José Antonio González: “Noceda del Bierzo ha sido y es lugar al que el tiempo me transporta a mis orígenes”

José Antonio González Rodríguez.

Manuel Cuenya

Resulta ilusionante que un paisano haya publicado dos libros. Este es el caso del narrador nocedense José Antonio González Rodríguez, que emigrara a Argentina siendo un chavalín, allá por los años sesenta del pasado siglo.

“Cerca de cumplir los once años me tocó partir del pueblo junto a mi madre y tres hermanos menores, dejando en él a los abuelos maternos José y Asunción, tíos, primos y a todos mis amigos. Exceptuando a los abuelos, al resto nunca más volví a ver”, rememora José Antonio, que tiene la morriña de quien tuvo que dejar su pueblo, en este caso Noceda del Bierzo, para embarcarse rumbo a las Américas.

Lo que en un inicio le pareció una aventura emocionante, lo de viajar en barco al encuentro de su padre, que ya residía en Argentina antes de que él arribara al destino, en concreto desde un año antes, se convirtió con el transcurrir de los años, según José Antonio, en una carga emocional, “donde la culpa, cierto abandono y el desarraigo fueron mellando aquella inocencia infantil”, precisa él, para quien su pueblo natal, Noceda del Bierzo, era España, habida cuenta de que sólo conocía su pueblo y en este cabían todos sus afectos, sus pertenencias, y cada ausencia que sentía por haberse alejado.

“Muchas veces las cartas que enviaba hablaban de esos sentimientos, y hoy siento que es una pena no haberlas recuperado, porque seguramente formarían parte de mis inicios literarios”, afirma José Antonio, que con casi veinte años sintió que escribir era algo más que un pasatiempo. Y entonces la escritura se convirtió en la necesidad, la necesidad de contar algo, de dejar constancia de hechos que le motivaban, “casi siempre nacidos de la realidad propia o colectiva”.

Rememora que el reencuentro con sus abuelos en Buenos Aires fue decisivo porque, en su opinión, daba continuidad a aquellas historias que de pequeño oía con tanto interés, especialmente por parte de su abuelo José, “hombre de ideas progresistas para la época, que tuvo la desgracia de convertirse en alcalde del pueblo cuatro meses antes del levantamiento de Franco contra la República”, apostilla, consciente de las penurias que tuvo que sufrir su abuelo por tocarle vivir aquella terrible época, encima siendo alcalde republicano, al que le prometió escribir su biografía. Y, aunque no ha llegado a hacerlo en formato libro, sí ha podido escribir diversos relatos sobre su historia que hoy le llenan de orgullo cuando lee su nombre en publicaciones donde lo nombran como el último alcalde republicano de Noceda del Bierzo.

“La provincia de León, y Noceda del Bierzo en particular, han sido y son lugares a los que el tiempo me transporta a mis orígenes, mi infancia, permanentemente”, evoca José Antonio, para quien la poeta y maestra nocedense Felisa Rodríguez y el escritor romántico Gil y Carrasco, con su Señor de Bembibre, fueron durante años sus referentes en lo referente al Bierzo.

“Afortunadamente la tecnología provee medios que permiten conocer a distancia a escritores y sus obras. De todos modos mis preferencias van dirigidas a quienes se ocupan de la historia y las personas o hechos poco y nada reconocidos por la narrativa oficial”, puntualiza este colaborador de la revista cultural La Curuja, que él considera, desde sus inicios, algo más que una revista.

Cerca de cumplir los once años me tocó partir del pueblo junto a mi madre y tres hermanos menores, dejando en él a los abuelos maternos José y Asunción, tíos, primos y a todos mis amigos. Exceptuando a los abuelos, al resto nunca más volví a ver

La revista La Curuja como paloma mensajera

“Podría definirla como una paloma mensajera que sobrevuela montañas, ciudades y océanos uniendo un colectivo disperso por el planeta que la aguarda con la ansiedad que se espera a un ser querido. Fue mi primer contacto extra familiar que me permitió llegar a viejos amigos y conocer otros. Revivir a través de sus textos, experiencias, vocablos, costumbres que la memoria va dejando en el camino del tiempo. Y ha sido también testigo y reflejo de mis atrevimientos con las letras”, señala agradecido y entusiasta con los diversos encuentros literarios que se organizan en la provincia de León, porque “siempre son enriquecedores y permiten abrir ventanas nuevas para quienes los transitan”, detalla este devoto de escritores como Eduardo Galeano y sus 'Venas abiertas de América Latina'. Asimismo, disfruta con la lectura de filósofos de la talla de Zygmunt Bauman, Noam Chomsky o Adela Cortina. O bien con las novelas de Isabel Allende.

