Max Alonso: “El cine, la televisión y la escritura siempre estarán unidas, cauces distintos para el agua común, que es la creación”

Max Alonso

Manuel Cuenya

Periodista y escritor, Max Alonso dice que, desde que se jubiló ya hace diez años, ha hecho más periodismo escrito que en sus años de profesional. “A cada día su afán y a cada momento el suyo”, resalta el autor de obras como 'Cuentos, historias y leyendas de Astorga y la Maragatería', que le permitió, en su opinión, recorrer estas tierras entre la nostalgia y la admiración, “con relatos sobre personajes típicos maragatos, varios arrieros y otros, y de los tiempos actuales, que viven en la ciudad. A la vez recreaba el ambiente histórico en el que esos personajes y sus cosas sucedían. Desde el mundo romano del emperador Augusto y sus legiones al musulmán y su incidencia en España, a los tiempos napoleónicos con el mismo emperador y sus soldados y los ingleses que se le enfrentaron y el siglo XIX y, por supuesto, el XX”, aclara él, que en estos momentos, aunque él naciera en Astorga, está descubriendo la provincia de León y cada se muestra más sorprendido, porque la provincia leonesa tiene, a su juicio, riqueza monumental y paisajística para maravillarse.

“De los Picos de Europa a los páramos. De las montañas a los llanos”, apostilla Max, quien, por cuestiones de trabajo pudo recorrer y aun vivir en varias comunidades. Pero cuando decidió regresar a su tierra natal se quedó en la misma. Y aún sigue deslumbrado con el magnetismo de la bimilenaria ciudad de Astorga, a la que le ha dedicado el libro antes mencionado, aparte de otro titulado 'Astorga a través de sus autores'.

En este sentido, le llama la atención un volumen coordinado por Mercedes G. Rojo Mercedes G. Rojo: “No siempre los mejores son los que más trascendencia pública tienen” y conformado por narradoras y artistas leonesas al recate de la escritora Concha Espina.

“Esta obra refleja muy bien la buena salud de la provincia en este campo. Será esta riqueza y vitalidad las que no dejen de sorprenderme”, afirma Max, que se ha dedicado al cine realizando cortometrajes y también como productor de televisión, “al periodismo como ejecutivo”, matiza, además de la creación literaria.

Mi mayor ocupación ha sido la del periodismo, pero en esa larga etapa escribí muy poco como periodista

Cine, televisión y escritura, cauces para la creación

“El cine, la televisión y la escritura siempre estarán unidas, pues las tres son cauces distintos para el agua común, que es la creación. Al menos lo ha sido para mí, que me he movido por las tres alternándolas y simultaneándolas, según las circunstancias y los tiempos. Mi mayor ocupación ha sido la del periodismo, pero en esa larga etapa escribí muy poco como periodista”, añade el creador de 'Entre hombres y fantasmas', su más reciente libro, un pequeño volumen que recoge dos obras de teatro, con una primera obra titulada 'El banquete del amor', que es una versión de 'El banquete' de Platón, “actualizando y aprovechando la vigencia inmortal de esa obra del legado griego, que expone una buena parte del pensamiento sobre el amor de Sócrates y en el que maneja personajes históricos de primera magnitud para explicarlo”. Y una segunda obra cuya acción transcurre durante la noche y en los tejados de ciudad bimilenaria de Astorga, “con los espíritus de muchos de los personajes que a lo largo de sus dos mil años la visitaron, desde emperadores y reyes a simples mortales”, concreta Max Alonso, que desde principios del año pasado está escribiendo un ensayo sobre los Caminos de Santiago, “que muchos son los que hay y no el camino. Con un recorrido por su historia y a la vez la de España y la de Europa y en cierta manera la del mundo, que en muchos siglos fue la única que existió. Con sus mitos y leyendas, que son las que la envuelven y ayudan a conocer la realidad”, expone él, que, durante los días del confinamiento, publicó un relato por entregas en 'Astorga Redacción' sobre lo que aconteciera en esa época desde la corta distancia, contando las cosas terribles que estaban sucediendo, entre ellas las muertes o la propia angustia en la que vivíamos día a día.

“Lo que escribí sigue teniendo plena vigencia y me satisface. A pesar de lo que diga la Justicia, con el Tribunal Constitucional incluido. Cuyas sentencias hay que acatarlas, aunque no sea posible compartirlas, pues desgraciadamente la derecha sigue empecinada en su insensatez, como históricamente se comprobará. Evidenciará muchos comportamientos políticos, miserables e inhumanos, aunque se revistan de legalidad. Como la indignidad de políticos en los que primaron más sus intereses que los generales de los españoles, que estaban muriendo. Creo que el mayor problema institucional que estamos viviendo es el de la justicia y su supeditación a la política. Será legal, conforme a las leyes, pero desde una realidad que se pierde, como si se la mirara desde un barco que se aleja cada vez más de la orilla”, expresa sin tapujos Max, que seguía por aquel entonces los debates parlamentarios y le resultaba desolador por su ínfimo nivel.

