, porque mi primera impresión no se corresponde en absoluto con lo que es una ciudad abierta, intelectual, llena de vida”.

Todos habrán dejado alguna huella en mí de la que seguramente ni siquiera soy consciente pero que quizá afloran cuando estoy escribiendo... Entre los clásicos juveniles, que andaban por casa, estaban Enid Blyton, la serie de Mujercitas, Julio Verne y sus dos años de vacaciones... Mis primeros escritos fueron adaptaciones personales de Torres de Malory y Harry Potter

“Quince días de agosto' desarrolla una trama de investigación de tres asesinatos, que en el fondo es una excusa para poder abordar otros temas que a su autora, a la que no le gustan las etiquetas, le parecen más interesantes y humanos, más actuales. Se ha calificado como una novela policíaca, pero Iria Serrano Medina aclara que lo esencial en esta obra son temas sustanciales como la amistad, el respeto, la búsqueda de identidad, los estereotipos, la violencia conyugal, el ser consecuente con uno mismo, entre otros temas.

“Un libro para leer con detenimiento. Quizá dos veces, por qué no. Una para disfrutar de la trama, de la investigación, de la duda, del peligro y la sorpresa entre las calles de la ciudad castellana. Otra para leer entre líneas lo que la escritora nos deja plasmado, para que sean nuestros ojos quienes llegan hasta los hechos. Esta segunda, más reflexiva, trata varios temas que hoy en día tenemos entre nuestras calles”, escribe Ruy Vega: https://www.ileon.com/cultura/073733/ruy-vega-la-literatura-es-parte-de-mi-vida-me-mueve-y-me-conmueve a propósito de esta novela.

Puesto que ella escribió la novela en época de pandemia, cree que ésta es ha sido un arma de doble filo, “como casi todo en esta vida... Por un lado me parece que ha sido nefasta para la vida social y la salud mental de la población, pero por otro ha despertado valores que parecían dormidos”.

El fin de una manera de vivir

A su juicio, esta pandemia ha significado el fin de la manera de vivir en sociedad a la que estábamos acostumbrados y ha dado una excusa a los poderes fácticos para remodelarla a su antojo: “las teleconsultas médicas implican el fin de la atención presencial en muchos sitios, la pasajera reducción de servicios ferroviarios se ha convertido en permanente, la desaparición de las sucursales bancarias en zonas rurales significa una mayor dependencia de esa población”.

Le apena que se haya cambiado un modo de vida de hoy para mañana, porque hay mucha gente, según ella, que se va a quedar por el camino al no tener manera de conectarse. “La atención virtual va a aumentar el aislamiento de todas esas personas que no saben cómo adaptarse a ese mundo digital, donde no hay más interlocutor que una máquina que muchas veces ni funciona porque no hay red o potencia suficiente y si funciona no lo hace todo lo correctamente que debiera. Si ya antes se hablaba de sociedad a dos velocidades creo que ahora tendremos más”.

Iria no cree que se haya mejorado mucho la conexión a Internet en el campo: “entiendo que en zonas montañosas sea difícil, pero no es de recibo que en el extrarradio de ciudades como Ponferrada, o en plena llanura castellana sin obstáculos geológicos alrededor no llegue bien la señal de red. En un mundo que depende en gran medida de Internet es difícil evitar la despoblación donde la Red no está. Por no hablar del etiquetaje a determinados sectores de la población, como los jóvenes o los trabajadores de primera necesidad, cada uno en su estilo...”.

Como algo positivo, la pandemia ha favorecido, a su parecer, el teletrabajo, ha reducido la contaminación en las grandes ciudades al disminuir el uso del coche privado, ha aumentado el uso de la bici, el interés por la vida rural, por el mundo de la investigación y por la ciencia, el deseo de ayudar al vecino... “Ojalá todas estas cosas buenas que nos ha traído el coronavirus hayan venido para quedarse”, muestra Iria, que en estos momentos está con varios proyectos esbozados, entre ellos uno especial, que esperaba haber terminado este verano, pero que ha decidido dejar descansar un tiempo.

La atención virtual va a aumentar el aislamiento de todas esas personas que no saben cómo adaptarse a ese mundo digital

“También he escrito varios relatos de tipo fantástico, ambientados justamente en paisajes que podrían recordar la Tebaida... Está todo en reposo, esperando su momento. Soy muy perfeccionista y no tengo prisa por terminarlos, prefiero tomarme mi tiempo, disfrutar con el proceso y estar contenta con el resultado final”, concluye.

Entrevista breve a Iria Serrano Medina

“Se necesita muy poco para ser feliz”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Si pienso en los clásicos con los que crecí, sin duda Harry Potter o Torres de Malory se llevan la palma. Son libros a los que les tengo mucho cariño y de vez en cuando los releo, ya que fueron los que despertaron en mí el gusanillo de la escritura. Si tuviera que decir un libro un poco más actual, me quedaría con 'La leyenda de las dos piratas', de María Vila, o tal vez con 'La ladrona de libros', de Markus Zusak.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Mi madre, sin duda, es mi persona imprescindible. Ella es quien me anima y me aconseja, con la que puedo hablar de todo y también la que me ayuda a ahuyentar al síndrome del impostor.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

En su momento, se me hizo insoportable El Quijote. Nos lo hicieron leer en el instituto y, la verdad, no pude con él. Desde entonces le tengo bastante manía a Cervantes...

Un rasgo que defina tu personalidad.

Soy muy perfeccionista. Siempre creo que todo podría estar mejor de lo que está... lo cual por supuesto tiene su lado malo, en forma de inseguridades, y su lado bueno, porque me hace querer superarme y dar siempre lo mejor de mí.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Me gusta la gente que va de frente, que es sincera y honesta y es consecuente con lo que dice, hace y piensa.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Prefiero no responder a estas cuestiones.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Supongo que depende del momento: me divierte hacer deporte, viajar, tomar unas cañas con mis amigos o leer acurrucada en el sofá un buen libro. Creo que no debemos limitarnos y que cada cosa tiene su momento... ¿por qué elegir solo una?

¿Por qué escribes?

Escribo por entretenerme, como hobby. Me gusta el infinito mundo de posibilidades que abre una hoja en blanco y el hecho de que sea algo diametralmente opuesto a mi vida académica y profesional, que están relacionadas con el mundo de la ingeniería.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Sí que podrían servir para ello, de hecho, hay cuentas que proponen retos periódicos de microrrelatos, de creación en base a una canción o imagen...

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Para escribir, principalmente me documento usando Internet. No planifico demasiado, simplemente tengo una idea general que voy desarrollando y por el camino busco los datos que necesito y las dudas que me surgen sobre la marcha. A veces también he usado como inspiración alguna escena o vivencia cotidiana, o incluso hago alguna referencia a algún libro, película o serie que me haya gustado, todo depende...

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No tengo tiempo para ser muy asidua ni con la lectura ni con la escritura... Sigo varias cuentas del mundillo literario en mis redes sociales y me gusta ver cómo lo hacen otros escritores, en qué proyectos están trabajando y qué herramientas usan, pero cada persona es un mundo y al final lo que a uno le funciona a otro puede bloquearle. Para mí lo importante es disfrutar con lo que se hace y estar cómodo con uno mismo, no creo que exista ningún método infalible y universal a la hora de crear.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Se necesita muy poco para ser feliz.

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