“Pero si debo nombrar un libro que me marcó desde lo emocional, cuando lo leí con poco más de veinte años, fue 'Carta abierta a la Juventud', de André Maurois”, agrega el creador de 'Frutos de Otoño', su ópera prima, conformado por treinta y nueve relatos basados en hechos o personajes reales, que tratan, a su juicio, de mostrar una realidad a veces invisibilizada. “Son relatos cortos de diferentes temáticas, algunos dedicados a familiares y amigos, que mezclan hechos históricos con experiencias personales, o cuestiones cotidianas junto a la política y los valores. Además conlleva para mí una fuerte carga emotiva, desde la tapa ilustrada con un cuadro pintado por mi hija Mercedes”, apostilla José Antonio, al que le gusta expresarse con libertad. Y cuando escribe no piensa en el lector como si se tratara de un actor dispuesto a interpretar lo que lee, “pues muchos actores pueden interpretar de infinitas maneras un mismo escrito. Yo soy mi primer lector, y trato de incitar a partir de lo que escribo esa parte humana que se supone tenemos la mayoría”, revive el autor de 'Testimonios', que surgió después de años transitando por el mundo de la injusticia y la impunidad, “donde el valor de la vida es nulo y la Justicia un trámite burocrático”.

'Testimonios' se basa en la historia de AVISE (Asociación de Víctimas de la Impunidad Sin Esclarecer) de la que él es cofundador. Una asociación integrada por madres y padres que en su mayoría han perdido un hijo en actos de inseguridad civil o represión institucional, como también por mala praxis. “Precisamente, son estos familiares quienes relatan en primera persona sus experiencias y tragedias de un modo claro y desgarrador”, especifica José Antonio, que ha vivido la pandemia como una etapa de reflexión y observación, que le ha permitido no sólo leer más, aparte de escribir 'Testimonios', sino que le ha ayudado a superar un cáncer -quizá lo más difícil-, que desafortunadamente le ha acompañado durante estos últimos tres años.

En la actualidad ocupo mi tiempo entre las presentaciones del libro y mi otra pasión que es el ajedrez, actividad que tenía algo abandonada y que, gracias a la insistencia de gente amiga, hoy desarrollo a través de una pequeña escuela infantil que me permite acercar este hermoso juego a niñas y niños que a la vez vienen acompañados por sus padres y abuelos, con quien despuntamos el vicio por los trebejos

“La pandemia ha sido algo nuevo que ha provocado reacciones en todos los ámbitos; a veces nobles e impulsivas, otras directamente malintencionadas. Sin duda, la conducta humana se ha puesto a prueba, y cuando algunos pensábamos que saldríamos mejores, la realidad nos muestra las consecuencias negativas desde la política que ha despertado viejas tentaciones basadas en el odio, la discriminación y el negacionismo”, expone José Antonio, convencido de que esta pandemia, como toda catástrofe, dejará secuelas.

“En la actualidad ocupo mi tiempo entre las presentaciones del libro y mi otra pasión que es el ajedrez, actividad que tenía algo abandonada y que, gracias a la insistencia de gente amiga, hoy desarrollo a través de una pequeña escuela infantil que me permite acercar este hermoso juego a niñas y niños que a la vez vienen acompañados por sus padres y abuelos, con quien despuntamos el vicio por los trebejos”, cuenta él, que se siente con esta su pasión, pues se trata de un estímulo que le obliga a estar activo y además le resulta reconfortante ver facilidad con que aprenden.

En estos momentos, le gustaría desarrollar una idea, que le ronda, sobre líderes sociales en Latinoamérica, “de los que en general solo se nombran cuando sus voces incomodan o cuando son víctimas de algún atentado, y pocas, de su desempeño al frente de colectividades ignoradas o en vías de exterminio. Pero esto ha de ser pasado el verano austral”, concluye.

Entrevista breve a José Antonio González Rodríguez

“Pienso que un escrito es lo más parecido a la eternidad”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'La simulación en la lucha por la vida', de José Ingenieros.

Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).

Sancho Panza (Don Quijote no sería posible sin su fiel ladero).

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Cualquier libro de autoayuda.

Un rasgo que defina tu personalidad.

La sensibilidad. Aunque a veces me juega en contra.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Con que sea honesta me alcanza.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Creo que vivimos en una época de políticos mediocres en general, que ha permitido que las grandes corporaciones y la antipolítica sean de verdad quienes ejercen el poder real, mientras la sociedad transita entre la apatía alimentada por los medios de comunicación y la necesidad de sobrevivir en un mundo cada vez más hostil.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

La espontaneidad de los niños, y los reencuentros con mis nietos que nacieron y viven en New Buffalo, Michigan.

¿Por qué escribes?

Por necesidad. Todos, algún día nos convertiremos en recuerdo. Pienso que un escrito es lo más parecido a la eternidad.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Sirven como medio de comunicación, para mostrar los trabajos, pero su formato me parece reducido a sintetizar ideas, hacer lecturas rápidas sin demasiados argumentos. Ideal para los que gusta leer títulos y darse por enterados. No les encuentro mayor utilidad para mejorar o enriquecer un estilo literario, o quizás no he aprendido a utilizarlas para ese fin.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

En general cuando escribo trato de basarme en fuentes confiables y reconocidas, en que le doy más valor al personaje que al medio que lo publica, sobre todo si esa fuente proviene de la prensa. Desconfío de las “verdades” que no llevan firma.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Conozco algún que otro blog, además del tuyo que me parecen interesantes, porque quienes escriben el ellos muestran estilos personales que resultan atractivos, pero no escribo en ellos.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

“Todo lo que no se intenta sigue siendo imposible”.

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