“Desde el momento que las cámaras se fijaban en el atril de la tribuna y la señora que lo limpiaba, como ocupación esencial, desde siempre ignorada, concitaba la atención. A continuación, se encadenaban las aberraciones y sandeces que se escucharon en boca de muchos de los oradores. Vapuleaban al ministro de Sanidad como si fuera el que había traído la pandemia, mientras él estoicamente aguantaba el tipo y trataba de imponer cordura, cuando le habían precedido en el cargo varias mujeres ministras impresentables, con las que con seguridad la tragedia hubiera sido mucho mayor. A los tres partidos de la derecha les preocupó más sacar tajada política que evitar las muertes”, señala contundente Alonso, que también vivió la jubilación con 65 años en Televisión Española cuando, según él, se había efectuado un ERE y se habían mandado a la calle a más de 5.000 trabajadores por haber cumplido 52 años.

Creo que el mayor problema institucional que estamos viviendo es el de la justicia y su supeditación a la política

“Periodistas e ingenieros jóvenes, recién escudillados me esperaban a la hora de la comida para charlar. Les debía atraer como genuino abuelo cebolleta”, recuerda Max, sorprendido asimismo de que filósofos de la talla de Adela Cortina, Sabater o Sádaba figuren en Google por detrás de José María Aznar, “nombrado catedrático de Ética por la Universidad de Murcia, con Acebes, Álvarez Cascos -opositor del PP a la ley del divorcio-, Mayor Oreja y Miguel Ángel Rodríguez como ayudantes, todos ellos practicantes de la falsa ética católica... Imprimí la hoja y se la mostré a mis jóvenes contertulios. No estoy ni pude estar contra Google. Ni contra otras tantas herramientas de Internet, pero sí que era un buen ejemplo para ellos. Una cosa es lo que intentaba apuntar y otra saber manejarla. No todo vale”.

Entrevista breve a Max Alonso

“Mis fuentes literarias son dos, la lectura y la vida”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

No por segunda vez, que me lo propongo por tercera, 'Los Thibault'. Varias novelas con la historia de una familia francesa, escritas por Roger Martin du Gard, premio Nobel de Literatura, allá por los años treinta. Lo leí en mi juventud y me impresionó, de tal manera que me ha acompañado durante toda mi vida. Lo volví a leer en la madurez y ahora me lo propongo de nuevo y espero que no me defraude porque ya no puede defraudarme.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Aunque parezca un tópico he de decir que son dos. Don Quijote y Sancho Panza en conjunto. Con su visión de la vida y de las cosas idealizada y fantástica y la realista del escudero. Creo que es como hay que verla. Sin perder el realismo, pero con idealismo y fantasía.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Claro que los hay, pero por esa misma razón, prefiero ignorarles y no recordarles.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La libertad de pensamiento. Actualmente ser buena persona, pero tengo muchos fallos.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La coherencia. De lo que se oye y se dice y de lo que se ve más adelante. Es una cualidad que falta mucho en la sociedad actual y por eso se escuchan tantos disparates, porque el disparate es libre.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

La política está en horas bajas. Por eso desataca tanto la figura de Ángela Merkel, cuando hay tantos personajes iluminados, estrambóticos o neciamente malvados. Desde Donald Trump a Bolsonaro, Berlusconi, Putin, Kim Jong, Duterte o Pablo Iglesias, que se empeñó en estar donde estuvo sin capacidad para estar. Lo malo es que haya tantos. Lo que evidencia una perversión de la democracia en la sociedad que los hace visibles.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

En estos momentos la amistad. La tengo con muchos y variados amigos y no me canso de ellos y los aprovecho.

¿Por qué escribes?

Por una necesidad personal de expresarme y definirme. Esto es lo esencial, sin necesidad de que me lean.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No soy muy de redes sociales. Ya me pillan fuera y no me queda tiempo para ellas. Algunas las sigo, pero muy por encima.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Son dos. La lectura y la vida.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Con entusiasmo no, que ya no es lo mío. Con curiosidad sí.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Toda ideología es un sistema de prejuicios”. Pasé por la facultad de Ciencias Políticas y lo que saqué en claro fue esta frase del sociólogo norteamericano Talccott Parsons, que la he tenido clara y como luminaria toda mi vida.

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